También ha apostado por la humildad, y ha dicho que quiere ser un servidor de todos, "sin púrpuras ni alturas"
El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha afirmado este lunes que hay que afrontar los casos de abusos sexuales y reconocer que existen, porque se dan en todos los ámbitos de la sociedad «como un cáncer social», y es muy grave que se den dentro de la Iglesia.
En declaraciones a TV3 recogidas por Europa Press, ha dicho que ha hablado con el Papa sobre los abusos dentro de la Iglesia y que éste «sufre mucho», porque la Iglesia debe dar ejemplo.
Ha reconocido que desde la Iglesia no se ha actuado bien, así como desde la escuela de los Maristas, a los que ha dicho que el problema les pilló de imprevisto y se habría podido hacer mejor, y ha añadido que él pide perdón siempre que un sacerdote se ve involucrado.
Ha llamado a trabajar desde la sociedad de forma conjunta para «rearmarse moralmente y eliminar la lacra de los abusos».
Sobre sus primeros tres meses en el cargo, Omella ha asegurado que ha tenido una buena acogida, con muchas personas que se paran a hablarle por la calle con mucha calidez, y que en Catalunya no ha visto la tensión que parece que hay desde fuera.
Durante este tiempo ha visitado 24 de los 26 arciprestados de Barcelona para conocer a los curas, y ha añadido que se verá en un futuro próximo con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau –por petición de ésta– y con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Ha añadido que antes pidió consejo al Papa Francisco, por su experiencia en una ciudad grande como Buenos Aires (Argentina) y éste lo invitó a comer y le dijo que amara a la gente y viviera el oficio.
También ha apostado por la humildad, y ha dicho que quiere ser un servidor de todos, «sin púrpuras ni alturas».
También se abordó en la entrevista la cuestión catalana en estos términos:
Ya sabe que esta tarde se celebra el pleno de investidura del presidente de la Generalidad y este pleno servirá para dar continuidad a una legislatura que tiene una hoja de ruta marcada muy concreta hacia la independencia de Cataluña, para que Cataluña se convierta en un Estado. ¿Cómo lo ve usted ese camino? Porque la Iglesia y el Vaticano estos temas imagino que los tiene reflexionados, no improvisa y la Iglesia es un actor importante dentro de la sociedad.
Bueno, yo siempre digo que es una acción política, los políticos tienen su trabajo y yo soy pastor de la Iglesia. Mi trabajo es ayudar a la sociedad y ayudar también a los políticos en la medida en que ellos me necesiten y yo pueda aportar algo para unir y para ayudar. Pero dicho eso, yo estoy contento de que finalmente se haya encontrado una solución, felicito al president y le deseo lo mejor. Y rezo para que todo esto pueda ir bien y que la sociedad catalana pueda avanzar en comunión, en derechos humanos respecto de los más pobres. Yo pido y deseo que ellos puedan hacer ese trabajo.
¿Ve legítima esa hoja de ruta?
Si, si, si es -¿cómo se dice?- si el Derecho lo reconoce yo estoy. Pero ese es un trabajo de ellos, la Iglesia no entra a hacer un juicio de este proceso político. Yo lo respeto y les animo a que continúen y rezaré para que todo vaya bien por el bien de Cataluña, de la gente que vive y trabaja en Cataluña, que yo encuentro fantástica y que comienzo a sentirme ya un poco catalán entre los catalanes.