El mercado-único Dios de nuestra época ya acabó con muchas ilusiones
(Rosendo A. Yunes).- El presente trabajo está destinado especialmente a los cristianos que, llevados por algunos intelectuales de la prensa cristiana, no han visualizado críticamente la imagen que se les propone sobre las virtudes del neoliberalismo. Es una obligación del cristiano buscar la verdad.
Los viejos paradigmas científicos fueron creados entre los siglos XVI y XIX. Los más destacados y que podemos indicar, dentro de la simplicidad posible en estos comentarios, son: La teoría de Copérnico editada en 1543 de que la tierra no es el centro del universo como pensaban Ptolomeo y Aristóteles, la teoría de Newton publicada en 1687 en la cual considera que el universo funciona como un reloj, en forma totalmente determinística, la teoría de Darwin que considera al hombre un animal más, producto de la evolución por el acaso, la teoría de Freud, elaborada entre 1895-1915 aproximadamente, en la cual el hombre es la resultante de sus tendencias instintivas y más recientemente una teoría, que fue rápidamente objetada, la clonación y la posible obtención de dos seres iguales, que llevó a un ignorante periodista, como es normal en el caso de las ciencias, de la Gazeta Mercantil de Brasil (04/03/1997) a opinar «El mercado-único Dios de nuestra época ya acabó con muchas ilusiones. También va a acabar con la ilusión más solemne de nuestra civilización: el hecho de que cada ser humano es absolutamente único».
Como podemos observar estos paradigmas, dejando de lado el problema del dogmatismo Aristotélico de algunos clérigos que con su persecución de Galileo llegó a crear una oposición entre ciencia y religión, los otros son totalmente opuestos a toda concepción cristiana del hombre y de la libertad que no puede existir en un universo totalmente determinado y un hombre puramente material.
Dentro de estos paradigmas, que demoran bastante para llegar a ser de conocimiento general de la intelectualidad, Friedrich von Hayek, recupero el pensamiento liberal en la línea del neoliberalismo y es considerado de una importancia comparable con la Weber y Keynes y cuya lectura,- Rocco Butiglione el político denominado» filosofo» por la prensa liberal, por su obsesiva lucha contra el marxismo soviético, y de gran influencia en el movimiento Comunión y Liberación y los partidos Demócrata Cristianos de Italia,- recomendaría al papa Francisco.
Así, como entre la segunda guerra mundial, para competir con el poderoso comunismo soviético, se aplicó la social-democracia de Keynes, hasta aproximadamente 1980, los últimos decenios se pueden decir que son del neoliberalismo de Hayek y del fin de la social-democracia.
Para este análisis me he guiado por algunos trabajos de especialistas en el tema como Jorge Vergara Estévez («La concepción del hombre de Friedrich Hayek» Revista de Filosofía 2009, 65, 161-170, «La ética de Friedrich Von Hayek» trabajo realizado para Fondecyt n° 1095158) Santiago R. Rivarola («Libertad y orden. Breve ensayo sobre Hayek y Spinoza» A Parte Rei, 2007, 53) Ramon Reyes («Liberalismo» en Diccionario critico de Ciencias Sociales» Ed. Plaza y Valdés, Madrid, Mexico 2009) Héctor Samour («Aspectos ideológicos del paradigma neoliberal» www.uca.edu.su/revistarealidad/…/) Antonio Argandoña («Orden espontaneo y ética una sugerencia» Doc. Investigación n° 383 Univ. De Navarra).
La antropología del neoliberalismo
Hayek, siguiendo la tradición de Aristóteles, fundamenta su teoría social en una concepción antropológica. Su visión del hombre es de un «verdadero individualismo» de carácter irracional y nominalista. La sociedad es un mero agregado de individuos y grupos organizados y se debe rechazar el antropomorfismo que los concibe como deseando algo. Su nominalismo lo lleva a ignorar todo fenómeno social como un hecho colectivo, porque en realidad son función de individuos.
Su individualismo se fundamenta en una teoría evolutiva de tipo lamarkiano. Lamarkiano porque considera que los caracteres adquiridos son hereditarios, pero Darwinista en su esencia, el hombre es un animal más. Incluso, la razón no caracteriza al hombre, sino que es el resultado de un proceso evolutivo que le permitió adquirir ciertas habilidades por la imitación y el aprendizaje.
El hombre primitivo vivía en tribus de aproximadamente 50 personas, mantenían un orden basado en la autoridad y su coordinación se fundamentaba en los instintos de solidaridad y altruismo. Nada de individualista tiene el salvaje, su instinto es y ha sido siempre gregario.
Cuando estos grupos se relacionaron, sus instintos se convirtieron en limitaciones a la convivencia, a la difusión del conocimiento, a la división del trabajo y especialización y de allí al crecimiento económico. Así, en una «sociedad extensa» esos instintos de altruismo y solidaridad no sólo son innecesarios, sino nocivos e incluso inmorales. Hayek sostiene que la creencia en la justicia social es un atavismo.
El individualismo, no significa que sean seres aislados autónomos sino que la naturaleza del hombre está determinada por su existencia en la sociedad. En la sociedad primitiva gregaria no existía libertad, no existe libertad natural para un animal social, porque la «libertad» es una creación propia de la civilización. La libertad es negativa y sólo económica. Se excluye la dimensión positiva de la libertad como capacidad del hombre de hacer y auto-realizarse.
Para Hayek las instituciones, hábitos y normas presentan algunos caracteres básicos y son esencialmente morales (esto debe haber gustado a los católicos neoliberales, fundamentalmente «moralistas» y no procuradores del Reino). Pero, esto es el resultado de sostener una población creciente con un nivel de vida más elevado. Un criterio económico más que ético. No tienen valor universal y su función es servir de soporte al orden del mercado. Los primeros comerciantes negociaban para obtener la mayor ganancia (olvida que el mercado era complementario o sea intercambio de objetos diferentes propios de lugares diferentes) así se desarrollaron comunidades comerciales que después de un largo proceso llegó a la sociedad de mercados que denomina «orden extendido«.
La evolución fue posible en la biología como en la sociedad porque existe una tendencia al progreso que es una capacidad de adaptación en una lucha por la supervivencia de los más eficaces en el aspecto reproductivo. Deriva del pensamiento de Spencer para el cual la sociedad capitalista actual representa el progreso evolutivo de la humanidad y su fase definitiva.
Hayek se apoya en Hume para quien las reglas de la moral no son deducciones de nuestra razón, no provienen de Dios, tampoco de la naturaleza humana, sino que es un producto de la experiencia práctica de la humanidad y probadas por el tiempo en la cual cada regla moral puede mostrar cuanto promueve el bienestar humano. Las relaciones personales pierden importancia en la sociedad extensa y eso permite la sobrevivencia: si todos siempre obráramos con espíritu de solidaridad y altruismo volveríamos a la miseria de la tribu. Como vemos, es una ideología totalmente contraria al Evangelio.
Observamos que Hayek piensa que el hombre es un animal más, un ser irracional puramente material, con instintos de solidaridad y altruismo innatos, que por la evolución de la sociedad y especialmente del mercado, los elimina como instintos inútiles para su adaptación en la lucha por la supervivencia adquiriendo una libertad negativa y solo económica. Podemos concluir que, si la fuerza que guía su evolución Spenceriana, y su atractor es el mercado, este es el objetivo último y fuente de la felicidad humana. Reduce el hombre a un ser puramente material orientado en su evolución por el mercado. O sea, nada que coincida con el cristianismo.
Contrariamente, he propuesto basado en datos de los nuevos paradigmas científicos que el verdadero atractor de la evolución humana es el Absoluto infinito de Cantor o sea Dios (R. A. Yunes «The real sate strange loop. Evolution and the uniquenes of human mind. Psychological implications» Syntropy 2013, (1)42-59).
Los nuevos paradigmas de la ciencia muestran que es necesario distinguir auto-organización de auto-ordenamiento respecto del origen de la vida (D.L. Abel en «Genesis-in the begining orecursors of life, Chemical models and early biologicalevolution» J. Seckbach (ed) Elsevier, Dordrecht 2012). La organización es fundamentalmente formal, no física. Lo formal puede ser representado dentro de la fisicalidad, pero esta no puede ser fuente de organización. La física solo produce auto-ordenamiento: cristales, estructuras disipativas etc.
El Darwinismo está lentamente siendo desplazado por nuevas teorías. Las mutaciones genéticas no son al azar y muchas veces no son graduales como pensaban los darwinistas. Los caracteres adquiridos se heredan y permanecen robustos por varias generaciones, el darwinismo negaba esta posibilidad etc. (ver D. Noble «Physiology is rocking the foundations of evolutionary biology» Exp. Physiol. 2013, 98, 1235-43). El neoliberalismo va contra la ciencia verdadera.
Una notable diferencia que existe entre seres vivos y máquinas, no observada por los neoliberales, es que los primeros pueden ser espontáneamente activos. Las máquinas siguen y son reducibles a las leyes de la física. Los seres vivos siguen leyes arbitrarias que les permite en ciertas condiciones gobernar los procesos biológicos aun cuando las leyes de la física conserven su validez universal. Se ha demostrado que los vuelos de mariposas no fueron al azar ni predecibles, si generados espontáneamente y no de manera fortuita (Maye A. y col PLoS ONE 2007, 2 (5) e443 doi 10137). Está claro que los seres humanos no son máquinas como piensan los neoliberales basados en viejos paradigmas hoy superados por la ciencia.
El control que los seres vivos tienen, no significa una fuerza que los compele a una determinada acción. Esta fuerza es puramente física. El control necesita de poder elegir y su libertad no es física, ni determinada por el mercado. El control autónomo de los seres vivos y especialmente del hombre es una propiedad unitaria y no localizada. Aparentemente es un campo informacional.
El actual soporte de la ciencia a la realidad humana es dado por las neurociencias, la biología cuántica y la física cuántica, que no existían en la época de Darwin. Ellas están revelando que nuestros cuerpos no son meros sistemas físico-químicos sino también un sistema cuántico resonante. Estos hechos demuestran que la no-localización de la consciencia tiene una base científica. «Además, ellas demuestran que ciertos estados espirituales o transcendentales de unidad colectiva, tienen una válida base en los nuevos paradigmas científicos» (http://ervinjlazlo.com/forum/2010/07/12 quantum consciousness).
Finalmente fue la información matemática, inmanente en el mundo real, que es inmaterial, y no la evolución del mercado, la fuerza directora de la evolución de nuestro cerebro-mente. (R.A. Yunes «The evolution of the human mind and logic-mathematics structures» J. Theor. Biol. 2005, 236, 95-110).
Sin embargo, Argandoña profesor de la Universidad de Navarra, perteneciente al Opus Dei, escribe en el trabajo arriba mencionado: «Para mi gusto, la escuela austriaca (de Hayek) se quedó corta en su concepto de acción, porque se quedó corta en su concepto de hombre. El tercer bloque de culpables del desaguisado que es este artículo son Aristóteles y Tomás de Aquino y unos cuantos filósofos y científicos sociales modernos, que, en mi opinión, nos han brindado los instrumentos para devolver a la escuela austriaca la potencia que había perdido». Un educador de una universidad católica, que encuentra como única diferencia de la concepción materialista-mecanicista del hombre es que se quedó corta en su concepto de acción?. Corta en su concepción del hombre? Es algo que no puedo entender. Una concepción materialista y mecanicista en que se quedó corta? Necesita un toque espiritual que permita tranquilizar la consciencia de los cristianos neoliberales?
Acaso no fueron este tipo de intelectuales que llevaron a la Congregación de la Doctrina de la Fe a escribir la Libertatis nuntius en 1984 donde se decía que la «teoría de la lucha de clase como ley estructural fundamental de la historia […..] En esta concepción, la lucha de clases es el motor de la historia. La historia llega a ser así una noción central. Se afirmará que Dios se hace historia. [….] Por esto se tiende a identificar el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de liberación humana y a hacer de la historia misma el sujeto de su propio desarrollo como proceso de la autorrealización del hombre a través de la lucha de clases».
En el neoliberalismo asumido por estos intelectuales la situación es peor: el mercado es el motor de la historia, el hombre no tiene libertad para auto-realizarse, solo para comprar. El mercado llega a ser así una noción central. Dios se hace mercado. En esto tenía razón el periodista de la Gazeta Mercantil «el mercado único Dios de nuestra época». El Reino de Dios ya fue conseguido con este modelo y estamos en el «fin de la historia» según Fukuyama, por eso el «fin de las utopías e ideologías» que muchos católicos pregonan sin tomar consciencia que esto implica que no se puede construir un mundo mejor, más fraterno, más humano. Han eliminado la parábola del buen Samaritano. El prójimo no existe, y por eso Dios también no. «Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?»(Juan 4,20)
Todos los nuevos paradigmas y descubrimientos científicos llevan a pensar que quienes aún defienden un cristianismo neoliberal están inconscientemente errados, en el mejor de los casos, o con intereses de tipo económico, político y social, en otros casos.
Los intelectuales cristianos neoliberales deben meditar seriamente lo que decía la Libertatis nuntius sobre la lucha de clases del marxismo que ahora podemos aplicar al mercado del neoliberalismo. «De ninguna manera podrá servir de pretexto para quienes se atrincheran en una actitud de neutralidad y de indiferencia ante los trágicos y urgentes problemas de la miseria y de la injusticia. Al contrario, obedece a la certeza de que las graves desviaciones ideológicas que señala (señalamos aquí|) conducen inevitablemente a traicionar la causa de los pobres».
Sin embargo, el teólogo cristiano Michael Novak, amigo de Rocco Butiglione que fue ideólogo del movimiento Comunión y Liberación, y de algunos partidos Demócrata Cristianos en Italia, que aparentemente juntos influyeron en J. Pablo II, enfatiza el carácter sagrado del mercado al sostener que las empresas trasnacionales representan a Cristo en la tierra, y tal como El son escarnecidas y perseguidas» (Citado por Jorge
Vergara Estévez «La Utopía Neoliberal y sus Críticos» Polis, Revista Latinoamericana,6, 2003).
Si la defensa de este sistema fue capaz de llevar a esta aberración mental de un teólogo, imaginemos lo que puede hacer con la mente de un cristiano sin esa cultura.
Por esto los cristianos debemos tomar consciencia de la verdad, confiar, amar, compartir, socorrer, ir al encuentro, caminar junto, lado a lado con los hermanos necesitados, con los oprimidos en sus luchas por la liberación, trasmitir la esperanza, la luz que viene del Evangelio de que Jesús está presente buscando su felicidad y para ayudarlos en su camino. Necesitamos testimoniar la buena noticia del Reino de Dios que también está presente en la realidad que significa ser hijos del mismo Padre, ser hermanos de una familia fundada en la Fe, de un mundo que nos espera después de intentar realizarlo aquí contra las enormes fuerzas del anti-reino y de la mentira.