"Cristo es misericordia" y "misericordia mariana" coronan en calidad de epílogo el texto del libro, lectura obligada de cristianos y aspirantes a serlo, fieles al evangelio, al alcance de las entendederas de los ilustrados y menos ilustrados
(Antonio Aradillas).- Sin necesidad de remontarse a tiempos inquisitoriales, sino en los aledaños del mismo Concilio Vaticano II, y en conformidad con la praxis canónica de sus intérpretes «oficiales», la aseveración de que » la misericordia constituye el entro de la Biblia, con su mensaje de justicia personal, social y religiosa», hubiera tenido que salvar dificultades muy serias para haber conseguido el «Nihil Obstat» y el «Imprimatur», impúdicos tantas veces, pero siempre protectores de la ortodoxia y legalidad curiales de su autor o autores. Si estos además se identificaran con los nombres de Xabier Pikaza y José Antonio Pagola, la negativa hubiera sido indefectible, indulgenciable y hasta laudatoria y recomendable «de oficio».
Pero, gracias sean dadas a Dios, a la mediación del Papa Francisco y a que los tiempos nuevos, dentro y fuera de la Iglesia, son «palabras de Dios» en tanta o mayor proporción a las contenidas en el Código de Derecho Canónico, Cartas Pastorales, doctrinas y normas curiales, el catálogo de la editorial «Verbo Divino» ha sido enriquecido con los citados autores con el reciente título » de «Entrañable Dios ( Las obras de misericordia: hacia una nueva cultura de la compasión)»
Perseguidos y vapuleados jerárquicamente y por una buena parte del «incondicional» acolitado del pueblo de Dios, Xabier Pikaza y José Antonio Pagola, replantean en su libro capítulos esenciales del catecismo, de la ascética y de la mística y de la teología en general, en sagrada identidad con la doctrina contenida en los evangelios, enseñada y vivida ejemplarmente por Jesús, pero que había permanecido inédita durante largos y desoladores periodos de tiempo, a la vez que descalificada autoritariamente por autoridades y autoritarismos paganos, más que cristianos.
Del índice del libro destacan, por igual, los siguientes apartados: «los nombres de la misericordia»; «entrañas de misericordia»; (Antiguo Testamento); » tiempo de misericordia» (Nuevo Testamento); «obras de misericordia»; (un camino de Iglesia), con mención explícita y cuidadosa, y bíblica y científica explicación actualizada, para «dar de comer al hambriento», «dar de beber al sediento», «acoger al extranjero», «visitar / cuidar a los enfermos» , «vestir al denudo» y «visitar/ cuidar a los encarcelados», además de las correspondientes referencias y reflexión para las «obras de misericordia espirituales», como «enseñar al que no sabe», «consolar al triste», «soportar con paciencia los defectos de los demás» y otras.
Son de estremecedora y punzante actualidad las consideraciones que se hacen en torno a la «séptima obra», en cuya relación prevaleció «enterrar a los muertos» , en lugar de «dotar a las muchachas» o «proteger a las mujeres «. De entre «las obras que pudieran haberse incluido» se acentúan las de «acoger/ educar a los niños,» «perdonar las deudas», «liberar a los esclavos» y «repartir las tierras / compartir los bienes».
«Cristo es misericordia» y «misericordia mariana» coronan en calidad de epílogo el texto del libro, lectura obligada de cristianos y aspirantes a serlo, fieles al evangelio, al alcance de las entendederas de los ilustrados y menos ilustrados, y con la satisfacción espiritual de que, sin «mónitums», descalificaciones canónicas, ni amenazas, de excomuniones, puedan, por fin, publicarse y recomendarse libros con doctrinas en las que Dios, por la cultura de la compasión, aparece como «entrañable, al servicio y «en homenaje a los millones de cristianos y personas justas de toda religión y pueblo, que han sido y son testigos de Dios, clemente y misericordioso, rico en piedad y leal, que sigue actuando en la historia de la humanidad».
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