Son muchas las "novias" que visten al actual portavoz episcopal. Curiosamente, casi las mismas que se niegan a acoger a su antecesor en el cargo. Ambos, seguramente, verán cumplidas sus expectativas en breve
(J. Bastante).- «Estoy donde la Iglesia me diga. Me gusta la diócesis, como toda Extremadura». El portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, estuvo ayer tarde en Plasencia para presentar la instrucción pastoral «Iglesia, servidora de los pobres», un texto que marca un antes y un después en la «franciscanización» (progresiva, eso sí) de los obispos españoles.
Y alguien planteó la posibilidad de que, tras la marcha a Jaén de Amadeo Rodríguez Magro, el secretario general de la CEE, al fin, vea abiertas las puertas de un episcopado que, sin duda, merece.
«Estoy donde la Iglesia me diga», contestó Gil Tamayo. Y es cierto. Son muchas las «novias» que visten al actual portavoz episcopal. Curiosamente, casi las mismas que se niegan a acoger a su antecesor en el cargo. Ambos, seguramente, verán cumplidas sus expectativas en breve.
El encaminado, hacia una diócesis pequeña. Gil Tamayo, si finalmente Osoro sigue sin necesitar auxiliares, de regreso a su amada Extremadura. Plasencia es buena plaza para un pastor que huele a oveja, y que lucha para que la Iglesia comunique mucho mejor un mensaje que sigue siendo actual. Tal vez más que nunca.
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