El arzobispo de Oviedo debiera ser un poco más respetuoso con quienes no piensan políticamente como él
(José María Álvarez).- Como otras veces, agarrado al báculo, el obispo de Oviedo se muestra bravucón, «sin ningún temor ni amedrentamiento», «fuerte y lúcido», «sin miedo, ni asustado», para, al mismo tiempo que apoya al cardenal Cañizares, atacar a gentes de izquierda, en este caso los que llama «antisistema», «amigos de países americanos donde la gente vive sin libertad, sin trabajo, sin comida, sin recursos para sobrevivir, sin paz, sin respeto a los derechos humanos», en clara referencia a Podemos.
Digo «agarrado al Báculo» porque no son palabras del ciudadano Jesús Sanz dichas con el mismo derecho que a todos nos asiste para opinar en cuestiones políticas. Las dice desde la cátedra de los medios de comunicación diocesanos, que por cierto no a todos se nos permite utilizar.
De vez en cuando el arzobispo suele implicarse en el campo de la política. Suele hacerlo para defender posturas conservadoras y, lo que es menos de recibo, atacar otras opciones.
Yo creo que debiera ser un poco más respetuoso con quienes no piensan políticamente como él, al menos tanto en cuanto quiera ser pastor de todos sus fieles, entre los cuales se encuentran, legítimamente, quienes han adoptado posturas políticas como las de Podemos, que pueden tener sus defectos, tales como los que él enumera, pero ha de considerar también los inconvenientes, muchísimo más importantes, que tienen los partidos conservadores al defender el neoliberalismo que aquí nos ha traído como consecuencia tanto sufrimiento personal debido al crecimiento del paro, de la pobreza, de la desigualdad, de la desatención a los servicios sociales, empeoramiento de la sanidad pública, etc.
El obispo debe saber que antisistema somos muchos, y cada vez más. Y algunos lo somos también impulsados por un análisis de la realidad a la luz del evangelio, al que él dice que quiere estar muy apegado.
Pero parece que es distinto el que leemos unos y otros. Uno es aquel que nos pide optar preferentemente por los más débiles, los marginados, los empobrecidos. Otro, que parece el del obispo, es aquel donde se encuentran razones para justificar el sistema este que él parece defender, el que tiene como base fundamental el capitalismo financiero y productivo, sustentado por la ideología neoliberal.
Dice D. Jesús Sanz que quiere estar muy en comunión con el Papa Francisco. Debiera recordar lo que él dice acerca de este sistema que hasta llega a matar. El papa pide decir no a un sistema basado en una economía deshumanizada de la exclusión y la inequidad, a un sistema donde se idolatra el dinero, a un sistema cuya ideología defiende la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, que rechaza cualquier control del Estado, a un sistema que favorece la corrupción y la evasión fiscal, a un sistema que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, aunque sea a costa de ese bien, que es el más común de todos, el medio ambiente, que todos necesitamos para vivir. (Evangelii Gaudium, nº 53-56).
Alguien que quiera estar en comunión con este Papa tiene que ser necesariamente antisistema, tiene que rechazarlo e intentar cambiarlo, desde dentro y desde fuera, desde arriba y desde abajo. Lo exige también el evangelio de Jesús de Nazaret que nos pide ser solidarios de los más pobres aportando el más valioso de los argumentos: ellos son él mismo. No podemos proteger un sistema que engendra con tanta naturalidad pobres.
No quisiera terminar esta reflexión sin volver a recordar la bochornosa referencia que el obispo hace a Venezuela, dejándose atrapar por argumento tan manido por ciertos políticos, tan descaradamente malintencionado y tan falsamente traído, haciendo una interpretación tan sesgada de la realidad social de Venezuela. Le convendría ver el documento de las monjas del Sagrado Corazón de Jesús de Venezuela, cuya lectura de la realidad social de aquel país es bien distinta de la interpretación de este prelado, más en consonancia con la que hacen lo políticos conservadores de aquí y de allí.