Josep Miquel Bausset

Al obispo Arturo Ros, nuevo auxiliar de València

"¿Por qué la lengua que nos han enseñado nuestros padres está prohibida en nuestros templos?"

Al obispo Arturo Ros, nuevo auxiliar de València
Josep Miquel Bausset

¿Por qué la Iglesia Valenciana, o mejor dicho, los obispos y los presbíteros valencianos continúan despreciando el valenciano?

(Josep Miquel Bausset).- Querido obispo Arturo: no nos conocemos personalmente, aunque seguro que tenemos amigos comunes de Vinalesa, pueblo donde nació usted, como la hermana Vedruna Mª Pilar, los profesores Xavier y Pilar, el buen amigo Bene o el sacerdote Antoni López.

El pasado día 27, fiesta del gran obispo San Cirilo de Alejandría, el papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de València, una diócesis que ha sido bendecida con la palabra, el ejemplo y la santidad de San Vicente Ferrer y de la Beata Pepa Naval, un hombre y una mujer que en su vida cotidiana, y en una distancia de cinco siglos de diferencia, utilizaron con normalidad la lengua de nuestro Pueblo.

En la presentación como nuevo obispo auxiliar, el cardenal Antonio Cañizares dijo que le confiaba promover y potenciar «la nueva evangelización de los laicos y la participación de la mujer en la vida de la Iglesia», áreas tan importantes en una diócesis.

Por eso le escribo estas letras preocupado, como cristiano valenciano, por una Iglesia Valenciana que continua viviendo de espaldas a la cultura de nuestro País. Desgraciadamente, desde hace ya demasiados años, los obispos y los presbíteros valencianos continúan despreciando la lengua de San Vicente y de la Sra. Pepa Naval, una lengua que ha entrado con normalidad en la enseñanza, la Administración y en la vida de los valencianos.

Desgraciadamente, solo la Iglesia y el Ejército continúan marginando el valenciano.

Desde la Transición, los sucesivos obispos de València han puesto como excusa para no introducir el valenciano en la Iglesia, la falta de consenso en la sociedad valenciana y también la falta de un ente normativo que fijara la normativa lingüística. Afortunadamente ya tenemos la Acadèmia Valenciana de la Llengua y también los textos litúrgicos que ha traducido esta institución, además del tesoro que es el «Llibre del Poble de Déu».

El problema es que, como decía el buen obispo Rafael Sanus, estos textos de la AVL «duermen el sueño de los justos» desde hace años, en algún cajón del Palacio Arzobispal de València.

Obispo Arturo, ¿Por qué la Iglesia Valenciana, o mejor dicho, los obispos y los presbíteros valencianos continúan despreciando el valenciano?

¿Por qué la lengua que nos han enseñado nuestros padres está prohibida en nuestros templos? ¿Usted se imagina que en Requena, su zona pastoral y de lengua castellana, estuviese prohibido el castellano en la liturgia? ¿O que lo estuviese el portugués en Lisboa o el francés en París? ¿No seria un escándalo más que irracional?

Y si eso no pasa en ninguna de las ciudades del mundo, ¿por qué en Ontinyent, Sagunt, Gandia o Carlet, los cristianos tenemos prohibido celebrar nuestra fe en nuestra lengua? ¿No es eso un contrasentido que va en contra de toda pastoral?

El benemérito sacerdote de Rocafort, mossèn Vicent Sorribes, ya antes del Concilio Vaticano II, hizo posible el Eucologi Valencià para la celebración de la Eucaristía en nuestra lengua, un misal que incluso recibió la bendición del obispo Marcelino Olaechea.

El problema fue que después del Vaticano II, a diferencia de todos los países del mundo que hicieron el paso de la liturgia en latín a la liturgia en la lengua propia, los cristianos valencianoparlantes no pudimos hacer lo mismo. Y así, en vez de pasar del «Dominus vobiscum» a «El Senyor siga amb vosaltres», los sacerdotes valencianos pasaron a «El Señor esté con vosotros».

Obispo Arturo: si el cardenal Cañizares le ha confiado a usted «la nueva evangelización», ¿será posible que ahora, en una de las reuniones de los obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina, se apruebe la introducción de nuestra lengua en la liturgia y en los estudios en los Seminarios valencianos para evangelizar en la lengua de los valencianos a los cristianos del País Valenciano? ¿O bien continuará nuestra Iglesia, como hasta ahora, dando la espalda al valenciano?

¿Será posible que Pentecostés, con el don de lenguas, sea una realidad en las Iglesias diocesanas de Sogorb-Castelló, València y Oriola-Alacant?

Si el papa Francisco nos ha recordado que «un obispo no es obispo para sí mismo sino para el pueblo», ¿por qué los obispos (y los presbíteros valencianos) no utilizan la lengua del pueblo que sirven? ¿Qué «olor a oveja» harán los pastores valencianos si no utilizan la lengua del rebaño?

El 1965 más de 20000 valencianos pidieron, en un documento presentado a los obispos valencianos, de acuerdo con las recomendaciones del Concilio, que la liturgia en las parroquias valencianoparlantes fuese en valenciano, pero (a excepción de los obispos Josep Pont i Gol y Josep Mª Cases Deordal, los dos de Sogorb-Castelló) ningún otro de los pastores del País Valenciano nunca ha tenido la más mínima sensibilidad por nuestra lengua.

Y por eso todavía estamos igual que hace 50 años, a pesar de la recomendación de la Sacrosanctum Concilium con relación a las lenguas vernáculas.

El papa Francisco, en la exhortación, «La alegría del Evangelio», nos dice que la Iglesia «se encarna en los pueblos de la tierra, cada uno de los cuales tiene su cultura propia» (E.G. 115). Y en la misma exhortación, el papa Francisco nos dice también que la Iglesia «encuentra la manera que la Palabra se encarne en una situación concreta» (E.G. 24).

Y todavía, en el número 116 de este mismo texto, el papa nos habla de la inculturación, ya que «la Iglesia introduce los pueblos con sus culturas en su misma comunidad», porqué asume «los valores de las diversas culturas». (E.G. 116). Aún más. El papa en el mensaje con motivo del día de las misiones, decía que la Iglesia «respeta todos los pueblos a partir de sus propias raíces», para así «salvaguardar los valores de las respectivas culturas».

Los obispos valencianos habrían de saber que el 1571 se imprimió «por mandato del Ilustrísimo Reverendísimo señor Don Juan de Ribera, Patriarcha de Antiochia, Archebisbe de Valencia», una «Cartilla y breu instrucció de la doctrina Chistiana», para la enseñanza de la doctrina en valenciano. Esta obra se reimprimió el 1897, con la aprobación del Dr. D. Ciriaco Sancha Hervás, arzobispo de València.

En la introducción de esta impresión de 1897, J. E. Serano Morales justificaba la necesidad de este texto en valenciano, así: «La multitud de familias que, tanto en esta provincia como en las vecinas de Alicante y Castellón, conservan todavía la costumbre de hablar únicamente en valenciano, enseñan sin embargo, á sus hijos á rezar en castellano». De aquí «los disparates» que nacen de «recitar como papagayos, en lengua extraña», ya que «a penas entienden las oraciones que deben ser expresión de las más firmes y arraigadas creencias y de los sentimientos más puros y elevados del alma». 

Obispo Arturo: Confío en su buen criterio y en su capacidad para hacer entender a sus hermanos en el episcopado, la importancia pastoral de la inculturación de la Iglesia Valenciana en la cultura de los valencianos.

Eso mismo nos lo recordaba ya hace más de cuatro siglos el General de la Compañía de Jesús, el P. Claudio Acquaviva, en una carta que escribió el 21 de noviembre de 1595, dirigida al P. Villar. El jesuita Acquaviva decía: «El fruto de las misiones que los nuestros hacen en Cataluña, Valencia y Mallorca, dicen sería mucho mayor si predicasen en la lengua natural de la tierra, que no predicando en castellano. Deseo que V.R. lo encomiende muy de veras a los que fuesen a las misiones por aquellas tierras, pues ya que trabajan, lo deben de hacer en aquel modo que se pueda recoger mayor fruto».

Rezo a Virgen del Puig para que su ministerio sea muy fecundo, y para que pueda hacer realidad el misterio de Pentecostés, de la diversidad de las lenguas, que tantos cristianos valencianos deseamos.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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