Sobre el caso de las mercedarias de Santiago

Vivir para ver y refexionar

"La mentira tiene las patas muy cortas"

Vivir para ver y refexionar
Desmentido el caso de las monjas de Santiago

Para la vida consagrada contemplativa o no, es necesaria una cierta madurez humana y espiritual

(Alejandro Fernández Barrajón).-Hace ya unos meses se armó un revuelo mediático considerable, que acabó en el juzgado, por el posible secuestro y retención de documentación, de unas monjas indias (según decían ellas) en el convento de la madres mercedarias de Santiago de Compostela. El asunto llegó al juzgado y éste terminó archivándolo por falta de pruebas. Todo había sido un montaje de ellas para obtener posibles beneficios y salir del convento con el apoyo de instituciones y poder así quedarse a vivir en España, que a pesar de la crisis económica que padece, siempre será un paraíso comparada con la situación que viven en sus familias en la india.

Hasta el papa Francisco ha abordado este tema mostrándose en contra de la «importación de monjas» para cubrir las bajas en los monasterios españoles por la falta de vocaciones en la constitución apostólica «Vultum dei quaequerere». Las mercedarias de Santiago llegaron a sufrir un auténtico calvario, acostumbradas al silencio y a la contemplación, por voluntad propia, viéndose de repente en boca de todos los santiagueses y ocupando titulares en los periódicos que jamás hubieran buscado ni deseado.

Pues bien, como la mentira tiene las patas muy cortas, ahora viene a confirmarse una vez más lo que en su día las monjas defendían y, con ellas, muchos de nosotros, de que todo era una montaje desde fuera, para pescar en aguas revueltas. Y aquí está la prueba más evidente: Dos de aquellas tres monjas indias, Cristina y Ana María, seguramente decepcionadas del mundanal ruido, y de las promesas de un paraíso en la tierra, empujadas a tener que volver de nuevo a su tierra, han decidido dar marcha atrás y pedir de nuevo su ingreso en la orden de la Merced, con las mercedarias de Santiago, en el mismo convento, en el cual una día se sintieron «secuestradas».

Pero hay decisiones que ya no tienen marcha atrás. En su día yo dije que estas cosas iban a condicionar la entrada de otras mujeres extranjeras en los conventos españoles porque las precauciones iban a ser extremas. Así ha sucedido y las mercedarias de Santiago, asesoradas por el vicario de religiosas de la diócesis, el buen franciscano fray José González, han desestimado la petición de estas dos mujeres indias para que vuelvan a entrar de nuevo en su convento.

Para la vida consagrada contemplativa o no, es necesaria una cierta madurez humana y espiritual.

Para la vida consagrada, tanto activa como contemplativa, se requiere una cierta madurez humana y espiritual.

Ha sido un camino decepcionante para ellas, para la comunidad, que ha sufrido lo indecible, y para algunos medios que, entonces, se frotaron las manos, al encontrar morbo para vender y sacar titulares impactantes. Seguramente, algunos de aquellos medios ahora pasarán por alto esta nueva situación que ya no ofrece titulares y no se harán eco de la noticia.

Las aguas vuelven a su cauce y las mercedarias a su vida cotidiana que desean contemplativa y alejada de los entresijos del mundo, para ser, cada día, trabajo y oración que se eleva por tantos cautivos y perseguidos cristianos a causa de su fe, hoy más que nunca.

Esta comunidad, que yo tengo la dicha de conocer, es un remanso de paz y de serenidad, donde lo espiritual quiere ser protagonista cada día y donde muchas mujeres en búsqueda de Dios, podrían encontrar su lugar para ser felices cerca del Amado. Un lugar para mujeres libres -mercedarias- que optan desde su madurez y libertad por entregar su vida en la búsqueda incansable de Dios.

La última noticia que tengo de la comunidad es que «las madres», como son bien conocidas y muy queridas, en la ciudad de Santiago, es que en este momento son muy felices y están viviendo un tiempo de serenidad y de gozo muy grande, una vez superados los adversos acontecimientos sucedidos.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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