Ramón Baltar

El silencio es la matriz de la palabra, también para los obispos

"Nota de los obispos mal hilada y harto faltona"

El silencio es la matriz de la palabra, también para los obispos
Ramón Baltar

El escrito del escándalo se quedó en un zurcido de frases que enunciadas en modo pontifical resultan más cluecas

(Ramón Baltar).- Mejor pintarían las cosas no sólo para la ICAR si observaran esta máxima los vocados a anunciar la de Jesús. Por no hacerlo, los dos obispos de Getafe y el de Alcalá acaban de liarla parda atacando la Ley de Protección Integral de la LGTBIFOBIA aprobada por la Asamblea de la Comunidad de Madrid en una nota mal hilada y harto faltona.

Como sus autores no fueron entrenados en el saludable deporte de estirar un poco las neuronas antes de menear la pluma o pulsar el ratón, el escrito del escándalo se quedó en un zurcido de frases que enunciadas en modo pontifical resultan más cluecas. No es cosa ni caso de ponerse en plan exquisito y demandar obispos que sean unos dechados de letras humanas y divinas; pero sí cabe esperar que demuestren dominar el mínimo de las necesarias para evitar ser notados de ilustrisimas mediocridades.

Que andan horros de las humanas lo prueba por ejemplo su acusación de que dicha norma legal contradice la moral natural, ya que como saben hasta los que estudiaron en colegios de pago la moral es creación humana. La llamada ley moral natural por la que supuestamente debemos regir nuestros actos, no es otra cosa que el haz de convergencias éticas gracias a las cuales el género humano adelanta en su intento de convertirse en especie. Así lo declaró el papa emérito, pensador nada heterodoxo.

Y que también de las divinas lo corrobora la descalificación de la ley por entenderla inspirada en una antropología que niega «la unidad de la persona cuerpo-espíritu». Lo cual significa desconocer que la ciencia actual entiende el hombre como unidad psicomática, mientras que la concepción cristiana convencional es dualista al poner el alma por encima del cuerpo. (De aquí toma origen el pensamiento reaccionario.) 

Denunciar a la Justicia estos desahogos rinde poco: son malos de tipificar como delitos y permiten a los denunciados presentarse como víctimas del pensamiento único. A cierta tipo de iluminados les pone figurarse mártires.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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