Entre el Episcopado norteamericano es conocido por su tono moderado y quienes le conocen aseguran que se trata de un "pastor con olor a oveja"
(Jesús Bastante).- Era un rumor, que en las últimas horas corría con fuerza en ambientes vaticanos. Y que, antes de que la Santa Sede lo hiciera público, fue «oficializado» a través de un tweet por el embajador de Estados Unidos en el Vaticano: el obispo de Dallas, Kevin Farrell, será el nuevo responsable del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, creado por el Papa Francisco y que comenzará a funcionar el próximo 1 de septiembre.
El cargo supondrá, a buen seguro, el cardenalato para este prelado de 69 años de edad, formado en los Legionarios de Cristo, congregación a la que entró en 1966 y en la que se ordenó en 1978. Fue responsable de la administración y gestión de algunos seminarios y escuelas de los Legionarios en Italia, España e Irlanda, aunque posteriormente abandonó la congregación «por diferencias de opinión«. Entre el Episcopado norteamericano es conocido por su tono moderado y quienes le conocen aseguran que se trata de un «pastor con olor a oveja». Su hermano Brian es secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.
Farrell nació en Dublín, en 1947, y desde 1984 trabaja en Estados Unidos. Ha pasdo por las diócesis de Washington (Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar en 2002) y Dallas, que pastorea desde 2007. Además, es el actual tesorero de la Conferencia Episcopal estadounidense, y habla español.
En su tweet, el embajador norteamericano, Ken Hackett, felicitaba a Farrell por su nombramiento, que pocos minutos después se hizo oficial, con la promulgación del Motu Proprio «Sedula Mater», con fecha de 15 de agosto. Al tiempo, el hasta ahora presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Vicenzo Paglia, ha sido nombrado gran canciller del Pontificio Instituto «Juan Pablo II» para la Familia y presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
Congratulations Bishop Kevin Farrell who will head new office of Family, Laity and Life. pic.twitter.com/EnzONK1CL8
— Ken Hackett (@KenHackett47) 17 de agosto de 2016
El dicasterio, anunciado ya el pasado octubre, estará presidido por un secretario, que podría ser laico, articulado en tres secciones: para los fieles laicos, para la familia y para la vida, dirigidas cada una por un subsecretario.
Estará compuesto por diversos miembros como laicos, hombres y mujeres, solteros o casados, de distintas partes del mundo «para que reflejen el carácter universal de la Iglesia».
El dicasterio «promueve y organiza convenios internacionales y otras iniciativas, sean relativas al apostolado de los laicos, a la institución matrimonial o a la realidad de la familia y de la vida en el ámbito eclesial, sea a las condiciones humanas y sociales de los laicos, de la familia de la vida humana en la sociedad».
La sección para los fieles laicos, el dicasterio deberá animar a la promoción de la vocación y de la misión de estos fieles en el mundo, entre otros asuntos.
Desde el punto de vista de la familia, promoverá la protección pastoral de la familia, cuidará la dignidad y el bien basados en el sacramento del matrimonio y favorecerá los derechos y la responsabilidad en la Iglesia y en la sociedad civil.
Todo para que «la institución familiar pueda cada vez mejor absorber sus propias funciones tanto en el ámbito eclesial como en el social».
También asegurará el profundización de la doctrina sobre la familia y su divulgación en la catequesis y, entre otras cosas, favorece «la apertura de las familias a la adopción y la custodia de niños y la protección de los ancianos».
En cuanto a la sección para la vida, el dicasterio «sostiene y coordina iniciativas en favor de la procreación responsable, de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural, teniendo presentes las necesidades de la persona en las distintas fases evolutivas».
Este nuevo ente animará a «las organizaciones y asociaciones que ayudan a las mujer y a la familia a acoger y custodiar el don de la vida, especialmente en el caso de embarazos difíciles, y a prevenir que se recurra al aborto».
También apoyará programas e iniciativas que miren a «ayudar a las mujeres que hayan abortado», según consta en su estatuto.