"En los niños maltratados y abusados"

El rostro de Jesús en Aylan y Omran

"En los niños asesinados en Siria y en Irak por el hecho de ser cristianos"

El rostro de Jesús en Aylan y Omran
Omran, el nuevo rostro del horror de la guerra en Siria. SR

Lo podemos ver en Omran Duqnish, el niño que estos días ha sacudido nuestra conciencias adormidas

(Josep Miquel Bausset, osb).- En mayo del año pasado los medios de comunicación nos informaron de un hecho calificado de insólito por algunos: la policía italiana realizó un retrato del rostro que tenía Jesús cuando era un niño. El proceso se hizo con las técnicas informáticas con las que se construyen los retratos-robots para actualizar las imágenes de los mafiosos y otros criminales, a partir de fotos antiguas. La policía italiana llegó a obtener la imagen que habría tenido Jesús de niño, a partir del rostro del Santo Sudario de Turín.

Las técnicas informáticas y tota la parafernalia que puso en marcha la policía italiana se las hubiesen podido ahorrar, ya que solo con salir a las calles de Girona, de Madrid o de Sevilla (entre muchas otras villas) habrían podido descubrir el rostro que tenia Jesús cuando era un niño. ¿Donde podemos ver el rostro del niño Jesús? No hace falta ir a consultar los resultados descifrados por los miembros de la policía italiana.

El rostro de Jesús de niño lo podemos descubrir en los pequeños de Málaga, de Lleida o de Salamanca, que no poden comer cada día. El rostro de Jesús lo podemos ver en los niños de Toledo, de Lugo o de Barcelona que no encuentran el amor y el cariño de sus padres y que han de mendigar el afecto de sus progenitores. El rostro de Jesús lo vemos en los niños de Murcia, de Cáceres, de Madrid o de Bilbao que pasan hambre.

El rostro de Jesús lo encontramos en los muchachos obligados a hacer de soldado, en los niños maltratados, en los que han sufrido abusos sexuales, y en los pequeños que han de trabajar en jornadas inacabables, como esclavos en pleno siglo XXI. El rostro que tenia Jesús de pequeño lo podemos descubrir en los niños y en las niñas víctimas del turismo sexual, en los pequeños que, en el Mediterráneo, se juegan la vida en las pateras (y muchas veces la pierden, ahogados en el mar), para salir de la miseria y del hambre de sus países.

El rostro de Jesús de niño lo vemos en aquel pequeño escondido dentro de una maleta que quería llegar a Europa. El rostro de Jesús de niño lo vemos también en los pequeños que han de hacer quilómetros y más quilómetros, en África, en la India o en América del Sur para llegar a la escuela.

El rostro de Jesús lo vemos en los niños asesinados en Siria y en Irak por el hecho de ser cristianos, en las niñas secuestradas y violadas por Boko Haram, en los pequeños abandonados o refugiados, en los niños disminuidos y sin la atención adecuada que merecen, en los niños sin oportunidades y sin nacionalidad, en los que son víctimas de las mafias organizadas, que piden limosna en nuestras calles, en los pequeños robados a sus padres, en las víctimas de aquellos que se enriquecen con la venda y tráfico de seres humanos.

En todos aquellos pequeños podemos descubrir el rostro de Jesús cuando era niño. No nos hace falta mirar la fotografía que la policía italiana hizo a partir del Santo Sudario. Jesús de niño está presente en todos los niños y niñas que sufren de tantas y tantas maneras.

El rostro de Jesús lo vimos hace unos meses en el niño sirio Aylan Kurdi, que fue portada en todos los periódicos, encontrado muerto el año pasado en la costa de Turquía, ahogado en su intento de llegar a Europa, o también lo podemos ver en Omran Duqnish, el niño que estos días ha sacudido nuestra conciencias adormidas, y que ha estado en las portadas de los diarios, con la cara cubierta de sangre y de los restos de los bombardeos.

El rostro de Jesús cuando era pequeño lo vemos en tantos y tantos niños que, para vergüenza nuestra, han muerto en el Mediterráneo mientras huían de la guerra y del hambre. Y es que desde el pasado mes de enero se han ahogado en el Mediterráneo 3164 refugiados, muchos de ellos niños, ante la indiferencia del llamado mundo civilizado.

Como decía el obispo Óscar Romero el 24 de diciembre de 1979, «Habríamos de buscar al niño Jesús, no en las imágenes llenas de ternura del Belén. Lo habríamos de buscar en los niños desnutridos, que se van a la cama sin cenar, en los niños que venden periódicos y después duermen en la calle tapados con ellos».

Solo que nos atreviésemos a mirar a los otros con el corazón, en vez de mirarlos solo con los ojos, descubriríamos el rostro que tenia Jesús cuando era un niño, en aquellos pequeños que nos rodean y que sufren de tantas maneras. Sin necesidad de técnicas fotográficas sofisticadas.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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