Pepa Torres

Hasta el fin: Un Lavapiés que resiste

"Compartir la mesa de la vida, la amistad y los derechos más allá de las fronteras y las 'patrias'"

Hasta el fin: Un Lavapiés que resiste
Pepa Torres

Migrantes y refugiados, iconos, de un Dios transfronterizo, que está a las puertas de la Europa fortaleza y llama

(Pepa Torres).- Este verano una amiga me dió a conocer la historia de Saed y Hazem, como una parábola de la incondicionalidad y la desmesura de la misericordia de Dios hasta el fin. Ella, a su vez la conoció a través de un video de ACNUR, que narra la historia de estos dos amigos y vecinos sirios, que cuando un bombardeo destruyó sus casas y familias y dejó paralítico a Hazem, decidieron huir y llegar hasta Europa.

A lo largo de todo el viaje, Saed ha cargado sobre sus espaldas a su amigo, hasta llegar en una zodiac a Lesbos. Cuando les preguntan por sus planes y hasta cuando seguirán juntos la respuesta de los dos es unánime: hasta el fin .

De vuelta a mi barrio me reencuentro de nuevo con tantos amigos y vecinos del mundo protagonistas de mis crónicas de periferias. Narraciones cotidianas de un Lavapiés que resiste a la gentrificación, al acoso policial y la criminalización constante a manteros y lateros. Historias que nada tienen que ver con la manipulación mediática empeñada en identificarles con mafias y terrorismo islámico.

Narraciones de supervivencia y amistad hasta el fin, como la de los compañeros de piso de Omar, que llevan meses cuidando de Ahmadou y haciéndose cargo de sus necesidades, desde que en una huida en una redada mantera la policía le fracturó un brazo y una pierna, de la cual aún no se ha recuperado.

O historias como la de Soleiman (senegalés) y Manik (bangladeshí), inseparables desde que se conocieron en el Centro de inmigrantes San Lorenzo y que al compartirse el infierno vivido en la frontera Sur y en la frontera Este respectivamente,se ayudan a superar sus secuelas en sus vidas.

O como Musta (marroquí) y Badara (maliense), amigos incondicionales, más allá de los estereotipos racistas alimentados por los gobiernos. La ternura de su amistad rompió todo pudor cuando Badara, en una mesa redonda en un acto en memoria a los muertos en Tarajal, en medio de su intervención le rindió también su pequeño homenaje, reconociendo públicamente que: una cosa son las leyes y los gobiernos y otras las personas, porque mi mejor amigo hoy es marroquí. Se llama Musta.

Migrantes y refugiados, iconos, de un Dios transfronterizo, que está a las puertas de la Europa fortaleza y llama (Ap 3,20) y quiere nos sentemos juntos a compartir la mesa de la vida, la amistad y los derechos más allá de las fronteras y las «patrias».

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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