Desde siempre, la HOAC ha procurado "ser Iglesia comprometida en el mundo obrero, entre las y los trabajadores, y a la vez, mundo obrero dentro de la Iglesia"
(Cameron Doody).- «Lo mejor que la Iglesia puede ofrecer al mundo obrero es Jesucristo». Se lo dijo monseñor Antonio Algora, obispo emérito de Ciudad Real, la noche del pasado jueves a los militantes de la HOAC, reunidos para una eucaristía de acción de gracias por el 70 aniversario de la organización en la Basílica de la Milagrosa de Madrid.
Hace siete décadas, justo en ese mismo día y lugar, se dio por terminada la I Semana Nacional de la Hermandad Obrera de Acción Católica, reunión a la que asistieron más de 200 obreros católicos. La celebración de este año, por tanto, reconoció estos 70 años de dedicación a tan necesaria tarea como es la evangelización y pastoral del mundo obrero.
La Misa por los 70 años de la HOAC contó no solo con la asistencia de representantes eclesiales, sindicales y de otras organizaciones de la Acción Católica, sino que fue adornada por interludios musicales ofrecidos por militantes de la organización. En el momento de las ofrendas, se presentó el crucifijo que acompañó al siervo de Dios Guillermo Rovirosa, fundador de la HOAC, en su misión entre los obreros, además de otros documentos y símbolos significativos para la Hermandad.
En la homilía, el obispo Algora -actual responsable del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española- advirtió que el 70 aniversario «no debe quedar en un ejercicio de autocomplacencia o de mera acción de gracias por los logros realizados». Más bien, «se ha de vivir como punto de apoyo e impulso de futuro recogiendo el patrimonio acumulado a lo largo del tiempo»: don que es nada menos que la convicción de la dignidad de cada trabajador a ojos de Dios.
De cara al futuro, apuntó Algora, lo que ha de caracterizar la misión de la Hermandad es su mismo empeño de siempre por «humanizar» el mundo obrero, por vivirlo «en cristiano», «queriendo hacer de Cristo el centro de nuestra existencia», tanto dentro como fuera de los respectivos lugares de trabajo de cada uno.
Tal compromiso surge, como asimismo dijo, del convencimiento de que «lo mejor que la Iglesia puede ofrecer al mundo obrero es Jesucristo, todo entero, porque al desvelarse en él el amor del Padre, podemos encontrar, juntos, caminos de fraternidad».
Tras la comunión, el presidente de la HOAC, José Fernando Almazán, ofreció unas palabras, en las que hizo hincapié en la apuesta de la Hermandad por «la especialización obrera y la eficacia de la evangelización por los iguales».
Desde siempre, agregó el presidente, la HOAC ha procurado «ser Iglesia comprometida en el mundo obrero, entre las y los trabajadores, y a la vez, mundo obrero dentro de la Iglesia». Una misión que sigue llamando a la Iglesia en general a que se vuelva a un Evangelio más auténtico, más «sensible» y «parcial» con «los de abajo».
La Buena Noticia de la santificación del trabajo por Dios en Jesucristo «solo es buena si es de todos». El mensaje del canto final sirvió de buen estímulo para que militantes sigan en su intento de conseguir la dignidad para todos los trabajadores, y «¡Ahora más que nunca!».