Arreglar al hombre y arreglar el mundo

Arreglando el ser humano

"Sólo si resolvemos los problemas del hombre podremos construir entre todos un mundo mejor"

Arreglando el ser humano
Arreglando el mundo

Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo

(Juan José Omella).- Un científico que vivía preocupado por los problemas del mundo estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.

Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa del mundo, justo lo que precisaba.

Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: «Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie».

Entonces calculó que al pequeño le llevaría diez días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, oyó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.

«Papá, papá, ya hice todo. ¡Conseguí terminarlo!». Al principio el padre no creyó al niño. Pensó que era imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? Asombrado, el padre preguntó a su hijo: «Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?» «Papá -respondió el niño-, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre.»

«Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo«.

Estimados hermanos, esta es la reflexión que hoy quería compartir con vosotros. Sólo si somos capaces de resolver los problemas que circundan al hombre podremos construir entre todos un mundo mejor. Tengámoslo en cuenta.

Feliz domingo y que Dios os bendiga a todos.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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