Necesitamos unirnos para hacer llegar esa voz de la gente que nos importa, por la que nosotros entregamos la vida, donde pensamos que es necesario que llegue
(Jesús Bastante).- «Vivat» es una voz latina que significa «que todos tengan vida». La ONG internacional del mismo nombre, formada por religiosos especializados y experimentados en la justicia social, el desarrollo, la paz y la ecología, se dedica a precisamente eso. Que todos, especialmente los más vulnerables, tengan vida plena y, sobre todo, una visibilidad antes los organismos políticos que toman las decisiones que les afectan.
«La voz de los que no tienen voz». Pilar y César vinieron a las oficinas de RD para contarnos un poco sobre ese trabajo de incidencia política que Vivat Internacional realiza entre barrios e instituciones, tanto en España como en sus oficinas internacionales en Nueva York y Ginebra.
Pilar y César vienen a presentarnos un proyecto poco conocido: Vivat Internacional.
Contadnos un poco qué es Vivat.
P.- Es una ONG formada por doce congregaciones religiosas, pero que en sus inicios en el año 2000, fue fundada por dos: la Misioneras Siervas del Espíritu Santo, y los Misioneros del Verbo Divino. Después, nos hemos ido sumando otras congregaciones.
El proyecto consiste en una ONG que pretende llevar lo que ocurre en los barrios donde estamos insertas las distintas comunidades, a los foros donde se toman decisiones. Y en particular, a Naciones Unidas.
Entiendo que no sois una ONG española, sino que trasciende las fronteras. ¿En cuántos países estáis presentes?
P.- Entre todos, no lo sé.
C.- Son muchísimos. Solo Misioneros del Verbo Divino, hay 6.500 en todo el mundo, en todos los continentes.
P.- Nosotros, que somos una congregación relativamente pequeña, somos unas 700 en los cinco continentes también. Eso hace que tengamos información en términos de justicia y paz en muchos lugares del mundo. Y lo que nos planteamos fue que esa información que tenemos, llegara donde se toman decisiones que afectan a la vida de los pobres.
Por eso Vivat Internacional funciona con dos oficinas, una en Nueva York, porque está allí la Asamblea de Naciones Unidas, y otra en Ginebra donde está la Sede de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Eso a nivel internacional. Pero en muchos países, y en España desde el año 2015, existen grupos de Vivat Internacional. Son «grupos» o «ramas nacionales» (reciben estas dos denominaciones) cuyo objetivo es aglutinar a las congregaciones que pertenecen a Vivat y que están presentes en esos países, para hacer esa misma labor de denuncia-defensa (advocacy) de las situaciones de injusticia que sufren, incidir en las instituciones, y que al menos quienes toman las decisiones tengan información sobre lo que ocurre.
Porque muchas veces no me parece justo presuponer mala fe de quienes toman las decisiones, si no tienen a alguien que les proporcione la información.

O el mayor número de voces posibles, antes de tomar una decisión sobre el terreno, o captar conocimientos.
C.- Como venía diciendo Pilar, se ha conformado el grupo Vivat España con la idea de ir haciendo este trabajo de advocacy en casos puntuales.
Ponme algún ejemplo.
C.- Te puedo hablar de un inmigrante subsahariano que se llama Kened. Nos contó, a través de alguna de nuestras congregaciones, el viaje por esos países por los que se va pasando como inmigrante, hasta que llega en una patera por el Mediterráneo a España y todo lo que ocurre después para lograr su primera regularización. Ese dificultoso trabajo a tiempo completo que necesitas para poder obtener tu primer permiso de residencia. Y luego tenemos otros casos puntuales que han llegado por Madrid, por Murcia, de información como esta.
Una de nuestras compañeras está trabajando en el CIE de Aluche, donde recientemente ha pasado todo el problema de revueltas con los inmigrantes, y es un trabajo bastante complicado.
Lo que queremos es tener casos muy puntuales de denuncias que intentamos dar a conocer a la opinión pública, pero que luego vamos a llevar en una especie de dossier a Ginebra.
¿Qué os han contado del caso concreto del CIE de Aluche?
Teresa, de otra de las congregaciones que conforman Vivat, y que a través de su ONG va al CIE a visitar a los inmigrantes que están allí y donde permanecen hasta que son enviados a sus países de origen. Ejerce un poco también esa especie de hilo conductor para la solicitud del asilo. Para que puedan tener información de sus familiares. Porque la comunicación es muy poca.
Hacemos de puente y de acompañamiento. Están pasando por una situación muy compleja.

¿Cómo es el trabajo intercongregacional? Porque cada una tiene su estilo y su carisma.
P.- No es sencillo, sobre todo, tener un sentido de pertenencia que trascienda la congregación. Este sentimiento es más difícil en las congregaciones más grandes, porque tienen sus propias estructuras y con ellas tratan de responder a la realidad. Pero en el caso de mi congregación, pienso que sí existe esa conciencia de que la realidad, por grande que nosotros seamos o nos creamos, es mucho más grande y mucho más compleja. Y también de que necesitamos unirnos para hacer llegar esa voz de la gente que nos importa, por la que nosotros entregamos la vida, donde pensamos que es necesario que llegue.
Me parece un ejercicio de humildad lo primero, que no nos viene nada mal. Y también un ejercicio en pro de la eficacia. Eso que dice el Evangelio de que hay que ser astutos como serpientes, deberíamos aplicárnoslo en esto. Y ser más sencillos, más humildes y saber que necesitamos unirnos. Que en realidad, aparte de los carismas diferentes que hay que respetar y que son obra del espíritu, hay una labor común que es la de hacer fructificar el reino de Dios.
C.- Y el trabajo intercongregacional lo que te aporta también, es que cada quien tiene su espacio, su zona de acción.
En lo que sois expertos.
C.- Y luego ves también ese diálogo intercultural, que es muy interesante. Como decía, Teresa desde su congregación va directa al CIE, que es lo que muchos quisiéramos hacer y que no es fácil. Otros tienen un poco más que ver con publicaciones, otros con Iglesia como tal. Se nutre.
¿De dónde viene la palabra Vivat? ¿qué significa?
P.- Vivat viene del latín. Yo no sé nada de latín, pero parece que está relacionado con algo de la vida. «Para que todos tengan vida». Pero eso lo puede explicar mejor César.
C.- El término deriva del latín vivere, y su significado es «que tengan vida». «Expresa el deseo profundo de todo cuanto existe. Que él, que ella, tenga vida. Que toda persona tenga vida». Y es precisamente eso lo que busca Vivat. Que las personas en situación de vulnerabilidad consigan un espacio, un abrazo, una mano y tener esa voz. Es como una frase hecha: «la voz de los que no tienen voz», pero realmente es lo que se persigue: que la gente logre tener vida.
Hay personas que lo están pasando muy mal, lo vemos en el caso de los refugiados. Son personas que tienen una condición de refugiados, que no es la misma que la de un inmigrante corriente que también pasa por muchas cosas. Están viviendo, ¿pero cómo? Hay una frase que recuerdo haber escuchado a alguien en estos días, que decía: «si humanidad es lo que se decide desde las grandes mesas, para que esta gente pase por lo que está pasando, con fronteras, con situaciones como las que estamos viendo, yo no quiero ser humano».
Pilar, César, me decís que tenéis dos grandes sedes en Ginebra y en Nueva York.
¿Cómo sois recibidos en instituciones como Naciones Unidas, que se suponen creadas para hacer mejor ese concepto de humanidad, y que sin embargo no tienen la fuerza que deberían o directamente no prestan oídos siempre a determinadas denuncias? Cómo es el trabajo con ellos: cómo os ven y cómo les veis.
P.- Vivat Internacional, como otras muchas ONGs de carácter religioso o no, tiene un estatuto reconocido en Naciones Unidas. Eso hace posible que podamos hacer llegar información a quienes toman allí las decisiones. La incidencia real de esa información, yo no sabría calibrarla.
En Naciones Unidas, tanto en la sede de Nueva York como la de Ginebra, Vivat Intenacional trabaja en colaboración con otras ONGs cuya misión y cuya visión comparte. Por ejemplo con otras ONGs de carácter confesional, como Franciscanos Internacional que tiene bastante peso en la sede de Ginebra.
Y cuando se trata de hacer llegar una situación de vulneración de derechos humanos, buscamos la colaboración de esas otras ONGs con las que podemos apoyarnos para presentar la información. ¿La incidencia real que eso tiene?
Yo comentaba a un espiritano, que es el que que está ahora encargado de la oficina de Ginebra: «en realidad, no les importa mucho a los países que les digamos que están vulnerando los derechos de los inmigrantes, o que tienen una tasa de paro juvenil escandalosa, como es el caso de España». Y me decía: «no creas, sí que les importa, porque a ninguno de los países le gusta que les pongan colorados delante de los demás».
Así que, quizá les importa un poco más que eso pero no sé es si mucho más. Pero en el caso por ejemplo de la definición de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, sabes que han resultado 17 objetivos que se tienen que desarrollar entre el 2015 y el 2030. Pues el derecho al agua y al saneamiento no estaba incluido en la primera lista. Y es por un trabajo conjunto (no solo de Vivat Internacional), que ese objetivo se ha podido incluir en esa lista. Esto es muy importante, porque va a ser un argumento que vamos a poder utilizar cuando se trate de vulnerar los derechos de las comunidades al agua y al saneamiento: por ejemplo cuando las multinacionales quieran comprar acuíferos o manantiales, para otros fines que no sean los tradicionales de abastecimiento de las personas y sus cultivos de subsistencia.

Cuando comenzasteis esto, supongo que habría algunas tensiones entre las congregaciones para trazar un plan de acción, saber quién va a mandar. Y desde fuera, seguramente habrá quien piense que existiendo Manos Unidas, Cáritas, el Servicio Jesuita para los Refugiados… ¿Para qué otra más? ¿Qué les podemos decir?
Que nosotros como congregaciones religiosas, tenemos presencia. Conocemos lo que viven las personas en muchos lugares del mundo, en muchos barrios. Además, por nuestra propia condición de religiosos, estamos en lugares de frontera. Es ahí donde estamos llamados a estar. En lugares donde la gente no tiene mucho acceso a dar a conocer lo que está viviendo.
Pienso que nuestra labor puede muy bien ser ayudar en lo concreto a que las condiciones de vida de esas personas mejoren. Y ayudar también a que lo que ellos viven se sepa. La gente sufre mucho, y tiene derecho a que se sepa lo que ocurre y sea tenido en cuenta.
Es el primer paso para cambiar la realidad: que se conozca y que se denuncie.
P.- Es nuestra función. Como congregación religiosa, cada uno de los que formamos Vivat Internacional, incidimos sobre la realidad. Poco o mucho y con torpezas, pero incidimos. Y tratamos de mejorar, con otros, las condiciones de vida de los demás.
Pero además, Vivat es un instrumento que nos permite difundir eso que nosotros sabemos que pasa.

¿Cómo os podemos encontrar? ¿Tenéis una web?
P.- Tenemos una web que es vivatinternational.org que está en inglés y en español.
C.- También tenemos un correo electrónico: [email protected] donde también pueden comunicarse con nosotros y pedir información, o hacer sugerencias.
Pilar, César, muchas gracias. Esperemos que siga la buena andadura, y que esta vertiente española siga teniendo su recorrido. Sois observadores privilegiados de una realidad sufriente que desconocemos. Y que también puede ser parte de la globalización, la de traer conocimiento del sufrimiento de los que menos cuentan en todas las partes del mundo. Aunque sean los que más deberían contar.
Gracias por vuestro trabajo, ánimo y adelante.
C.- Gracias a vosotros por el compromiso. Porque además de la gente comprometida desarrollando el trabajo, el de los periodistas es muy importante para que se difundan estas cosas. La gente tiene que tener arte y parte en todo esto.





