Una feliz oportunidad para profundizar nuestra amistad, asevera el Papa, que se expresa en una visión compartida de las grandes cuestiones que afectan la vida de la Iglesia y de toda la sociedad
(RV).- En fiesta de San Andrés, Patrono de la Iglesia de Constantinopla, el Papa Francisco dirigió un mensaje al hermano Bartolomé I que junto a todo el Patriarcado hoy celebra a su santo Patrono.
Como cada año, también en esta ocasión una delegación de la Santa Sede, encabezada por el Cardenal Kurt Koch, se encuentra en Estambul por la Fiesta del Patriarcado Ecuménico. Una visita que el Patriarcado devuelve cada 29 de junio enviando a Roma una delegación por la Fiesta de los Santos Patronos Pedro y Pablo.
En el mensaje transmitido al Patriarca, Francisco recuerda la importancia de este intercambio de delegaciones que es «un signo visible de los vínculos profundos» que ya unen a las dos Iglesias y que «es también una expresión de nuestro anhelo de una comunión cada vez más profunda, hasta el día en que, si Dios quiere, podamos testimoniar nuestro amor el uno por el otro compartiendo la misma mesa eucarística». El Pontífice señala que en el camino hacia esta meta, están sostenidos por la intercesión de estos santos patrones y por los mártires de todas toda época.
El Obispo de Roma se refiere además al mensaje de compromiso por el logro de la unidad, confirmado por el Gran y Santo Concilio celebrado en junio pasado en Creta, que define «fuente de verdadero estímulo» para los católicos.
En el mensaje, el Papa expresa asimismo su reconocimiento a Bartolomé I que «nunca se ha cansado de apoyar las iniciativas que fomentan el encuentro y el diálogo» a pesar de las dificultades existentes para la unidad. Y recordando la historia de las relaciones entre los cristianos, marcada por conflictos que han dejado una profunda impresión en la memoria de algunos que se aferran a las actitudes del pasado, el Papa indica «la oración, las buenas obras comunes y el diálogo» para superar «la división y acercarnos unos a otros».
«Gracias al proceso de diálogo – evidencia Francisco – en las últimas décadas los católicos y los ortodoxos han empezado a reconocerse como hermanos y hermanas, a valorar mutuamente los dones y juntos han proclamado el Evangelio, han servido a la humanidad y la causa de la paz, han promovido la dignidad del ser humano y el valor inestimable de la familia, han cuidado de los más necesitados, así como de la creación, nuestro hogar común. Una comprensión recíproca a la que ha contribuido – agrega el Papa – el diálogo teológico llevado a cabo por la Comisión Internacional Conjunta así como el reciente documento Sinodalidad y Primacía en el Primer Milenio. Hacia un entendimiento común al servicio de la unidad de la Iglesia.
Francisco reconoce que quedan muchas preguntas, pero considera que «esta reflexión compartida sobre la relación entre sinodalidad y primacía en el primer milenio puede ofrecer un fundamento seguro para discernir las maneras en que se puede ejercer la primacía en la Iglesia cuando finalmente se reconcilien todos los cristianos de Oriente y Occidente».
Finalmente, el Santo Padre recuerda «con gran cariño» el reciente encuentro con el Patriarca en Asís, así como con otros cristianos y representantes de tradiciones religiosas «reunidos para lanzar un llamamiento unitario por la paz en todo el mundo. «Una feliz oportunidad para profundizar nuestra amistad, asevera el Papa, que se expresa en una visión compartida de las grandes cuestiones que afectan la vida de la Iglesia y de toda la sociedad».