Todo está mezclado; el Dios que viene se embarra, se hace carne de nuestra carne con nuestras grandezas y miserias
(Pepa Torres Pérez).- Hace muchos años un profesor del Instituto de Pastoral de Madrid y una antigua alumna y compañera mía me contagiaron su pasión por el Adviento, su pasión por la novedad y el asombro del Evangelio. Me refiero a Julio López y a Laura López.
Agarrados de la mano y a la de tantas personas que han sido maestras de vida y nos han educado en la capacidad de sombro y la novedad del Evangelio, iniciamos esta reflexión, conscientes que formamos parte de una larga cadena de testigos y que hoy nos toca también a nosotras y nosotros serlo.
El Adviento nos recuerda siempre que las cosas más importantes de la vida requieren espera, vigilancia, asombro, acogida y que la oscuridad y la luz conviven siempre en el corazón de la historia y en nuestro propio corazón. Es decir, que todo está mezclado y que el Dios que viene, se embarra, se hace carne de nuestra carne con nuestras grandezas y miserias, las nuestras y las de nuestro mundo y en esa encarnación se fundamenta nuestra esperanza, como nos anuncia la palabra de esta cantautora argentina:
Porque El entró en el mundo y en la historia.
Porque El quebró el silencio y la agonía.
Porque llenó la tierra de su gloria.
Porque fue luz en esta noche fría.
Porque nació en un pesebre oscuro.
Porque vivió sembrando amor y vida.
Porque partió los corazones duros.
Y levantó las almas abatidas.
Por eso es que hoy tenemos esperanza
Por eso es que hoy luchamos con porfía
Por eso es que hoy miramos con confianza
El porvenir en esta tierra mía
Por eso es… el porvenir.
Porque atacó a ambiciosos mercaderes.
Y denunció maldad e hipocresía.
Porque exaltó a los niños, las mujeres.
Y rechazó a los que de orgullo hervían.
Porque El cargó la cruz de nuestras penas.
Y saboreó la hiel de nuestros males.
Porque aceptó sufrir nuestra condena.
Y así morir por todos los mortales. Por eso es…
Porque una aurora vio su gran victoria.
Sobre la muerte y el miedo, las mentiras.
Ya nada puede detener su historia.
Ni de su reino eterno la venida. Por eso es…
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