La lengua del Misteri de Elx es la que habría de ser normal en la liturgia de nuestras parroquias
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(Josep Miquel Bausset).- Querido hermano y obispo Francesc: el pasado 27 de octubre el Papa Francisco lo nombró pastor de la Iglesia de Menorca, y el día 7, será ordenado obispo de aquella Iglesia hermana de las Islas Baleares.
Sabe que puede contar con mi oración, para que con la fuerza del Señor Resucitado pueda ayudar la comunidad de los discípulos de Jesús que peregrina en Menoría, a ser un lugar de comunión y de esperanza, de diálogo con el mundo moderno, con la cultura y con aquellos que están en la frontera de la fe. Sin excluir a nadie, con una actitud de acogida sincera y fraterna. Y con alegría, tal y como es su lema episcopal: servidor de la alegría.
Atento a la fuerza del Espíritu, obispo Francesc, sea un hombre bien humilde, amigo y servidor de los pobres, modelo de sinceridad y de bondad. Un obispo pastor, con olor de oveja, fiel al Vaticano II, para así animar la fe de los cristianos de Menorca y proclamar con valentía y con alegría (fiel al su lema episcopal) la fraternidad, la justicia y el amor que nacen del Evangelio.
Sea servidor y no amo de aquella comunidad diocesana, ya que como nos ha recordado el Papa Francisco, los obispos han de ser «buenos servidores, no buenos amos», porqué «un obispo que no está al servicio de la comunidad, no lo hace bien».
Sea también, obispo Francesc, un hombre libre, vestido con las bienaventuranzas, defensor de la verdad y de la libertad, sensible al papel de la mujer en la Iglesia y respetuoso con las culturas y las lenguas minoritarias. Como rector, hasta ahora, de la basílica de Santa Maria de Elx (donde yo he estado diversas veces para asistir a la representación del Misteri) usted ha sido testigo de la belleza de la Festa de Elx, el drama asuncionista, representado en valenciano, Patrimonio de la Humanidad.
Intente acoger también las diversas sensibilidades teológicas, sin miedo al pluralismo, y sin caer en posturas uniformizadoras, que siempre son estériles.
Si el Papa Francisco nos ha recordado que «un obispo no es obispo para si mismo, lo es para el pueblo», sea siempre mensajero del Evangelio desde el servicio, no desde el poder. Porqué la Iglesia que no sirve, no sirve para nada.
Ayude a la Iglesia de Menorca, su nueva comunidad diocesana, a ser una Iglesia sencilla, pobre y libre, como Jesús enseñó a sus discípulos: «No cojáis nada para el camino, ni bastón, ni zurrón, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos túnicas» (Lc 9:3).
El pasado 26 de noviembre, en la clausura del VII Centenario de la muerte del Beato Ramon Llull, la catedral de Mallorca reunió obispos catalanes, valencianos y mallorquines, entre ellos, usted, como obispo electo de Menorca. Fue ésta una celebración que unió diócesis hermanadas por una misma lengua y una misma cultura. Un acto que no había tenido lugar nunca y que no debería ser el último que se celebrara.
Confío que usted, como integrante de la Provincia Eclesiástica Valentina, haga entender a sus hermanos obispos de València, de Sogorb-Castelló y de Oriola-Alacant, la necesidad de inculturar las Iglesias diocesanas en la lengua y en la cultura de los Pueblos que sirven. La lengua del Misteri de Elx, la misma que usted ha utilizado en el vídeo de la web de la diócesis de Menorca, es la lengua que habría de ser normal (y todavía no lo es) en la liturgia y en la catequesis de nuestras parroquias, para que los pastores estén enraizados en la tierra y en los pueblos que los acogen y que los obispos han de servir.
Querido obispo Francesc: el día 7, en ser ordenado nuevo pastor de Menorca, pediré en la oración al buen Dios, que haga de usted un pastor sencillo y atento a los signos de los tiempos, un obispo que sea padre y hermano, cercano a la gente, sobre todo a los marginados y a los pobres. Que sea un pastor amable, afable y solícito, para que así, con amor y con alegría, pueda acompañar (como estoy seguro que hará) a los cristianos menorquines en el camino de la fe. Sabe que cuenta con mi oración.