Los que deben despertar en la noche para recibir el regalo de Dios no son los niños, somos nosotros, los mayores, para buscar al Niño (a los niños), para crear un mundo de paz y comunión para todos ellos
(Xabier Pikaza).- Así quiero empezar esta reflexión de «epifanía», fiesta del ángel que despierta a los magos dormidos, los tres en una cama. Ésta es la representación más común de esta fiesta, que aparece desde Georgia hasta Etiopía, desde Inglaterra y Francia (Autun) hasta España (Ávila), a lo largo de la Edad Antigua y Media.
El mismo ángel de Dios despierta a tres hombres dormidos en una misma cama… para que vayan a ofrecer su magia y su vida Jesús, el Niño recién nacido.Así lo siguen reproduciendo de forma admirables las Hermanas de la Asunción y de Belén
Esta es la fiesta de la «revelación de Dios«, su manifiestación suprema, en la vida de Jesús, un hombre-niño que nace para «alumbrar» a otros hombres mayores, que siguen dormidos por siglos. Ha sido durante más de mil años la fiesta principal de la Navidad, mejor dicho, la Navidad en sí, como expresión de la Luz de Dios que alumbra a los hombres.
Es una fiesta de ilusión creadora, pues los «reyes» no son reyes, sino buscadores de Dios, hombres atentos a la voz de la estrellas (pero dormidos en una cama, a la vera del camino)… Tampoco son «magos» en sentido vulgar, sino visitanes que vienen de lejos queriendo encontrar (y compartir) la verdad… Ellos nos preguntan. Podemos y debemos responderles.
Esta es fiesta de los hombres y mujeres ya mayores, que están mal dormidos, y que debemos despertar al conocimiento completo de la venida de Dios, al servicio de la paz de los niños. Los que deben despertar en la noche para recibir el regalo de Dios no son los niños, somos nosotros, los mayores, para buscar al Niño (a los niños), para crear un mundo de paz y comunión para todos ellos.
Es una fiesta que se ha concretado en general en una ilusión de niños la fiesta de la Cabalgata de los Magos de la Paz, que quieren que el Niño Dios viva, que todos los niños vivan y tengan ilusiones y regalos, fantasía y gozo que inunda también a los varones. Pero lo ilusión de los niños es que nosotros seamos como los magos de oriente, que hagamos el camino de la paz para ellos, en un mundo donde los nuevos y viejos herodes siguen matando niños.
Pero a fin de que la fiesta «sea» han de despertar los hombres dormidos, tres o tres mil millones, despertar a la gracia de la vida, que es la gratuidad, el amor gratuito, el compromiso de andar (y andar juntos) todos los caminos, para que haya paz para los niños….
Es la fiesta de los tres (que pueden ser como he dicho tres mil…), que vienen según la tradición de las tres partes del mundo (¿quien ha dicho que hay cuatro parte? ¡La Biblia al principio dijo que eran tres: Un mago del Oriente total/Persia hasta China, otro de Occidente Sur/África, otro del Occidente Norte/Europa, América…
Son ellos, somos nosotros, los tres dormidos, los que tenemos que despertarnos y seguir a la Estrella, y buscar la paz. Pero eso significa que tenemos despertarnos, tenemos que dejar su cama, escuchar la palabra del ángel, ponernos en camino…
Ésta es una fiesta en la que pueden hacerse reflexiones infinitas. Aquí me contentaré con presentar el texto de la Biblia y ofrecer una breve evocación , de tipo erudito, evocando en este fondo la misión de la iglesia , que está llamada a ofrecer a todos los pueblos el don de Dios que es Jesús (el amor de la vida, la vida de amor), desde la tradición del judaísmo, conforme a la visión del evangelio de Mateo. (Sigue tras la imagen de la Iglesia de San Vicente de Avila mi reflexión sobre los magos. Buen día a todos).
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