Jesús es la frontera entre Dios y el hombre. Y es a la vez el paso. La frontera es camino y es puente
(Padre Joaquín Iglesias*).- Los cristianos, si creemos de verdad aquello que decimos creer, y procuramos vivirlo, estamos viviendo en la frontera. Pero… ¿qué es la frontera?
La frontera es límite y es lindar, es periferia y es contorno, salida y umbral de un territorio nuevo.
La frontera es estar entre dos aguas: es el medio entre el reino de Dios y el mundo de los hombres, el espacio entre lo divino y lo humano, lo natural y lo sobrenatural.
La frontera es el ya, pero todavía no. Es vivir en este mundo sin ser de este mundo. Es estar arraigado en la tierra con los brazos abiertos hacia el cielo.
Frontera es intemperie, es camino, es desierto. Vivir en la frontera es explorar, atreverse, remar mar adentro.
Jesús es la frontera entre Dios y el hombre. Y es a la vez el paso. La frontera es camino y es puente.
Frontera es arrabal. Y los arrabales siempre están cerca del cielo.
Frontera es crepúsculo y albor: la hora entre la noche que avanza y el día que está por comenzar.
Frontera es muerte y es vida: es el dolor de parto del mundo nuevo que se está gestando.
Vivir en la frontera es comprometerse con el presente mirando al futuro.
Un cura está siempre pisando la frontera. Un cristiano convencido también vive en la frontera. Somos ciudadanos de un reino que se está forjando. Nuestra vida es crecimiento, aprendizaje, construcción. Vivir en la frontera es ser discípulo y obrero, navegante y pescador, peregrino y constructor de catedrales.
Desde la frontera, toda la realidad cobra un sentido fresco y alentador. Nuestro mundo no es una maravilla absurda, ni un caos desesperante; no es el reino del mal, ni una humanidad desamparada. El ser humano tampoco es un esclavo del destino ni un huérfano del azar. Todo cuanto existe es un proyecto en construcción, aunque en ese proceso salten chispas. Y todo cuanto existe, en su origen, es bello y bueno. Pero debe completarse.
La frontera no permite vivir dormidos. En la frontera hay que montar guardia: ¡eterna vigilancia! Y, a la vez, abrirse a un constante asombro y gratitud, porque cada mañana es un milagro.
En la frontera solo se puede vivir despierto. Entre el realismo y la esperanza. Velad. Escuchad.
*El Padre Joaquín Iglesias es rector de la parroquia de San Félix Africano de Barcelona, autor de la editorial La Morera y co-fundador de la Fundación Arsis.