¿Por qué existen en estos momentos, según las cifras que facilita UNICEF, 1,8 millones de niños víctimas de la explotación sexual, 300.000 niños víctimas de la violencia y de la guerra, 168 millones sometidos al trabajo infantil?
(Jose Luis Pinilla Martin, sj.).- El médico Oriol Vall que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, afirmaba que «el primer gesto humano es el abrazo, que al salir al mundo los bebés manotean, como buscando a alguien», pero ese «aleteo» en el inicio del viaje de la vida, es para millones de niños un aleteo sin respuesta complementaria que selle con el abrazo el recibimiento de los nutrientes de amor que les permitan ser plenamente niños.
Samuel supongo lo recibiría al nacer. Desde luego estaría muy abrazado a su madre en la patera donde viajaba camino de España. Pero ni el abrazo de una madre fue capaz de salvarlo de la muerte.
El 27 de enero, en la Playa de la Mangueta de Zahora (Barbate) en Cádiz, no lejos del faro un paseante alertó a la Guardia Civil. Se quedó mientras venían junto al cadáver de un niño… «No iba a dejarlo solo…» dijo con palabras que emocionan.
Unos días después alrededor de 200 personas, entre ellas sacerdotes, conciudadanos de las zonas de Barbate y Tarifa, representantes de ONGs y muchas otras se dieron cita también para abrazarlo. Ya no físicamente pero sí con el abrazo solidario, fuerte, paterno y materno, que solo las personas valientes y solidarias suelen dar ante la tragedia que asola a tantos descartados de la vida.
Como el que se creó también con la corriente solidaria de tantos católicas en #AcogidaYa. En la playa fue en una acto de oración convocado por el arciprestazgo de la zona y apoyado por el Secretariado diocesano de Migraciones con Gabriel Delgado al frente .
Con un cercano comunicado del Pastor diocesano D. Rafel Zornoza. Allí, en el punto donde se encontró el cuerpo del pequeño de 6 años conocido como «Samuel», el abrazo compartido – expresión de una cadena solidaria similar a la de tanta gente frente a las vallas y los muros sangrantes y crueles – acompañaba a su repulsa colectiva por esta cruel realidad que ha golpeado, con su rostro más duro a la sociedad gaditana.
Samuel murió como una víctima más de esta crisis humanitaria de refugiados e inmigrantes. Estas son provocadas por decisiones políticas que en tantos lugares del mundo (y eso no disminuye ni diluye nuestra responsabilidad cuando toca a nuestras costas) provoca- según Eduardo Galeano- que cuando «los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar». Como Samuel.
La fotografía del cadáver de este niño no ocupó las primeras páginas de los periódicos como la del cadáver del niño Aylan. Es una más de las tantas víctimas inocentes, de los «Menores migrantes, vulnerables y sin voz» que puso en primer plano la Jornada mundial de Migraciones de la Iglesia en el pasado 15 de enero.
Esta es una imagen de un cadáver infantil. Pero hay otros muchos menores que son como muertos en vida y tampoco aparecerán en las primeras páginas: Que haya niños no implica que haya niñez. El amor es para la niñez lo que el sol es para las flores y las plantas. Hay niños ya ahogados en vida. Como Samuel
Los obispos españoles se preguntaban hace tan solo quince días, » ¿por qué existen en estos momentos, según las cifras que facilita UNICEF, 1,8 millones de niños víctimas de la explotación sexual, 300.000 niños víctimas de la violencia y de la guerra, 168 millones sometidos al trabajo infantil?».
Y a continuación contestaban: «Esta pregunta sólo tiene una respuesta: la irrelevancia política de los niños en situación de exclusión y, por tanto, que no sean tenidos en cuenta por los gobiernos a la hora de las decisiones políticas» Y continuaban con su denuncia:» Los gritos de dolor de estos pequeños, habitualmente se oyen muy poco en los medios de comunicación o en los Parlamentos. Alguien ha de gritar con ellos y en su nombre.»
Mi voz es muy pequeña. Una más entre las de todos que leen estas letras. Donde encontraremos quizás alguna respuesta justificadora y cobarde de estos crímenes para lavarse conciencias personales. Apoyados quizás en el anonimato. Mi voz es muy pequeña. Pero se me pegaría la lengua al paladar si callara por ser débil. Sería terrible que por hacerme débil como un niño mi voz callara. ¡También es mi hijo!
La muerte de Samuel , muerte profética para nuestra conciencia, nos recuerda que día tras día, se niega a los niños el derecho de ser niños. Hechos como el sucedido en la Playa de la Mangueta donde Samuel tendría derecho a llenar cubitos de arena y de sal, a construir castillos de arena y a corretear persiguiendo los cometas por el cielo , hechos como este, digo , se burlan de ese derecho a ser niños.
El citado Galeano decía que «el mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños».
Samuel no lo consiguió. Quizás por nuestra culpa. Paso a paso, verso a verso, gota a gota, miles de huellas infantiles -por tierra y por mar- como las de Samuel y otros niños han ido creando la nueva ruta del dolor infantil en España, en Africa.
Y por los pagos del otro lado del Atlántico no corren mejores vientos: «Oíd el ruido de cadenas que aún no están rotas» dice Justicia y paz en Argentina .Porque mujeres y niños argentinos son víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual dentro del país al igual que mujeres y niños provenientes de otros países de América Latina, Y mientras tanto, en los basureros de la ciudad de México, Manila o Lagos, juntan botellas, latas y papeles, y disputan los restos de comida con los buitres; O en el en el mar de Java se sumergen , buscando perlas; o se afanan por diamantes en las minas del Congo; son como topos en las minas del Perú, imprescindibles por su corta estatura y cuando sus pulmones quedan encharcados y no dan más de sí, terminan en cementerios clandestinos, etc., etc.
Muchos niños que no consiguen ser niños: para las multinacionales del textil, y alquilados por sus padres, tejen y tejen. Alfombras en Nepal y en la India. Desde antes del amanecer hasta pasada la medianoche. Y cuando alguien llega a rescatarlos, preguntan: «¿Es usted mi nuevo amo?»
Cierro el libro de Galeano «PATAS ARRIBA: la escuela del mundo al revés»» con esta anécdota.
Me voy a dormir.
No puedo
Samuel no me deja .
Ojala muchos estuviéramos permanentemente despiertos