La Iglesia española debe estar orgullosa de contar con un centro de formación permanente que está entre los mejores valorados de los más de 200 colegios eclesiásticos que hay en Roma
(José M. Vidal).- Este año el Colegio Español de Roma cumple 125 años. Para celebrar la efemérides, una delegación del Colegio, con su rector al frente, José San José Prisco, será recibida por el Papa Francisco el próximo 1 de abril. Una audiencia que el religioso operario califica como una «nueva bendición» para el centro, mientras repasa su historia, sin duda «un orgullo para la Iglesia española».
¿La audiencia con el Papa será una nueva bendición para un Colegio dedicado a la formación del clero español?
Por supuesto. Cada visita al Papa nos recuerda nuestro origen como Colegio Pontificio, que desde el inicio contó con el apoyo de los Papas y que como institución se encuentra siempre muy cercana a ellos.
¿Qué le va a decir al Papa, si tiene la posibilidad o que le diría, si la tuviera?
Como él mismo nos dice, que rece por nosotros. No es fácil ser sacerdote en el mundo, y la tentación de buscar seguridades, de encerrarse en las formas, la tentación del individualismo, de hacer las cosas a mi modo, sin referencia al otro, nos afectan a todos por igual. La llamada permanente del Papa a descentrarnos, necesita de una gran dosis de fe y de fortaleza. Y ambas requieren la ayuda del Espíritu.
¿Francisco es una bendición para la Iglesia y para el mundo?
Lo es. El mensaje del Evangelio es absolutamente necesario para el mundo, aunque nuestra sociedad occidental no lo quiera reconocer, y la Iglesia no tiene otra misión que anunciarlo. Anunciar a Cristo que da la medida de todo lo humano y que humaniza el mundo.
El Papa está siempre a la cabeza de la Iglesia, como el piloto de la nave, para orientar la senda por la que debemos marchar en respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Francisco nos invita a vivir desde la apertura, a no encerrarnos en nuestras seguridades, a salir a las periferias existenciales, a llevar el mensaje de la misericordia a todos, a integrar, a valorar la diferencia, con la alegría propia del servidor del Evangelio de Jesús que es siempre buena noticia. Claro que Francisco es una bendición para la Iglesia y para el mundo porque es heraldo del Evangelio, con sus palabras y con sus gestos.
El Papa denuncia, a menudo, el clericalismo del clero. Para evitarlo, ¿en qué tiene que cambiar el modelo de formación de los seminaristas y de los sacerdotes?
Creo que la nueva Ratio, que a propósito se ha titulado «El don de la vocación presbiteral», da claves muy interesantes para la formación integral de los futuros sacerdotes:
«Dado que el discípulo sacerdote proviene de la comunidad cristiana y a ella regresa, para servirla y guiarla en calidad de pastor, la formación debe caracterizarse por el sentido misionero. Se trata de que los Seminarios puedan formar discípulos y misioneros «enamorados» del Maestro, pastores «con olor a oveja», que vivan en medio del rebaño para servirlo y llevarle la misericordia de Dios. Para ello es necesario que cada sacerdote se sienta siempre un discípulo en camino, necesitado constantemente de una formación integral, entendida como una continua configuración con Cristo».
El Colegio español de Roma cumple 125 años, una cifra redonda. ¿Un orgullo para la Iglesia española?
En sus orígenes, el fundador, el Beato Manuel Domingo y Sol (fundador también de la Hermandad de Sacerdotes Operarios diocesanos, que dirige el Colegio) pretendía la «renovación científica y aún disciplinar del clero español». En esta misma línea original e histórica, la finalidad del Colegio Español no ha cambiado.
Las cifras de colegiales, obispos antiguos alumnos, personajes relevantes en diferentes campos, no dejan lugar a las dudas: la Iglesia española debe estar orgullosa de contar con un centro de formación permanente que está entre los mejores valorados de los más de 200 colegios eclesiásticos que hay en Roma.
Por otro lado, esta contribución del Colegio a la renovación y actualización científica del clero no se circunscribe solamente a los sacerdotes jóvenes residentes. Desde 1.987, cada año, y durante un mes, el Colegio organiza un Curso de Actualización Sacerdotal.
Es un mes de estudio y actualización teológica, renovación espiritual, descanso y visitas culturales, de compartir fraterno destinado a sacerdotes de las diócesis de España que, tras años de intensa vida ministerial, son enviados por sus obispos a realizar esta experiencia de formación permanente. En sus 30 años de historia, han pasado por este curso cerca de mil sacerdotes.
¿Cuántos sacerdotes han pasado por él? ¿Cuántos obispos salieron de él?
Han pasado por el Colegio más de 3500 sacerdotes (3661, para ser exactos), de los cuales 128 han sido nombrados obispos. El último apenas hace unos días, el obispo de Osma-Soria, Mons. Abilio Martínez Varea.
Incluso han tenido mártires.
Efectivamente, 105 colegiales y superiores del Colegio murieron mártires en la persecución religiosa entre los años 1936-1939. 10 de ellos ya han sido beatificados: dos de sus rectores (Pedro Ruiz de los Paños y Joaquín Jovaní), el obispo de Almería (Diego Ventaja Milán) y los sacerdotes: Silvestre Arnau Pasqüet (Urgell), Vicente Jovaní Ávila (Operario Diocesano de Tortosa), Francisco López-Gasco y Fernández- Lago (Toledo), Félix Pérez Portela (Madrid), Ricardo Pla Espí (Valencia), Juan Ventura Solsona (Valencia) y Félix Yusta Cava (Valencia).
Recientemente han puesto en marcha la casa de San Juan de Ávila, para acoger a grupos y familias.
Así es, siendo ésta el Colegio español la «casa» de la Conferencia episcopal española en la Ciudad Eterna, las instalaciones del Colegio suelen ser lugar de residencia habitual de los Sres. Obispos y de los sacerdotes españoles que vienen a Roma por motivos diversos. Suele ser también sede de los actos más significativos de la Iglesia española en Roma.
Esta capacidad de acogida se verá incrementada notablemente con la próxima apertura de la Casa de peregrinos «San Juan de Ávila», una estructura moderna y funcional, pensada especialmente para albergar grupos de peregrinos y familias con todos los servicios necesarios para dar una verdadera acogida, pues se ha creado como un servicio pastoral y no como una mera casa de huéspedes. El pasado 29 de enero, fiesta del Fundador, tuvo lugar la bendición realizada por el Cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia episcopal española.
Los colegiales hablan maravillas de la biblioteca del centro.
Dado que el objetivo principal del Colegio es la acogida de los sacerdotes que vienen a Roma para realizar estudios superiores, disponemos de una excelente Biblioteca, moderna y actualizada, con más de 40.000 volúmenes y unas 200 revistas científicas especializadas.
El mismo Colegio ha comenzado a editar el curso pasado una revista científica anual llamada «Revista Mater Clementissima de Ciencias Eclesiásticas» en la que se publican artículos especializados, originales y de nivel científico, elaborados por los colegiales actuales o antiguos colegiales y profesores, de modo que se visualice la vocación investigadora del Colegio.
¿Qué personajes famosos pasaron por el Colegio?
En varias ocasiones y en las dos sedes (la antigua sede del Palacio Altemps y la nueva de Torre Rossa) nos visitaron los Papas: el 22 de noviembre de 1962 el Papa Juan XXIII y el 22 de junio de 1963 el Papa Pablo VI (al día siguiente de su elección), vinieron al Colegio en su sede del Palacio Altemps. El Papa Pablo VI volvió a venir en 1965 para inaugurar la nueva sede. Juan Pablo II visitó dos veces el Colegio: el 29 de octubre de 1983 y el 28 de marzo de 1992, con motivo del Centenario del Colegio.
Entre las visitas más ilustres, el 21 de noviembre de 1923, los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaron el Colegio, después de asir a Misa en la Basílica de Santa María la Mayor, con motivo de la histórica visita de los reyes al Papa Pío XI. El 11 de febrero de 1977 el rey de España, D. Juan Carlos I, y el 2 de septiembre del mismo año, el Presidente del gobierno, Adolfo Suárez, hicieron sendas visitas al Colegio.
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105 colegiales y superiores del Colegio murieron mártires en la persecución religiosa entre los años 1936-1939
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