La calle es un lugar donde se duerme, se busca alimento y se sobrevive con trabajos esporádicos e informales. Un mundo donde se sufre soledad, humillación, marginación e inseguridad
(Pablo Richard, teólogo).- Papa Francisco: Evangelii Gaudium (año 2013):
«53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil.
Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».
55. Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano.
56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera».
¿Que es el Neoliberalismo?
El neoliberalismo reduce la economía a estudios de mercado, a cálculo de dinero, sin ninguna vinculación con la vida humana. Se reduce todos los fenómenos humanos a fenómenos mercantiles. El neoliberalismo es un radical antihumanismo y un totalitarismo mercantil.
«Hinkelammert ha demostrado que la idea central del neoliberalismo es la negación de toda utopía de inclusión, de respeto a la vida de todos y de sus derechos, a la vez que afirma que es inevitable la imposición de los intereses de los más fuertes mediante el mercado y el Estado.»
«…la armonía de los factores en el mercado, se realiza sometiendo la reproducción de la vida humana a las leyes del mercado, de modo que si la oferta de trabajo excede a la disponibilidad de alimentos, la disminución de la población por muerte de hambre permite recuperar el equilibrio.»
«…el mercado no permite reproducir todas las vidas, no asegura el derecho a la vida de todos, porque podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas» (Hayek)
«Retornó el capitalismo salvaje, que incluía las dictaduras militares en el Tercer Mundo para eliminar toda resistencia a las modernizaciones neoliberales»
«Ha surgido una burguesía salvaje, que se lanza a la destrucción, sin aceptar argumentos en su contra. Un capitalismo frenético se vuelve contra las riquezas del planeta. Nunca se ha destruido de manera tan despiadada a la naturaleza. Este capitalismo aparece en nombre del anti-estatismo y del anti intervencionismo estatal, del anti-reformismo y de la denuncia y persecución de los movimientos populares»
«El concepto de ser humano: solo eres en la medida que eres propietario. Eres más humano en cuanto más propiedades tienes. La mayor humanidad en la mayor propiedad. Yo soy mi dinero, yo tengo el poder que me da mi dinero, tengo las cualidades que me da mi dinero.»
«La Canciller (alemana) Merkel decía: la democracia tiene que ser conforme al mercado. De eso se trata, la democracia no responde al pueblo, sino al mercado. Eso precisamente es una definición muy adecuada de este nuevo totalitarismo del mercado. Eso es de lo que se trata hoy. Estamos frente a la disyuntiva de democracia o mercado. O un mercado que se impone a todo, en todas partes y en cada momento, o el desarrollo de una democracia, que responda a la voluntad de los pueblos y que exija al mercado adecuarse a la democracia. Una democracia que, por tanto, tenga en su centro al ser humano y no al mercado».
Citas tomadas del libro: «Modernidad y Utopía. El pensamiento crítico de Franz Hinkelammert». Autor: Jorge Vergara Estévez. 2015.
El neoliberalismo crea una nueva religión
Dios no ha muerto, se transformó en dinero. El nuevo dios es el oro, que es omnipotente y omnipresente. Ciertamente Dios está vivo, pero como dinero. El problema no es el ateísmo, sino la idolatría.
La religión del neoliberalismo es un nuevo fetichismo, donde las cosas se transforman en dios y dios se transforma en cosa. Nace el fetichismo del dinero, del mercado y de la mercancía. Los bancos son las nuevas catedrales y los empresarios los nuevos sacerdotes. El dinero es la gracia divina que nos salva cuando transgredimos las leyes del mercado.
Se cumple lo que nos dice el Evangelio: «Jesús entró en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo. Volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y les dijo: escrito está, ‘mi casa será llamada casa de oracion,’ y ustedes la han convertido en cueva de ladrones.» (Mateo 21,12-13)
Tomamos otra vez algunas reflexiones de F. Hinkelammert sobre los argumentos teológicos de Hayek, uno de los principales teórico de neoliberalismo, que nos dice que solo Dios podría conocer a priori los precios antes que estos sean determinados por la oferta y la demanda. Asimismo hace suya la tesis de Smith de la mano invisible, que sería la divina providencia, la cual produciría la tendencia al equilibrio en el juego de los factores del mercado.
Michael Novak, teólogo católico neoliberal, va más allá, pues afirma que las empresas multinacionales sacralizan el mercado y le confieren a nivel terrenal los atributos que la teología cristiana confiere a Dios.
El neoliberalismo vivido desde abajo y desde fuera
Repetimos texto del Papa Francisco: «Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».
Estos que son identificados como desechos y sobrantes, viven sobre todo en la calle de las grandes ciudades. La calle es un lugar donde se duerme, se busca alimento y se sobrevive con trabajos esporádicos e informales. Un mundo donde se sufre soledad, humillación, marginación e inseguridad. Un mundo considerado basurero humano, objeto de frecuentes «limpiezas sociales». La calle es un lugar traumático de violencia cuotidiana, delincuencia, prostitución, consumo de drogas y alcohol, donde se sufre represión y amenazas de cárcel.
La calle es también un lugar donde se tejen relaciones humanas, se forman grupos y familias, se vive momentos de solidaridad, y nacen relaciones de pareja de todo tipo. Muchos buscan salir de ella, pero otros se acostumbran y no quieren dejarla. Otros se alejan y retornan, salen y vuelven. No quieren vivir en ella, pero se resisten a abandonarla.
Surgen a veces «pandillas» o «maras», que son extremadamente violentas, pero también responde a una búsqueda de refugio, donde encuentran solidaridad e identidad. Hay situaciones extremas: dormir bajo un puente, comer en los basureros de los ricos, sufrir total desamparo y soledad. Sensación de «tocar fondo» y de vivir «más allá de la muerte».
Esta situación puede durar mucho tiempo y transformarse en un camino sin fin y sin salida. Llevan ropas «harapientas», viejas y sucias. Un rostro descuidado y desfigurado. Muchos llevan consigo una «casita móvil»: cartones y materiales de sobrevivencia para dormir. Su vida es muy solitaria y sin ninguna relación social. Los perros son sus mejores compañeros, que los defienden de agresiones y comparten el frío de la calle. Algunos no duermen en dormitorios públicos, para no separarse de «sus» perros.
Espiritualidad contra fetichismo: la lucha de los dioses
En la calle, en ese mundo de desechos y sobrantes, también se viven experiencias «religiosas», incluso «místicas». No interesa saber si éstas son reales o imaginarias. Tampoco interesa su identidad «confesional». Desaparece el límite entre lo visible y lo invisible.
Algunos testimonios recogidos en la calle:
«Entré un día en una Iglesia llena de gente y vi que Dios me miraba, solo a mi, a nadie mas. Esa mirada personal de Dios cambió mi vida para siempre».
«Yo estoy siempre feliz, porque se que Dios me acompaña en todo».
«Yo no creo en Dios, pero estoy seguro que si Dios existiera, el creería en mi».
«Ya no creo en Dios, pero se que Dios me ama»
«Nunca sentí la ausencia de Dios en mi vida».
«Todos me abandonaron, menos Dios»
El hombre y la mujer de la calle no tienen miedo,
porque saben «que Dios duerme junto a ellos en la calle».
Testimonio anónimo de un «chico de la calle» (esta vez grabé todo el texto ).
«No tengo donde reposar mi cabeza.
Las estrellas me acompañan.
Muchas noches fueron aliadas y mis descansos a medias.
Con las manos quebradas, camino a veces descalzo.
Golpeo a tu puerta, encuentro rechazo.
Observan mi cuerpo, degradan mi alma.
La muerte me llama, se mete en mis ojos.
Esperanza robadas.
No me quedan ilusiones, sólo se mi nombre.
No se soñar con calesitas de colores.
Digo papá, mamá,
y cuando llego a la última vocal se esfumaron una vez mas…
Sumo, resto, si tengo monedas.
Se donde viven ladrones, alcohólicos,
y los que robaron mi inocencia.
Hace días atrás ¿a quién le importará ?
vuelvo a empezar una vez mas
¿alguien me podría amar ?
¿quieres saber mi nombre?
soy un chico de la calle ?».
Gritos y lamentos inspirados en textos bíblicos
«Padre nuestro que estás en la calle»
«Dios te salve María porque diste a luz a Jesús en la calle»
Los que viven en la calle son pobres, hambrientos, lloran, son odiados, los insultan, los consideran delincuentes, pero lo increíble, es que son felices,
Jesús les dice:
Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios.
Felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Felices ustedes que lloran ahora, porque reirán.
Felices ustedes si la gente los odian, los expulsan, los injurien y los consideran delincuentes. Alégrense en ese momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo (Lucas 6, 20-23).
Estos testimonios los tomé personalmente, y están en el libro: «Ellas y ellos hablan. En la calle y en el Hogar de la Esperanza.»
Bibliografía
Jorge Vergara Estévez. «Modernidad y Utopía. El pensamiento crítico de Franz Hinkelammert». 2015.
Franz Hinkelammert: «Crítica a la razón utópica» (San José, Costa Rica, 2000)
José Comblin: «El neoliberalismo. Ideología dominante en el cambio de siglo». (Santiago de Chile. Ediciones Chileamérica, 2002, 253 páginas)
Pablo Richard, Yadira Bonilla y Orlando Navarro: «Ellas y ellos hablan. En la calle y en el Hogar de la Esperanza.» Costa Rica (Humanitas) 2012.
Pablo Richard San José, Costa Rica, 23 mayo 2017. A dos años de la beatificación de Mons. Romero (23 mayo 2015).