Tarancón le animó, a Rouco desconcertó y Osoro le apoya con simpatía. Ninguno ha sabido qué hacer con este cura
(Jesús Bastante).- ¿Cuáles son los retos de la escuela del futuro? ¿Qué hacer con nuestros hijos? ¿Cómo integrar educación, familia, vida? Retos difíciles, casi inasumibles, que sólo podría afrontar un hombre como él. Un emprendedor, un hombre con ideas propias, y la virtud de ponerlas en práctica.
Un cura como Luis de Lezama, que esta tarde presentó, en el Museo del Traje, su último libro, «La escuela del futuro» (PPC), en el que relata la experiencia educativa en el Colegio de Santa María la Blanca.
Fue la de Lezama una presentación muy «suya», donde se mezclaron el arte, la cultura, la educación y la amistad. Finalmente, quien no pudo venir fue el ministro de Educación y portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, quien excusó su presencia por cuestiones relativas a su cargo. Lo sustituyó, sin que se notara la ausencia, Juan Mari Laboa. Dos hombres del Renacimiento, eclesial y social, que se dieron mutuamente el contrapunto.
«Tú, Luis, siempre hablas del futuro como si no te preocupara el presente«, le dijo Tarancón al padre Lezama, quien confesó que la aventura de crear este proyecto educativo «fue un salto sin red» que, por fortuna, hoy es un ejemplo en España, y una fórmula que ya se está exportando a medio mundo. Con una idea faro: «El otro, el prójimo, es lo que importa».
«La escuela del futuro es una realidad«, desveló. «Esto no consiste en cambiar leyes, sino en cambiar sistemas. Esto lo consigue un equipo docente, que la generación digital no puede tener una educación magistral, que ya no valen las chuletas y la memoria. El diagnóstico personal es fundamental», añadió Lezama. Y dio otra clave: «La emoción es el hilo conductor de la educación. Educar es suscitar emociones. Cuando un colegio se refugia en la burocracia o el reglamento, es que no hay creatividad».
Abrió el fuego Luis Fernando Crespo, presidente del Grupo SM, quien comparó el trabajo de Lezama con el que hizo en Italia, hace décadas, Dom Lorenzo Milani, uno de los maestros de la nueva educación y al que el Papa Francisco rindió merecido homenaje hace apenas una semana. Y de cuya muerte, hoy, se cumple medio siglo.
«Los educadores siempre están de actualidad, sobre todo cuando dan testimonio con su vida de lo que proponen con su doctrina, como es el caso de Dom Lorenzo, y también el de don Luis. Todos sabemos que el maestro como mejor educa es con el testimonio» recalcó Crespo, quien calificó a Lezama como «un innovador, un educador, un emprendedor y un hombre de Iglesia».
Por su parte, Juan Mari Laboa, reveló su amistad con el autor, de quien dijo ser «un personaje trivialmente atípico», sacerdote de lo menos clerical que conozco, se declara nacionalista pero da de comer satisfactoriamente desde hace años a los senadores de Reino, y es buen amigo del Rey Juan Carlos.
«Es un escritor libre, instintivo… Creo que no sabe freir un huevo, pero da nombre y palabras a unos libros de cocina que compiten con los de Simón Ortega», bromeó Laboa, quien destacó de su amigo que «ha dotado de un método sugestivo e interesante al colegio, como él, porque su estilo es el hombre».
«Tarancón le animó, a Rouco desconcertó y Osoro le apoya con simpatía. Ninguno ha sabido qué hacer con este cura», concluyó el historiador.
En su intervención, Luis de Lezama reconoció que «mirar hacia adelante, tener luces largas, no ha sido ajeno para mí«. Así lo ha demostrado en su Café de Oriente, en la Taberna del Alabardero, en tantas y tantas obras… hasta que en 2006 «nos cayó encima la concesión de un colegio concertado, que debía ser diocesano pero acabó en un ‘convolluto’ que afrontamos como pudimos. Todos me disteis ánimo y adelante cuando apenas faltaba una semana para caducar la concesión del colegio».
¿Qué buscaba Santa María la Blanca? «Necesitábamos otra cosa». Era necesario «gestionar el conocimiento del ser humano para alcanzar lo magistral», recordó, abundando en su experiencia americana. «Tratamos de crear la escuela del futuro»
En el libro, Lezama hace un repaso a la maravillosa experiencia del colegio Santa María La Blanca, que desde 2008 funciona en el madrileño barrio de Montecarmelo. Un centro educativo, pero también un proyecto global, dirigido a profesionales de la educación, padres y estudiantes que buscan la transformación del modelo de enseñanza actual.
La escuela del futuro, publicado por PPC, ofrece una reflexión rica, reveladora y poderosa sobre qué es y cómo traducir esta innovación en los colegios. Su autor, Luis de Lezama, se basa en su propia experiencia, adquirida al dirigir el colegio católico Santa María la Blanca, un centro educativo de Madrid donde alumnos, profesores y equipo directivo trabajan juntos en un nuevo modelo pedagógico, que ha sido reconocido por la OECD como un caso de éxito por sus excelentes resultados académicos en PISA, a la altura de países de referencia como Finlandia o Corea del Sur.
En apenas una década, el modelo Santa María la Blanca se ha exportado a varios centros españoles y extranjeros. Actualmente la Universidad Católica de Notre Dame (Washington) y la pública Central Wahington University ya están formándose en el sistema EBI para aplicarlo a escuelas de Estados Unidos. Este sistema propugna el uso de la tecnología como parte del proceso educativo, un modelo integrador con planes de estudio personalizados, con autoplanificación del trabajo por parte de cada alumno.