Estas palabras nos llevan de la experiencia del mundo transfigurado a la mística del gozo
(Xabier Pikaza).- Estas palabras centrales del «ejercicio de amor», que he comentado en mi estudio sobre San Juan de la Cruz, responden al gozo de Dios, que vio que todas las cosas eran buenas, gozándose en ellas (Gen 1), y nos invitan a su vez a que gocemos unos de y con otros.
Estas palabras expresan el momento del gran fiat, es decir, del hágase de la persona humana que acepta y agradece el don de Dios, y que amorosamente le responde. De esa forma, el «hágase tu voluntad» del Padrenuestro (cf.. Mc 14, 36; Mt 6, 10), se convierte en un hagamos y gocemos, es decir, gocémonos amado.
El más poderoso pensador de occidente, el hispano/judío B. Espinosa, dijo que el mundo el deseo es decisión de ser (conatus), abriendo un camino que conduce a la voluntad de poder (Nietzsche) y a la real gana (Unamuno).
El más poderoso testigo de amor de occidente, el hispano/árabe Juan de la Cruz, nos dice en este verso que el mundo y la vida es deseo de gozo, amor de amante y amado, abriendo así un camino que aún no ha sido explorado en plenitud por los cristianos.
En este contexto he querido ofrecer ante todo la imagen y el libro de mi amiga, Daniela Repetto, que está ofreciendo el testimonio de su amor/gozo carmelitano en Argentina, su tierra origen, y en Salamanca su tierra elegida.
En la dedicatoria del libro, ella me dice que le he ayudado a entender a San Juan de la Cruz… Los dos nos hemos enseñado y estamos aprendiendo. Gracias, Daniela, por estar ahí, por acompañarnos. Quiero dedicarte con Mabel esta postal, en estos momentos duros en los que Dios muestra su amor a los tuyos, que son los nuestros.
Estas palabras (gocémonos amado…) se encuentran en el culmen de la mística de San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual [CB] 36, y nos llevan de la experiencia del mundo transfigurado a la mística del gozo.
Gocémonos, amado.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: