Impresiona que muchos católicos opten por el "no" al mensaje de la esperanza cristiana, al amanecer tras el anochecer de la muerte
(Padre Urbano Sánchez).- Pretendo responder en esta obra, Impresiones entre el anochecer y el amanecer con esperanza, a 6 grandes problemas que me impresionan y que están presentes en el mundo de hoy: el de la verdad-mentira, justicia-corrupción, Dios-indiferencia religiosa, cristianismo convertido en acto social, la Iglesia sin la comunión en gran parte de sus fieles, y el hombre posmoderno sin esperanza en el anochecer y ante el amanecer del más allá de la muerte.
Un servidor, que vive entre el atardecer y el anochecer de la vida temporal, contempla a la verdad que al ser anulada o aplastada por la mentira causa gran impresión. Y junto a la verdad está la justicia «ajusticiada», fuente de impresiones por la corrupción y la desigualdad. A estos problemas antropológicos, se unen los que afectan a los creyentes: Dios acosado por la indiferencia religiosa, la Fe cristiana desvirtuada al convertirse en un acto socio-cultural. Y la Iglesia católica que impresiona por la falta de comunión en gran parte de sus miembros.
Todavía queda otro problema que afecta a todo ser humano: el «sí» o el «no» al más allá de la muerte. Impresiona que muchos católicos opten por el «no» al mensaje de la esperanza cristiana, al amanecer tras el anochecer de la muerte
Junto al análisis de los problemas, propongo causas y posibles soluciones. Con especial interés, expongo la esperanza como respuesta propia de quien tiene fe en Jesucristo y en Él ha puesto su esperanza.
¿Qué me animó a escribir sobre el tema elegido? Varios han sido los objetivos:
1º terminar el ciclo del atardecer humano, todavía con luces para ser y vivir, con las dos fases finales: la del anochecer o final de la vida temporal que termina con la muerte, y la del amanecer, el ciclo escatológico de la vida después de la muerte.
2º Reafirmar la actitud del cristiano que espera llegar al más allá prometido por Cristo, muerto-anochecer, pero resucitado y glorioso, amanecer.
3º Animar a creyentes y no creyentes para que, con tiempo y en su lúcido atardecer, se replanteen con la esperanza, la respuesta al sentido último del ser y del vivir humano.
4º Mostrar el camino a seguir motivados por la fe y la esperanza cristiana para llegar al amanecer que Dios nos tiene prometido. Así se cumple lo que escribiera san Agustín y recuerda el Vaticano II (GS 21):»Señor, nos hiciste para ti e inquieto está nuestro corazón hasta que llegue hacia ti».