Gabriel María Otalora

El trasfondo del mensaje del Papa

"Francisco es un profeta en toda regla que remueve conciencias"

El trasfondo del mensaje del Papa
Gabriel Mª Otalora

La propuesta de Francisco es que los cristianos debemos cambiar, transformar nuestras actitudes para cambiar a mejor la realidad

(Gabriel María Otalora).- Una vez constatada la claridad y contundencia de los mensajes del Papa y de lo bien que Francisco se mueve por los bastidores diplomáticos en busca de soluciones para tanta injusticia en escenarios a cual más peliagudo, la reflexión me lleva un poco más al fondo: gracias a este Papa, las desigualdades son vistas con mayor nitidez como antievangélicas, los causantes están un poco más incómodos y la comunicación uniforme oficial y sin fisuras ha sido alterada, gracias a Dios, cuestionando directamente a quienes le están escuchando y viendo actuar. Y entre todas estas personas, que son millones, estamos también nosotros, los católicos de a pie, a quienes se nos interpela cada vez con mayor claridad.

Tengo la impresión de que Francisco está siendo descubierto por muchos millones de seres humanos que no son cristianos e incluso viven de espaldas a las religiones. Aunque, en realidad, es Cristo quien está «resucitando» en muchos corazones gracias a la Buena Noticia que provoca nuestro Papa. Y a la vez, percibo que provoca más incomodidad que entusiasmo en buena parte de las filas católicas. En este sentido, creo que se parece bastante a la realidad que experimentó Jesús de Nazaret, quien generaba parecidas filias y fobias hasta que lo colgaron de una cruz por blasfemo a instancias de los expertos religiosos de Israel, que le odiaban por su mensaje que proponía cambios drásticos en las prácticas religiosas.

Francisco es un profeta en toda regla que remueve conciencias para que se movilicen a favor de hacer el «Reino y su justicia». Las dos cosas… Y ahí nos duele, porque la conversión de verdad es un clamor dar pasos de verdad pero supondría cuestionar las estructuras injustas de nuestra economía y las finanzas, en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Cada vez es más claro que no es política lo que predica Francisco, sino humanidad solidaria, lo mismo que hizo el Maestro. No es fácil acusarle de ser antievangélico ni de poner el acento en lo secundario de la ortodoxia; por eso mismo, por la credibilidad que atesora, los ataques desde dentro se perciben ya con mucha claridad.

La propuesta de Francisco es que los cristianos debemos cambiar, transformar nuestras actitudes para cambiar a mejor la realidad. Es lo que llamamos conversión aunque lo hacemos cada vez con menos sentido transformador. El mensaje del Papa nos cuestiona la indiferencia y la falta de hechos ante una realidad injusta que cada vez es menos sostenible ni defendible en nombre de la justicia ni en nombre del Reino de Dios. No podemos mirar para otro lado cuando estamos siendo cuestionados por unas injusticias planetarias insoportables, pero también lo estamos siendo en nuestra fe occidental, a la manera de nuestros intereses. Pero es que incluso las contradicciones bien tejidas y mejor asumidas acaban por romperse en algún momento ante la realidad tozuda, como bien nos muestra la historia.

Todos estamos entremedio, presos en nuestras contradicciones estructurales, aferrados a lo que no es esencial y huyendo -tantas veces- hacia adelante. Y lo sabemos, o al menos tenemos serias dudas. Pero ahora es el Papa el que nos lo recuerda mostrando claramente el trasfondo de la verdad evangélica; y nos pide el necesario cambio de actitud personal a todos, no solo a la curia… El verano no es mal momento para reflexionar todo esto a la luz de nuestra apuesta de fe creyente en Cristo Jesús.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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