El desarrollo sostenible es el gran horizonte de cambio de la convivencia social, del sistema económico y de las relaciones internacionales
(Cristianos Socialistas PSOE).- La crisis ecológica ha dejado de ser, si así fue percibida alguna vez, la preocupación romántica de unas minorías medio-ambientalistas. Como el feminismo, la ecología política se ha convertido en un potente vector de transformación social, cultural, económica y política.
Contra el negacionismo de algunos, la gravedad del calentamiento global mueve voluntades en todo el planeta en favor de un desarrollo sostenible. La crisis ecológica nos ha hecho conscientes de que es sencillamente inviable un modelo de crecimiento a costa del medio ambiente, basado en la explotación hasta el agotamiento de recursos limitados, en la destrucción miope de los equilibrios que hacen posible la vida, en la inequidad de responsabilidades y damnificados entre países desarrollados y países pobres y en la insolidaridad con las generaciones que vendrán.
Del mismo modo que no cabe un planteo verde al margen de la cuestión social, ya no se puede hablar de justicia social, ni de igualdad, ni tampoco de socialismo al margen de la cuestión ecológica. El desarrollo sostenible es el gran horizonte de cambio de la convivencia social, del sistema económico y de las relaciones internacionales. En negativo, su ausencia será causa de conflicto, violencias y muerte.
La política debe liderar; lo está haciendo desde la Unión Europea. Ha de recabar esfuerzos de los pocos, globalizar objetivos para todos y sobre todo conjuntar la acción de empresas, agentes educativos, centros de investigación, ciudadanos, ONGs,…. Pero sola poco puede hacer. Todos estamos llamados a participar en este compromiso. Somos todos y todas, en un nuevo desafío ciudadano que lo alcanza todo, los que estamos llamados a hacer sostenibles la edificación, nuestras viviendas, la movilidad y el transporte, la producción y el consumo de energía, todos los procesos de producción, de transformación, de distribución y de consumo. Nadie es insustituible.
Pero no sólo se trata de hacer sostenible nuestra vida económico-social, sino de ser sostenible, de llevar un modo de vida sostenible. Este es el quicio de enganche entre eco-política y espiritualidad. No es posible un mundo sostenible sin el compromiso personal, sin un cambio personal de miles de millones de personas en el modo de vivir.
Las tradiciones espirituales pueden ejercer una función crítica respecto de modos de vida basados en la idolatría de un consumismo exacerbado e insolidario, así como una función de estímulo, de cambio interior hacia modelos de vida basados en la austeridad, la simplicidad, la integridad personal y colectiva, el cuidado y la comunión con la vida natural y humana en todas sus formas.
Como siempre, sobre la educación descansa un esfuerzo gigantesco. La educación ha de impulsar el respeto por la naturaleza y los otros; la conciencia sobre los problemas medio ambientales; el necesario cambio de hábitos de vida y de consumo; la formación de los perfiles profesionales que necesita la economía verde y circular, baja en emisiones de carbono.
Las ciudades y la política municipal están llamadas a convertirse en las grandes protagonistas del desafío ecológico. Son las más urgidas, por cuanto son el ecosistema a la vez más responsable y más frágil de la crisis ecológica, por cuanto la salud humana se ve gravemente amenazada.
Quienes formamos el Grupo Federal de Cristianos Socialistas PSOE nos planteamos contribuir a las repuestas de estas preguntas, no sólo con el desarrollo de la convención que proponemos celebrar como un espacio de diálogo, reflexión y encuentro: sería demasiado ingenuo. Nuestro objetivo es colaborar a que la acción política encuentre la vía posible para incorporar en sus actuaciones y de forma cotidiana el cuidado de la Creación.