El camino que se bifurca

Lo que nos dilata el corazón vs las razones para cerrarlo

"El que dilata el corazón no deja de luchar por los que ama y reza con mas fuerza al Señor"

Lo que nos dilata el corazón vs las razones para cerrarlo
Dos caminos

Es curioso que entre las razones para no emprender esta empresa (porque traer una sola familia de refugiados sirios es toda una empresa), se use la de: "Y cuantos traen? Una sola familia, nada más?".

(Diego Fares sj).- Jesús partió de Genesaret y se retiró al país de Tiro y Sidón.Entonces una mujer siro-fenicia, saliendo de aquellos confines, comenzó a gritar:

– «Apiádate de mí, Señor! Hijo de David: mi hija está malamente atormentada por un demonio».

Pero El no le respondió nada.

Sus discípulos se acercaron y le pidieron:

– «Señor, despídela concediéndole lo que pide, porque nos persigue con sus gritos».

Jesús respondió:

– «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».

Pero la mujer fue a postrarse ante El y le dijo:

– «Señor, socórreme!».

Jesús le dijo:

– «No queda bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros».

Ella respondió:

-«¡Pero sí, Señor! Los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!».

Entonces Jesús le dijo:

-«¡Oh Mujer!, ¡qué grande es tu fe! Hágase como deseas».

Y en ese momento su hija quedó sana (Mt 15, 21-28).

Contemplación

Siempre me conmueve el pasaje de la mujer «siro-fenicia», como la llama Mateo, porque Tiro y Sidon son parte del Líbano – tierra de mis abuelos – y la composición de lugar -el meterse en la escena, en el territorio- se me hace familiar.

Siria es también para nosotros la tierra de donde estamos tratando de traer familias que escapan de la guerra. La hermana Marta me contaba las dificultades burocráticas interminables que enfrentan los que quieren conseguir ayuda oficial para comprar los pasajes de una familia que ya tiene todo en orden para venir a la Argentina. Son tantas las postergaciones que Manos Abiertas decidió pagar directamente los pasajes que faltan para traer a cinco personas a nuestra patria. La realidad es que los gobiernos de buena voluntad, que abren sus puertas a los refugiados, al ver que otros las cierran directamente, comienzan a poner restricciones.

A la simple compasión ante el sufrimiento de los que se ven obligados a dejar su tierra y sus cosas y emigrar se le van agregando otros sentimientos. Miedo a los extraños, sentirse invadidos, conciencia de los propios necesitados… Me contaba Marta cómo le había impresionado que gente de nuestras propias obras de misericordia, influida se ve por esta mentalidad, le dijera «no saben lo equivocados que están». Es curioso que entre las razones para no emprender esta empresa (porque traer una sola familia de refugiados sirios es toda una empresa), se use la de: «Y cuantos traen? Una sola familia, nada más?».

En Italia, que es de los paises que mas solidariamente acoge a los refugiados e inmigrantes, se siente como se van consolidando, entre la gente común, las objeciones a recibir a esta pobre gente que busca una vida mejor. Las razones son de peso -la dificultad para integrar tanta gente de culturas diferentes en una época donde escasea el trabajo…- pero a lo que voy es a que son razones para cerrar el corazón.

Resuena la frase de los discípulos ante los gritos de mi paisana que persigue a Jesús suplicándole que tenga compasión de ella porque su hija está atormentada por un demonio: «saquémonosla de encima». Aunque con cierta generosidad practica, porque le dicen a Jesús que le conceda lo que pide, la actitud es la de sacársela de encima: despídela.

Y el Señor no es de los que se saquen de encima a nadie. Al contrario, no solo no le molesta que los pobres lo persigan sino que Él es de los que salen a buscar al que necesita. Esta es la tendencia, el dinamismo, el espíritu de nuestras obras de misericordia: construir estructuras que salgan al encuentro de las necesidades, sabiendo que la gente vendrá.

Y hay que estar muy atentos a que el mal espíritu no nos erosione esta actitud radical, de simple y pura misericordia, con razonamientos falaces que se instalan poco a poco y terminan por cambiar totalmente nuestros comportamientos prácticos. Cuando se llega al punto de que la misma gente que está trabajando en obras de misericordia (no hablo de gente que solo piensa en su interés sino de gente que piensa en los demás) se vuelve selectiva y temerosa, es que estamos en presencia de una tentación y hay que discernir por donde sé metió. San Ignacio dice que cuando algo que era bueno termina en algo menos bueno hay que revisar el proceso de los pensamientos y ver donde fue que el mal espíritu entró con la nuestra y nos llevó a sus acostumbrados engaños.

No se trata de no ser razonables en cuanto a los recursos y posibilidades de ayuda que una institución tiene. Pero sí de tomar conciencia que si una institución atiende a 2000 personas por obra y gracia de la divina providencia que motiva a tanta gente a donar trabajo, tiempo y dinero, si la misma providencia lo desea, podrá ayudar a 2005 -incluir a una familia siria-. Podrá también multiplicarse la ayuda, como los cinco pancitos, si el Señor así lo quiere. Y si falta, se achicara la cantidad de lo que se de, pero no el corazón! Este es el punto: las razones que dilatan el corazon y las razones que lo angustian, lo cierran y lo quieren achicar.

Si uno ve el sufrimiento del mundo, lo razonable siempre es darse cuenta de que no alcanza. Aunque de ahora en adelante pusiéramos todo el dinero del mundo al servicio de los mas pobres (que alcanza y sobra), no llegaríamos a ayudar a los que ya nacieron desnutridos, por ejemplo. Pero esta pobreza y limite de los recursos puede tomar dos direcciones: la de dilatar el corazon o la de cerrarlo. El que dilata el corazon, como la mamá del evangelio, no deja de luchar por los que ama y reza con mas fuerza al Señor, buscando conmover su corazón. El que lo cierra, se va volviendo como los discípulos que siempre tenían a flor de labios esa frase: «despide a la gente».

La creatividad para dialogar con Jesús, para pedirle de manera que no se pueda resistir, es signo de un corazon dilatado. Dilatado por la compasión frente al que sufre y por la fe en Jesús.

Los problemas reales son complicados. Los razonamientos generales tienen, todos, su parte de verdad. Pero el que abre su oido a una necesidad concreta, el que dialoga con el que le pide ayuda y pone manos a la obra para resolver el caso que se le presenta cada día, experimenta que el corazón se le dilata. Pasa a formar parte de los que tienen mas corazón que recursos, mas compasión que manos (y por eso buscan otras manos y trabajan junto con otros). En cambio el que se queda en las consideraciones generales y no se arremanga, seguramente encontrará razones que lo justifiquen. Pero pasara a formar parte de los que tienen mas razón que corazon, mas recursos que manos, porque dudando como gastar mejor se quedaron sin dar todo lo que podían.

San Alberto Hurtado, que dejo que se le dilatara el corazon al ritmo de cada necesidad que le salía al encuentro cada día es patrono de los que desean tener un corazón mas grande que sus recursos. Y como buen patrono, intercede por los que pedimos esta gracia, que es la que mas necesitan los pobres: encontrarse con gente que los recibe con un corazon mas grande que la limosna o la ayudita que les brindan.

Decía Hurtado:

«No hay sólo que darse, sino darse con la sonrisa. No hay sólo que dejarse matar, sino ir al combate cantando.

Hay que hacer amar la virtud. Hacer que los ejemplos sean contagiosos,

de otra manera quedan estériles. Hacer la vida de los que nos rodean sabrosa y agradable.

Esto es triunfar sobre el egoísmo sutil, que una vez expulsado de la

trama de nuestra vida, tiende a refugiarse en los repliegues, es decir, en nuestra sensibilidad egoísta haciendo sentir que uno es un mártir o al menos una víctima, alzándose sobre un pedestal y buscando el ser consolado.

Canta y avanza, la abnegación total es alegría perpetua. ¿Es la cuadratura

del círculo? No. Porque hay un vínculo secreto entre el don de sí, por amor, y la paz del alma».

Para leer otros artículos del autor, pinche aquí.


CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído