Xosé Manuel Carballo

Evaristo Lorenzo, mi gran amigo

"Se escucha o se lee a menudo que no existen casualidades, sino causalidades"

Evaristo Lorenzo, mi gran amigo
Carballo

Rezamos juntos. Rezamos con un fervor y con una emotividad especial

(Xosé Manuel Carballo).- Se escucha o se lee a menudo que no existen casualidades, sino causalidades, dando a entender que todo acontece por algo. También lo creo así, pero me olvido muchas veces y vuelvo a atribuir a la casualidad aquellos hechos que me llaman la atención y no sé por que ocurren.

Hago esta pequeña introducción para narrar algo que no sé porque fue, pero fue. Tampoco sé el interés que puede despertar para que se fije algún lector o lectora, pero también puidrera darse el caso de que les haya ocurrido algo parecido.

Pronto será el primero anivarsario de la muerte de un compañero al que me referí aquí mismo no hace muchos días, Evaristo Lorenzo Orol de Recaré del Valle de Oro y provincia de Lugo.

Hizo en el mes de julio 67 años que nos conocimos en el seminario de Vilanova de Lourenzá. Ya llovió, escampó y volvió a llover y a escampar. Desde entonces siempre fuimos grandes amigos, pero, pasados los primeros tiempos de curas, en que nos veíamos muy a menudo e incluso él venía por nuestra casa y se hizo amigo de parte de mis amigos y amigas de por aquí, han pasado hasta dos años sin vernos, debido a que él estaba por la zona de Ferrol y yo por la Terra Chá, a hora y media de distancia y con bastantes ocupaciones cada uno.

Llegaron los achaques de salud y sabiendo uno del otro e incluso llamándonos por teléfono, fuimos llevándolos lo mejor que pudimos sin cuidarnos mucho ninguno de los dos. Ambos pasamos temporadas inutilizados por motivos difetrentes pero con resultados semejantes.

Bien, pues voy al caso de que, a finales de agosto del año pasado me entraron unas ganas locas de que viniera a pasar dos o tres días conmigo. Él no estaba bien pra conducir, pero entonces podía hacerlo, en cambio hubiera tiempos anteriores en que no podía y había estado en silla de ruedas por problemas de circulación de sangre.

También a él le entraron ganas de venir y pusimos día para ir a esperarlo en mi coche a unos cinco kilómetros, a Castro de Rey para que no se perdiera, porque desde que vino la última vez se hizo la concentración parcelaria y cambiaron de sitio los camiños. Aclaro que aunque estoy operado de laringe, conducir puedo, porque antes ya no conducía con la garganta.

Llegó a su hora y, como nos cuadraba en camino, me siguió hasta el monumento al Sagrado Corazón de Santa Locaia. Allí contemplamos durante un rato la maravillosa panorámica de la Terra Chá que puede verse todo alrededor y rezamos juntos. Rezamos con un fervor y con una emotividad especial. No digo esto ahora por oportunismo. Lo hablamos allí mismo.

Para leer el artículo entero, pinche aquí

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído