Andrés Ortíz-Osés

Claves de la vida

"Todo amor sin libertad es fanático, y toda libertad sin amor es libertinaje"

Claves de la vida
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Como decía san Agustín, ama y haz lo que quieres (no lo que quieras), lo cual viene a ser lo que puedas

(Andrés Ortíz-Osés).- No hay una sola clave o llave de la vida, pues ello nos llevaría a una visión monolítica y absolutista de la realidad. Mas la realidad es plural y abierta, basada no en el uno exclusivo, sino en el dos inclusivo: masa y energía, materia y espíritu, amor y libertad. Lo real es dual o dualéctico, coimplicación de diferencias, contrarios complementarios.

Por eso el propio cristianismo no es un monoteísmo estricto, sino un monoteísmo abierto o relacional, un monoteísmo trinitario. Y por lo mismo la regla de oro del cristianismo no es un único amor absolutizado, sino un amor doble o dúplice a Dios y al prójimo, al lejano y al próximo, al uno y al otro en apertura encarnada. A partir de aquí no se puede ser solo cristiano o musulmán, sino también ecuménico o universal, y no se puede ser solo universal sino también unidiversal.

Ni siquiera cabe ser meramente religioso o religado, sino también desligado o libre, ya que no hay amor verdadero sin libertad. Todo amor sin libertad es fanático, y toda libertad sin amor es libertinaje. Por eso el nacionalismo es un amor fanático al propio terruño que se cierra y acaba en mero localismo, mientras que el puro internacionalismo liberal acaba en abstraccionismo. Necesitamos lo local y lo global, así pues lo «glocal».

Entre el absolutismo premoderno y el relativismo posmoderno cabe un relacionismo mediador, lo mismo que entre la religión fundamentalista y la irreligión desfundamentadora cabe una religación abierta. Hay que mediar la brecha entre materialismo y espiritualismo con un humanismo crítico, como hay que remediar el amor y la libertad con un amor liberador y una libertad amorosa. Pues amar al otro es abrirse, y abrirse al otro es liberarse mutuamente. Según O. Wilde el amor sería superarse, pero yo diría que es ser superado, elevarse descendiendo.

El auténtico amor nace de una libertad, y conduce a una liberación. Acentuar el amor frente a la libertad es regresión cerrada, acentuar la libertad frente al amor es flotación alada. Como decía san Agustín, ama y haz lo que quieres (no lo que quieras), lo cual viene a ser lo que puedas. El amor y la libertad son las claves de la vida, pero no funcionan por deparado, sino en su mutua coimplicación. Ahora bien, la virtud no está en el medio estático, sino en la mediación dinámica o dialéctica de los extremos así desextremizados. 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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