Faustino Vilabrille

Jesús critica duramente a los dirigentes religiosos de toda clase

"¿No pasa también bastante de esto en la Iglesia actual?"

Jesús critica duramente a los dirigentes religiosos de toda clase
Faustino Vilabrille

“Necesito poco, y lo poco que necesito, lo necesito poco”(Francisco de Asís)

(Faustino Vilabrille).- En lo religioso: Jesús critica duramente a los dirigentes religiosos de toda clase: escribas, y fariseos con sus letrados o legistas y sumos sacerdotes, porque:

-saben bien lo que hay que hacer, pero no lo hacen.

-mandan a los demás hacerlo, pero ellos no lo hacen. Utilizan la Ley de Moisés como instrumento de dominio del pueblo.

-atan grandes cargas y las echan encima de los hombros de los demás, pero ni un dedo arriman para llevarlas.

-quieren figurar los primeros en todo, que los llamen señores, que los saluden reverencien en las plazas y ocupar los primeros puestos en banquetes y celebraciones.

-todo lo hacen para ser vistos de los hombres.

-se visten de lujosos mantos de largas orlas y brazaletes bien anchos con frases significativas de la Biblia escitas en ellos (son las filacterias).

-pero en cambio descuidan lo más importante del mensaje de Dios: la justicia, la misericordia, la fe y el amor. (Ver Mateo 23,13-32 y Lucas 11, 41-42)

¿No pasa también bastante de esto en la Iglesia actual?

A los ojos del pueblo, la jerarquía (sobre todo Obispos y Cardenales) aparecen con demasiada frecuencia al lado de los de arriba, o en solemnes ceremonias, o acompañando a ricos y políticos relevantes, o con vestimentas llamativas y coches de alta gama, viviendo en palacios, o acudiendo a parroquias socialmente significativas a presidir celebraciones especialmente relevantes, o incluso celebrando bodas de ricos y poderosos; o preparando y participando en concentraciones y celebraciones solemnes rodeados de mucha gente que los aplauda y admire, como si esto sirviera para cambiar algo el mundo, hacer justicia, acercarse a los oprimidos; pero muy pocas veces los vemos al lado de los pobres y del pueblo, mezclados con la gente en alguna reivindicación, dejando los palacios para vivir en una casa normal como el pueblo normal; se les llena la boca de paz, pero casi nunca de justicia, porque hablar de paz suena bien a los de arriba y a los ingenuos de abajo, pero hablar de justicia suena mal a los de arriba porque abre los ojos a los de abajo; nunca quieren quedar mal con los poderosos aunque no les importe quedar mal con los pobres.

En cambio, el programa de Jesús es muy sencillo y claro:

-No os dejéis llamar maestros.
-Todos vosotros sois hermanos.
-No llaméis a nadie Padre.
-Uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
-No os dejéis llamar consejeros.
-Uno solo es vuestro consejero, Cristo.
-El mayor entre vosotros, sea vuestro servidor.
-No devoréis los bienes de las viudas (lo más pobres de aquel tiempo) con el pretexto de largos rezos: ¿Tiene sentido cobrar por misas, funerales, o cualquier otra celebración de la fe? ¿El sacerdote no debería vivir de su propio trabajo civil como hacen otras personas que colaboran gratuitamente con la Comunidad, como lo hacía S. Pablo: «Para mi y para los que están conmigo trabajaron estas manos» (Hechos 20,34)? Es muy necesario dar más protagonismo a los seglares en la Iglesia, hombres y mujeres). El cuidado de la Comunidad debería ser realizado por toda la Comunidad.
-Cuando des un banquete llama a los pobres, lisiados, cojos ciegos.
-Tu recompensa será en la resurrección de los justos.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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