Sois y somos unos mimados del Señor, nuestro trabajo es vocacional. Hay muchas personas trabajando donde pueden para llevar sustento a sus familias, y no siempre donde está su sintonía vocacional
(Jesús Bastante).- La vida religiosa quiere caminar con los jóvenes, como Jesús hizo con los discípulos de Emaús: «haciendo camino con ellos, no desde nuestros esquemas, sino desde lo que son y viven«, según apuntó la presidenta de Confer, Rosario Ríos, durante la apertura de la Asamblea General de los Religiosos Españoles. Una asamblea abierta con un ‘mea culpa’ por parte del obispo de Málaga, Jesús Catalá, quien admitió que «estamos viviendo un desierto vocacional» a todos los niveles, producto de excesivos «procedimientos de ‘clonación'» de los fieles.
«Ánimo. Son tiempos recios», apuntó el obispo responsable de la vida religiosa. «Estamos viviendo, por desgracia, o por providencia, un desierto vocacional a todos los niveles: sacerdotes, religiosos, religiosas, monásticas….».
«Si nos ceñimos a España o Europa, estamos viviendo un desierto vocacional, pero hemos de animarnos mutuamente», prosiguió Catalá, quien abogó por cuidar «el discernimiento vocacional, el acompañamiento en los procesos de fe, que son previos a cualquier otra vocación».
Y es que, denunció el prelado, «a veces en la Iglesia hacemos procedimientos de ‘clonación’. En un colegio, o en grupos de jóvenes, o en catequesis con 300 niños. Tenemos que pasar de ese sistema al acompañamiento personal». Así, Catalá abogó por «acompañamiento en los procesos personales», lo que «nos llevará más tiempo que los procesos grupales, pero tenemos que cambiar nuestro método».
«Hemos perdido tiempo y dedicación al acompañamiento en las últimas décadas. Antes se dedicaba más tiempo a ‘estar’ en el confesionario. No hay que esperar en la sacristía a que nos pidan la confesión, sino dedicar tiempo a la ‘acogida’, a acompañar. Insistamos mucho más en esto», clamó el obispo de Málaga, quien no obstante quiso ser optimista. «Sois y somos unos mimados del Señor, nuestro trabajo es vocacional. Hay muchas personas trabajando donde pueden para llevar sustento a sus familias, y no siempre donde está su sintonía vocacional. A nosotros, Dios nos ha regalado esta vocación para lo que Él quiere».
Catalá también quiso dar las «gracias» a las vida religiosa, pues «vuestra presencia es importantísima en la Iglesia«. «Sois hijos de vuestros fundadores, encarnáis y asumís el carisma fundacional que el Espíritu suscitó en la Iglesia a través de vuestros fundadores. Vuestra presencia es vital para la Iglesia, gratuita, de gracia, de don».
Por su parte, el Nuncio en España, Renzo Fratini, destacó la «necesidad de la vida religiosa», en su «sentido específico». «El Papa les alienta a no tener miedo del Espíritu, que les pide audacia«, recordó, advirtiendo que «no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al maestro».
Fratini alertó del «riesgo de la autorreferencialidad» y propuso, como el lema de la Asamblea de Confer, recorrer el camino de Emaús, donde «Jesús acompaña con una metodología específica, y desde el testimonio». «Que vuestro acompañamiento no se canse de acompañar a los jóvenes», culminó el Nuncio, que pidió a los religiosos «llevar al corazón de los jóvenes el gozo de colaborar con el fin de Dios».
Finalmente, la presidenta de Confer quiso mostrar «el afecto de los religiosos españoles al Papa Francisco, y nuestro agradecimiento por su servicio a la Iglesia y la Humanidad, para que el Espíritu le anime y sostenga en su misión».
Respecto al tema de la asamblea, muy ligado al Sínodo de los jóvenes de 2018, Rosario Ríos invitó a «escuchar sus aspiraciones para entrever las vías que la Iglesia está llamada a recorrer», percibiendo «cómo acompañar hoy a los jóvenes para que descubran la fe y la vocación; qué palabra nos están diciendo los jóvenes para ayudarnos a evangelizar; cómo los miramos, cómo escuchamos sus aspiraciones».
«Los jóvenes necesitan figuras de referencias cercanas, creíbles, expertas… y acompañamiento», abogó la religiosa de la Orden de María, pidiendo a la vida religiosa que, como Jesús en Emaús, «se pongan a caminar al lado de los jóvenes, en un camino que en este momento es de alejamiento. No yendo delante ni al margen, sino caminando a su lado, dialogando, preguntando y escuchando. La vida religiosa quiere ser compañera de camino, como Jesús».