Presentación de 'Palabra y Vida 2018' (Claretianas) en Madrid

Víctor Manuel Fernández: «La Palabra de Dios nos puede ayudar al buen vivir»

Osoro: "Sus comentarios nos impulsan a una Iglesia de manos abiertas y corazón grande"

Víctor Manuel Fernández: "La Palabra de Dios nos puede ayudar al buen vivir"
Bru, Fernández, Osoro y Prado

La Biblia ilumina la renovación de la Iglesia, que consiste en volver a sus fuentes

(José Manuel Vidal).- No suele ser habitual que un domingo, a las 6 de la tarde, se reúnan más de 300 personas para escuchar la charla de un obispo. Aunque, en este caso, se trataba de un prelado argentino especial. A Víctor Manuel Fernández le llaman ‘el teólogo del Papa’. Y ese ‘sambenito’ hace que sus comparecencias despierten mayor curiosidad y expectativas que, al final, se demuestran saciadas.

En el salón de la parroquia madrileña de San Juan de la Cruz, acompañan al conferenciante el editor de Claretianas, Fernando Prado, el delegado de catequesis de la archidiócesis de Madrid, Manuel María Bru, y el cardenal-arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Entre los asistentes, el Padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz, el vicario de Innovación, José Luis Segovia o el delegado de Fundaciones, David López.

Se nota que monseñor Fernandez es alguien importante en el imaginario eclesiástico incluso por la forma que sus acompañantes tienen de presentarlo. Fernando Prado le califica como «una voz cercana al Papa» y, que, como él, viene «del fin del mundo» y de las «periferias existenciales».

Manuel María Bru recorre su detallado curriculum de teólogo y de asesor del Papa desde la Conferencia de Aparecida. Un intelectual «con hondura teológica y estilo divulgativo» que «ha dejado ver su asesoramiento en los grandes documentos pontificios».

Por su parte, el cardenal de Madrid confesó que había conocido a monseñor Fernández en el último Sínodo, celebrado en Roma, «porque estábamos en el mismo grupo». Desde entonces, estaba deseando que viniese a la diócesis de Madrid, porque «monseñor Fernández, cuando habla, siempre deja luz» y «sus comentarios nos impulsan a una Iglesia de manos abiertas y corazón grande».

Monseñor Fernández está acostumbrado a las conferencias. Alto, delgado y elegante, se mueve con soltura en el escenario y se dirige al atril, donde ya tiene preparada su conferencia y una Biblia. De voz cálida y profunda, habla con tonos pausados y con el característico deje porteño. Y, además, le rodea el aura de ‘hombre de Francisco’.

Y por Francisco comienza: «Hace unos días, estuve con Francisco y le conté que venía a Madrid. Y él me dijo: ‘No hables de mí; habla de la Palabra de Dios’. Y añadió: ‘Mándales también mi bendición a todas las personas que participen en tu conferencia».

Con la bendición del Papa y de Dios, que, después, nos impartiría al unísono con el cardenal Osoro, monseñor Fernández comenzó su exposición, titulada ‘Tu Palabra me da vida (Palabra de Dios y renovación eclesial)’.

En una primera parte, trató de demostrar, con erudición divulgativa, que «la Palabra de Dios siempre es nueva», porque, aunque en el Nuevo Testamento haya pasajes que recogen «costumbres culturales», tales pasajes «no son contenidos revelados». Por ejemplo, cuando San Pablo prohibe a las mujeres hablar en la iglesia.

En segundo lugar, la Palabra de Dios exige «un esfuerzo de interpretación y discernimiento», porque requiere «respeto inmenso y cuidado exquisito». De lo contrario, cada cual encuentra el mensaje que quiere escuchar o el Jesús que mejor se adapta a su propia visión de la vida.

En tercer lugar, monseñor Fernández invitó a acercarse a la Palabra sin prisa. Porque «un enamorado nunca tiene prisa». Es, entonces, cuando se torna «más dulce que la miel, lámpara para mis pasos o espada de doble filo».

Se trata de «saborear la Palabra» y buscar su mensaje oculto, incluso en el pasaje de las genealogías. Un pasaje, aparentemente aburrido, que «nos dice que, en esa larga historia, donde no faltan el pecado y el dolor, florece Jesús». Por lo tanto, «lo mismo puede pasar en tu propia historia».

Concluida la primera parte de su conferencia, el cardenal Osoro invita a los presentes a ponerse de día y cantar juntos ‘Iglesia peregrina’. Un canto que entona, con su voz profunda y cuidada. Porque, como señaló, monseñor Fernández, «tienen un cardenal que da para todo».

Consejos para el buen vivir

En la segunda parte de su conferencia, Víctor Manuel Fernández aseguró que la Palabra de Dios «nos puede ayudar a vivir mejor» y proporcionarnos «una mejor calidad de vida», incluso en los tiempos posmodernos, rápidos, utilitarios y ansiosos que nos tocan vivir.

Pero, para conectar «con la sed de eternidad» que nos propone la Palabra de Dios, tenemos que evitar, según monseñor Fernández, una serie de tentaciones. Desde el aburrimiento ante la Palabra tantas veces oída, hasta pensar que los textos son adecuados para otras personas pero no para uno, pasando por la tentación de «buscar excusas santas», «creer que Dios nos está pidiendo una decisión heroica» o «el idealismo, la tentación típica de los consagrados».

Evitadas estas tentaciones, la Palabra de Dios «ayuda a vivir mejor». Monseñor Fernández recuerda que se suele decir «que el budismo es un sabiduría de vida y el yoga una sabiduría práctica», mientras «la Biblia no tiene riqueza concreta».

A su juicio, se trata de «una gran mentira». Y con ejemplos sacados de la Biblia, fue demostrando que «la Palabra de Dios nos enseña a vivir cada día», con «la sabiduría del momento presente». Por ejemplo, el pasaje que dice «no te castigues ni te prives de pasar un buen día con lo que tengas». O el otro que aconseja: «No quieras se demasiado perfecto ni buscar ser demasiado sabio».

Junto a estos consejo prácticos, en la Biblia hay otros muchos de carácter «más místico», pero que también ayudan al buen vivir. Frases bíblicas como éstas: «Eres precioso a mis ojos», «te llevo tatuado en la palma de la mano» o «Dios baila de alegría por ti».

Conclusión: «Dios no es un tristón ni un melancólico, sino alegre y festivo». Y, por supuesto, «la Biblia tiene un secreto para el buen vivir». Y no sólo a nivel personal, sino también estructural. Porque, según monseñor Fernández, «la Biblia ilumina la renovación de la Iglesia, que consiste en volver a sus fuentes».

De ahí que haya calificado de «bíblica» la preocupación de francisco por la renovación de la Iglesia. «Al Papa le encanta rescatar la frescura y el corazón de los textos. Si la Iglesia vuelve a ese corazón, se rejuvenece y podrá tener la fuerza suficiente para proclamar el Reino de la justicia y la paz». Y concluyo: «No hay renovación eclesial sin fidelidad a la Palabra».

Y la sala se puso en pié, para dedicar al «teólogo amigo del Papa» (y, a través suyo, al Papa) una sentida ovación. Tras ella, la bendición a duo de los dos arzobispos.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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