Un alto porcentaje de oncólogos reconoce no tener formación específica en el campo de la Bioética en Oncología, pero sí tienen interés en recibirla
(Fundación Pablo VI).- Humanizar la asistencia oncológica es el gran reto de la Oncología del siglo XXI. El oncólogo clínico asiste, y asistir significa detenerse junto al paciente enfermo de cáncer y su entorno personal.
Porque el cáncer habita en el paciente, sujeto moral de un encuentro clínico; un
encuentro de dos realidades subjetivas, paciente y oncólogo. Y las decisiones de estos dos sujetos morales deben ser compartidas y adecuadas para cada paciente.
A la vista de los datos del informe Bioética en Oncología, una iniciativa del Grupo de Trabajo SEOM de Bioética en Oncología, un alto porcentaje de oncólogos reconoce no tener formación específica en el campo de la Bioética en Oncología, pero sí tienen interés en recibirla.
Nuestro curso quiere contribuir a ello, con humildad. Razón y corazón han de dialogar sabiamente y producir una inteligencia ética integrada, que nos permita conjugar el último desarrollo tecnológico con los recursos terapéuticos más antiguos: la escucha activa, la palabra oportuna y la mano amiga.
El oncólogo virtuoso habrá de ser siempre un médico amigo.
La relación con nuestros pacientes ha de recuperar densidad humana y autenticidad personal.
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