El rector mayor de los salesianos ve "una absoluta estupidez" que algunos tachen de hereje al Papa

Ángel Fernández Artime: «Francisco necesita saber que se le apoya, que estamos con él, haciendo camino»

"Frente al peligro del clericalismo, una Iglesia donde los pastores acompañen, pero todos somos pueblo de Dios"

Ángel Fernández Artime: "Francisco necesita saber que se le apoya, que estamos con él, haciendo camino"
El rector mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime RD

Con 15.000 miembros en 132 países, es la segunda orden religiosa masculina. Cada año tienen 485 nuevos novicios. Y, en los próximos meses, tendrán otras tres presencias: Gambia, Malasia y, a partir de enero, en Uganda, en el nuevo campo de refugiados

(Jesús Bastante).- «Nada de carrerismo, nada de cuarteles de invierno, nada de cuidarnos a nosotros mismos… Esta no es la imagen, ni la realidad, ni el lenguaje de los salesianos de Don Bosco. Vamos a intentar seguir, y no perder el tren». Ángel Fernández Artime habla con firmeza, mirándote a los ojos, convencido. El rector mayor de los salesianos tiene la voz tomada, fruto de un mes de viajes constantes, que le han llevado a Brasil, Roma, India, Angola, Mozambique y, ahora, Madrid, para participar en un congreso sobre pastoral educativa y familiar.

En esta entrevista, el responsable de la segunda congregación religiosa masculina del mundo, con 15.000 consagrados (a poco menos de un millar de los jesuitas), se muestra convencido de que, con el Papa Francisco, la Iglesia vive «una hermosa primavera, y no será la última», y defiende un pontificado en el que la vida religiosa se siente plenamente identificada. ¿Es Bergoglio un hereje? «Eso es una absoluta estupidez«, zanja Artime, quien afirma, rotundo, que el Papa «necesita también sentir que se le apoya, que estamos con él, que estamos haciendo camino». En ese camino estamos.

 

-Viene de Angola y Mozambique. Antes estuvo en India, y antes en Brasil. ¿Cómo se vive con las maletas siempre hechas?

Físicamente es muy exigente, los ritmos son inhumanos. Además, no te alojas en hoteles con spa, sino que visitas comunidades, grupos y asambleas, con jornadas de 15 o 16 horas. Escuchando mucho… hace falta una buena salud, pero no falta la fuerza física personal, y especialmente la fuerza que viene de la fe, de la vocación y de tanta gente que te tiene en su corazón y en su pensamiento.

 

-¿Es duro seguir el ritmo?

Yo lo vivo muy intensamente. Carga las pilas. Acabo cada día la jornada exhausto, pero con el corazón lleno de entusiasmo y motivación. Con un sentimiento de que de verdad el Espíritu de Dios está acompañando tanto bien que se está haciendo por el mundo.

 

-Esas visitas le permiten tener una visión, una radiografía, bastante completa sobre la situación de la Iglesia, y del mundo. ¿Cuál es el diagnóstico del rector mayor sobre la salud de la congregación y de la Iglesia?

Lo primero que dices es muy cierto. Nuestra congregación está presente en 132 países, y eso permite tener una visión bastante completa. ¿Cómo está la congregación? Después de casi 4 años en ese servicio como rector mayor, la veo con una gran serenidad. Estamos viviendo unos años de una profunda serenidad, que no de la paz del cementerio, no. Veo mucha vitalidad, mucha fuerza, una fuerza que no está en el poder, en tener éxito, sino en el servicio. Éste está siendo uno de mis mensajes permanentes,y la congregación lo recibe. Pero la congregación sigue su camino serenamente. Estamos pensando en llegar a otras tres presencias: Gambia, Malasia y, a partir de enero, en Uganda, en el nuevo campo de refugiados. La congregación va haciendo un camino muy bonito, con una serenidad que me habla de claridad en lo que vamos; serenidad interior; grandísima fuerza en el trabajo compartido laicos-religiosos.

 

 

-Sois pioneros en esa corresponsabilidad con los laicos, pero no os faltan las vocaciones a la vida religiosa…

Al menos estamos trabajando mucho en esto. En absoluto es triunfalismo, pero seguimos teniendo vocaciones, cada año en torno a 485 novicios en el mundo. Es verdad que solo medio centenar en toda Europa. En cambio, en Europa más de 150, o en India… Y así está la Iglesia.

 

-Europa, ¿está dejando ser el centro de muchas cosas en la Iglesia?

Esa es la realidad que estoy contemplando, pero vamos haciendo haciendo camino. Tenemos muy claras algunas líneas que nos hemos marcado desde el Capítulo general.

 

-¿Cuáles son?

Primero, el de vivir nosotros, como consagrados, esta dimensión. No somos prestadores de servicios sociales, no somos una ONG bien organizada con 15.000 miembros. Somos una congregación con hombres de fe consagrados, y ése es el testimonio que queremos ofrecer. Allí donde se intenta silenciar a Dios, que Dios pueda tener un modo de ser visible por medio de nuestra vida, por lo que somos y lo que hacemos. Y en el mundo donde estamos, donde la realidad de España o Nairobi son diferentes.
Un segundo campo está siendo el de responder permanentemente a las prioridades que son los muchachos, muchachas y jóvenes y, entre ellos, los más necesitados, sabiendo que los contextos en cada lugar son diferentes. Pero, cuando hice la visita en España, hace ya un año, confirmé gratamente algunas cosas. Por ejemplo, que España no es un lugar pobre, pero las opciones por la formación profesional, por los ciclos, por quienes no siguen los mismos ritmos de quienes tienen más capacidades, y la respuesta de nuestros pisos y acogida y redes sociales, con más de 50 hermanos con dedicación completa me iluminó mucho. Porque el peligro es pensar: ‘Bueno, trabajamos con los africanitos’, pero aquí tenemos mucho que hacer, y se hacen muchas cosas, llegando a familias y chicos que están en otro nivel, en una vulnerabilidad de la que nunca se habla. Es la pobreza silenciada. En ese sentido, y espero que no se lea como un triunfalismo: creo que en la familia salesiana seguimos atentos a no descuidarnos de estos.

 

-¿Sois la segunda congregación, justo por detrás de los jesuitas?

La primera son los jesuitas, que tienen unos mil algo más que los salesianos. No es cuestión de números, pero somos una congregación significativa.

 

 

-Una congregación que se conoce por la formación, por sus escuelas, pero que es mucho más…

Nosotros, como hijos de Don Bosco, nacimos en las periferias. Alguno podrá decir: los salesianos están con los ricos, y yo les digo ‘No es verdad’. La opción preferencial, en el 85% de las obras, es con la gente humilde y con los más pobres. Y lo digo porque conozco la situación límite que tenemos en todas las obras de Asia, África, algunas partes del este de Europa y buena parte de América Latina. Pero incluso en Europa occidental estamos atentos a esas vulnerabilidades que no se ven.

En cuanto a las escuelas, acabo de volver de Mumbay, y me encontré con 1.500 muchachos y muchachas, recogidos de la calle, en decenas de obra.s Y luego fui a un Jubileo de una escuela de élite, y plantee en a los educadores: ‘¿Qué tenemos que hacer con esta escuela, la tenemos que cerrar? Muchos de los chicos tienen un poder adquisitivo e influencia social grande. Mi respuesta: ‘Dependerá de nuestro fruto educativo para que esta escuela tenga sentido o no.. Si no es escuela salesiana, si no se educa en identidad cristiana (y lo de identidad cristiana no siempre se identifica con práctica cristiana. Hay muchos hinduístas, muchos musulmanes, pero con identidad cristiana y salesiana), si no educamos de modo que nuestros alumnos tengan una clara conciencia social, un sentido de justicia e igualdad… Que si luego uno tiene una empresa no explote a sus trabajadores, que salga con una conciencia social. Si es así, la escuela hace una gran labor social, educativa y religiosa. Si no es así, para formar en un neoliberalismo, podemos cerrarla.

-Escuchándole, se ven reflejadas muchas de las ideas clave del pontificado de Francisco. ¿De dónde viene esa sintonía?

Son muchas cosas, ni siquiera es el idioma. Esta realidad que está presentando el Papa Francisco nos permite poder reforzar más todavía cosas que ya teníamos. Te diré con gran alegría que estos desafíos que plantea el Papa Francisco no nos han pillado a con el paso cambiado, nos sentimos como pez en el agua. El Papa tiene un marcado carácter pastoral y una opción preferencial por los pobres. Yo, como rector mayor, estoy recordando estos elementos de nuestra identidad de modo prioritario. Francisco está planteando desafíos de Iglesia que compartimos totalmente, como el diálogo ecuménico.

He estado en India y me he encontrado en una de nuestras universidades, con varios miles de jóvenes, la mayoría hinduístas, algunos musulmanes, un 18% católicos. Y en la oración todos han rezado el Padrenuestro, y los hinduistas y musulmanes rezaban también. Y les felicité, no por rezar una oración cristiana, sino porque están permitiendo, con su tolerancia, que la religión sea un instrumento creador de paz, que sea posible un ecumenismo creciente. Son valores que nunca podemos poner en discusión. Mientras otros matan en nombre de la religión, juntos debemos proponer que es posible generar vida. Te diría que nos sentimos muy en sintonía, en esa evangelización y pastoral que no excluya, que no condene, que acoja, que acompañe en los momentos más difíciles. Estamos muy cómodos con ello. Y esta realidad que hemos tenido del Sínodo de la Familia, y ahora del Sínodo de jóvenes, que te diría, nos sentimos totalmente empeñados, y en medio de este río en el que nos está llevando la Iglesia.

 

-Da la sensación de que a este Papa se le quiere mucho fuera, pero que en el interior de la Iglesia ha grupos, personas, o sensibilidades, que no entienden, o que directamente cargan contra Francisco ¿Hay que ayudar al Papa? ¿Cómo hacerlo? ¿El Papa necesita que le defiendan?

Como salesiano tengo que decir que Don Bosco decía siempre ‘Viva el Papa’. El Papa, que es pastor de la Iglesia y hombre como todos, necesita también sentir que se le apoya, que estamos con él, que estamos haciendo camino. Yo pediría a la gente, simplemente, una gran honestidad humana e intelectual, de alma. Y desde ahí no haría mucha falta defender al Papa.

 

-Sí, pero hay algunos que poco menos que pretenden declarar hereje al Papa…

Es una estupidez. Una absoluta estupidez, como lo es creer que uno es más iluminado que lo que pueda hacer él. Pero unido a eso te diría: algunos puede haber así, pero la gran mayoría, fuera de la Iglesia, se sienten tocados por el testimonio de este pastor. Y, dentro de la Iglesia, somos muchísimos los que nos sentimos en total comunión con el Papa, como lo estábamos con el anterior, con matices y acentos diversos. Añado un elemento más: yo sé que el Papa Francisco sabe que en especial la vida religiosa, toda la vida religiosa en la Iglesia, estamos en profunda comunión y sintonía con el Papa y con el Papa Francisco. Y la vida religiosa es muy significativa en la Iglesia.

 

-¿Es la vida religiosa el modelo, frente al carrerismo que tanto critica el Papa?

Absolutamente. Justamente la vida religiosa, por su propia identidad, tiene que tener esto, y aún así tenemos nuestros pecados. En la vida religiosa no se hace carrera, felizmente. Yo mismo ahora soy rector mayor, jamás lo pensé, jamás lo busqué, lo acepté con temor y temblor, y lo llevo con esa serenidad y respeto, buscando ser muy fiel a lo que Dios me puede estar pidiendo. Y terminado el servicio, a otro lugar, si puede ser con los más pobres. Y ya está. Esta línea de Iglesia, me parece que es de una frescura evangélica muy grande. Yo la quiero para mi congregación salesiana.

 

 

 

-Y una apuesta decidida, también, por la corresponsabildiad de los laicos…

El Papa tiene muy claro que frente al peligro del clericalismo está la solución de la Iglesia comunidad de comunidades, la Iglesia pueblo de Dios, la Iglesia donde los pastores acompañan, pero todos somos pueblo de Dios. En este punto de los laicos, evidentemente, cuando el Papa habla de las familias, su afán es tocar la gran franja del pueblo de Dios de la Iglesia. Yo te diría, pensando en nosotros, que cuando comencé mi servicio como rector mayor, mi intervención final giró en torno al trabajo compartido con los lacios en la misión no es algo opcional. Para nosotros es carismático. Y estamos empeñados en ello. Y creo que son las grandes líneas de animación también en la Iglesia, sin duda.

 

-¿Cómo ves el futuro de la Iglesia?

Cuando me hablas de la Iglesia, te voy a contestar desde el mundo que conozco, que es más amplio que la Iglesia española. Indudablemente, la Iglesia está llena de vida, la iglesia está llena de frescura, llena de consagrados, consagradas, pastores, presbíteros y laicos comprometidos por todo el mundo. Estamos viviendo una primavera… Me atrevo a decir: estamos viviendo una hermosa primavera de nuevo, y no será la última, ¿eh? No es igual en todos los lugares, cierto. Una Iglesia como la española… Escuchaba a algunos pastores decir que la sociedad no está del todo reconciliada con la Iglesia, con la imagen que damos… posiblemente. Pero por eso tenemos que seguir mostrando la Iglesia española es el sumatorio de infinitas comunidades cristianas, que se dejan la piel, pastores que están con su gente, pueblo de Dios comprometido. ¿Qué ha hecho la Iglesia en la crisis económica, dónde ha estado? Y la Iglesia como lo que es, el sumatorio de todos, también del abuelito más pobre que da sus cinco kilos de arroz.

Basta ya de hablar de Iglesia y pensar sólo en cuatro o cinco personas. Tenemos la Iglesia llena de esperanza, y viviendo una realidad de primavera, desde la humildad. Puede ser criticada, tendremos desaciertos, pero cada vez veo más la Iglesia de Jesús como la Iglesia que está para servir, para estar en medio de la gente, con los que creen, con los que no, con cualquiera que quiera estar en diálogo o necesite ayuda. Lo pienso sinceramente. Y como congregación salesiana, tenemos muy claro que nuestro camino pasa por todo esto. Nada de carrerismo, nada de cuarteles de invierno, nada de cuidarnos a nosotros mismos… Esta no es la imagen, ni la realidad, ni el lenguaje de los salesianos de Don Bosco. Vamos a intentar seguir, y no perder el tren.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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