"Tenía tanta cultura como bondad"

Baldo García Romero, misionero gallego «dos bos e xenerosos»

"El Dios de Baldo es un Dios liberador, no asusta ni mete miedo"

Baldo García Romero, misionero gallego "dos bos e xenerosos"
Baldo García

Por donde anduvo dejó una profunda huella de humanidad, de honradez y de bondad

(Xosé María Pin).-  Baldo García Romero nació en Vigo o 19 de agosto de 1932 y falleció el 29 de noviembre de 2016 en Valeixe (A Caniza). Estudia en la Escuela de Comercio de Vigo y trabaja durante algún tiempo en la Caja de de Ahorros de Vigo. Forma parte de los movimientos da Acción Católica como responsable de la sección juvenil.

Avanza en su compromiso religioso e ingresa en Barcelos (Portugal) en el Noviciado de la Congregación Misionera del Espíritu Santo, cursa Filosofía en Lisboa e y la Licenciatura en Teología en la Universidad Gregoriana y Antropología en la Sorbona. Accede al sacerdocio en 1964.

Como misionero trabaja en Nova Lisboa (Angola), en donde observa y sufre la brutal represión da PIDE, policía de la Dictadura salazarista, actuaciones que denuncia, sin éxito, ante la Jerarquía eclesiástica y ante la autoridad civil, pero su bondad y sensibilidad de pastor, le impiden guardar silencio. Acusado de pertenecer al partido Comunista Italiano, tiene que huir y regresa a España acogido por unos marineros vascos.

Su gran pasión era el continente africano, vuelve al Congo, República Popular, a Brazzaville. Sabe que para ser verdadero mensajero de Buena Nueva tiene que encarnarse, inculturarse, ser uno de ellos, por eso, en la nueva misión en el Camerún estudia el suajiri, entiende que si no habla su lengua será siempre un extranjero, un colonizador, el va coma un hermano, ese es su compromiso.

En Baldo se concentra tanta cultura como bondad, es un políglota, domina el castellano, idioma de su madre zamorana, el gallego, el francés, el inglés, el portugués, el italiano y el suajili. Pero el idioma universal de Baldo era su capacidad de acogida y de acompañamiento. Tenía muy claro que el Evangelio, más que un libro de religión era un proyecto de vida, que exige ser honrados en todo y con todos, buenos ciudadanos.
Baldo era un hombre profundamente religioso.

Su modelo era Jesús de Nazaret, sus preocupaciones no son preocupaciones religiosas, ni el culto, ni el templo o la misma Ley son motivo de especial interés para Jesús. Las tres preocupaciones fundamentales de Jesús son humanas: la salud de los enfermos; la alimentación, especialmente de los pobres y las relaciones humanas. Lo importante para Jesús no era la religiosidad, sino la humanidad.

Así lo entendía Baldo y así lo vivió, predicó y enseñó con su vida y con su palabra en el Instituto de Redondela, en el Colegio Alba, en el Seminario Mayor de Tui-Vigo, y por todos os lugares por donde anduvo. Esa presentación y vivencia atractiva del cristianismo hacía que cristianos de Redondela y del contorno acudiesen a las celebraciones presididas por Baldo. El Dios de Baldo es un Dios liberador, no asusta ni mete miedo, es el Padre de la Bondad y de la Misericordia.

Por donde anduvo dejó una profunda huella de humanidad, de honradez y de bondad: formador y profesor en Seminarios de su Congregación en San Cugat del Vallés, Aranda de Duero, Madrid y finalmente en la Diócesis de Tui , párroco en Valeixe, San Vicente de Trasmañó y San Andrés de Cedeira ,hasta su jubilación en 2012.

Durante toda su vida conservó un recuerdo tan triste como tierno de su padrino, el doctor don Ubaldo Gil Santostegui, vilmente asesinado el 27 de agosto de 1936, después de una parodia de juicio, en Pereiró por aquel miserable capitán Carreró, acompañado de un teniente de la Guardia Civil, apodado el «Rabioso». Gentuza de esta catadura gozó durante décadas de calles y plazas con su nombre: Felipe Sánchez, Carreró, Franco…

Últimamente el Presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy, trajo a la memoria al Almirante Salvador Moreno, lamentándose de que la calle a él dedicada y ahora denominada rúa Rosalía de Castro, no conservara el nombre de un individuo que juntamente con su hermano, Francisco, traicionando el juramento de fidelidad a una Constitución y a un gobierno legítimo, colaboró en el asesinato de su superior, el almirante jefe de la base de Ferrol, don Antonio Azarola Gresillón, por cierto, católico, practicante, bombardeó la ciudad de Gijón y la costa Cantábrica y desde un Crucero de guerra mandado por él fueron asesinadas cerca de cuatro mil personas indefensas, niños, mujeres y ancianos que huían de Málaga, aterrorizados por la proximidad de los legionarios y de las tropas de Queipo de Llano, la famosa «desbandá». Este fue el almirante Salvador Moreno.

Debería saber el señor Rajoy que la dedicación de una calle, espacio o monumento público a un personaje tiene el significado de exaltación, especie de altar para la sociedad civil, modelo para los ciudadanos. Pues bien, el padrino de Baldo, también fue asesinado por unos miserables desalmados, indignos y criminales. Fue tan fuerte la impresión que nunca desaparecíó de la memoria del niño Baldo.

El pasado día 1 de diciembre sus queridos feligreses de San Andrés de Cedeira y de San Vicente de Trasmañó le rindieron un sincero homenaje y en su memoria colocaron una placa en el cementerio parroquial en reconocimiento y agradecimiento por su generosa entrega.

El programa de vida de Baldo está recogido en su testamento, testimonio vital, entregado ese día a los feligreses de las parroquias citadas.

Descanse en paz este Pastor bueno, buen amigo, gallego «dos bos e xenerosos» como se canta en el himno gallego.

Xosé María Pin Millares, amigo de Baldo, profesor jubilado

O testamento de Baldo

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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