Y repartir a los hombres de esa cuna, Niño mío, de esa cuna el resplandor
(Jairo del Agua).- ¡Se acabaron las estrellas!
Hay tantas noches negras
y tengo tantas ganas…
que las regalé a puñadas,
en cucurucho a los niños
y a los hombres a brazadas.
Me queda este espejo,
en el que quiero enviarte
tu propio eco,
tu mismo reflejo.
Para leer el post completo, pinche aquí