Ante este panorama desolador, ¿se puede decir que todos los militantes del PP son unos corruptos? No, de ninguna manera
(Josep Miquel Bausset).- Es así como el libro del Eclesiastés (Ecle 5:9) nos presenta al que se deja llevar por la avaricia, la ambición y la codicia, que es el amor al dinero: el que por más dinero que tenga nunca está saciado, ya que siempre quiere tener más.
He recordado este versículo de la Biblia debido al juicio que tiene lugar estos días contra el que fue alcalde de Alacant, Luis Díaz Alperi, acusado de tres delitos de fraude fiscal y uno de soborno, por los cuales piden nueve años y nueve meses de prisión y también por la sentencia del Supremo que ratifica la del TSJCV que condenó a la Sra. Milagrosa Martínez (la segunda consellera de Camps que irá a la cárcel) a nueve años y a los cabecillas de la Gürtel a trece.
Los últimos años hemos conocido diversos casos de corrupción, movidos todos ellos por la ambición, muchos de ellos en el País Valenciano: Juan Guerra y Luis Roldán, Pallarols, Palma Arena, Jordi Pujol y Palau de la Música, Gürtel, Imelsa, Brugal, Rabassa, Emarsa, Fabra, Valmor Sports, Torrevella, Cooperació o Taula. Y es que han sido muchos los dirigentes valencianos del PP que han estado imputados.
Hace unos meses la Sra. Bonig, presidenta del PP valenciano, se irritó por las declaraciones de la Vicepresidenta del País Valenciano, que denunció la actitud de los dirigentes del PP que «ponen personas imputadas por corrupción, en las candidaturas».
La Sra. Bonig no debía recordar que fue la codicia del superconseller del PP, Rafael Blasco, la que le llevó a la cárcel, por la cual también han pasado el expresidente de la Diputación de Castelló, Carlos Fabra, el conseller Luis Fernando Cartagena o el exalcalde de Torrevella, Pedro Hernández Mateo, condenado por prevaricación y falsedad documental. Casos como el del Sr. Sr. Alfonso Rus, el exalcalde de Vila-real, Manuel Vilanova, condenado a seis meses de presión y a ocho años de inhabilitación por un delito de prevaricación, o Ricardo Costa, Víctor Campos, Vicente Rambla, Rafael Betoret, Sonia Castedo, J. J. Ripoll y hasta nueve de los diez concejales del Ayuntamiento de València. También hemos conocido que la Sra. Mª José Alcón, su marido y su asesor se habían «enriquecido comisiones ilegales». Y que el equipo de la Sra. Rita Barberà, exalcaldesa de València, «se va enriqueció con financiación irregular del PP». O el exalcalde de Paterna, Lorenzo Agustí, condenado a siete años de inhabilitación por prevaricación.
Ante este panorama desolador, ¿se puede decir que todos los militantes del PP son unos corruptos? No, de ninguna manera. Pero la Sra. Bonig que presume de un partido honesto, no podrá negar que muchos dirigentes del PP valenciano han pasado por la cárcel, están imputados o investigados debido a su codicia.
Y es que el codicioso de dinero nunca tiene bastante. Y aunque «salió desnudo de la entraña materna, y así volverá como vino», el codicioso no piensa que, «de lo que ha ganado, no le quedará nada que pueda llevarse» (Ecle 5:12).
Ante la corrupción del PP, reconocida por la Justicia, la Sra. Bonig habría de tener un poco más de humildad para reconocer lo que se ha robado o malversado y no irritarse ante pruebas contundentes de dirigentes del PP condenados por una codicia detestable. Por no recordar que el Sr. Rajoy ponía al exministro Jaume Matas como ejemplo y modelo en la acción de gobierno, y por eso, dirigiéndose a él quería «intentar hacer en España lo que Jaume y todos vosotros hicisteis en Baleares».
Si siguiéramos los consejos del Eclesiástico, «aleja de mi la codicia» (Ecli 23:4) y recordásemos que nada de lo que tenemos nos lo llevaremos de este mundo, seguramente podríamos, si no acabar del todo con la corrupción, sí, como mínimo, podríamos debilitarla mucho. Mientras tanto hace falta luchar contra esta plaga y ser más humildes. Y no ir de prepotentes por la vida, cuando hay dirigentes del PP en la cárcel o imputados por soborno. Es decir, por codicia, por robar.
Si la Sra. Bonig, presidenta del PP valenciano se irritó con la Sra. Oltra, vicepresidenta del gobierno del País Valenciano, ¿qué responderá al Sr. Borja Sémper (portavoz del PP en el parlamento vasco) cuando éste dijo: «Me metí en el PP porqué era honrado pero hoy ha perdido la impronta de la honradez»? (El País 19 de agosto de 2016).
El obispo San Policarpo de Esmirna, ya en el siglo II escribía una carta a los cristianos de Filipos, un texto tan actual aún hoy para todos nosotros, donde les advertía del peligro de caer en la idolatría del dinero: «Os exhorto también a que os abstengáis del amor al dinero» (capítulo 9). Por eso encuentro tan acertada la decisión del actor Ashton Kutcher y de su esposa, Mila Kunis, cuando hace dos años van afirmaron que querían educar a sus hijos en la sobriedad, para así inculcarles valores como la austeridad y no alargar más el brazo que la manga. Una bonita lección que de haberla aprendido los Blascos, Fabres, Castedos, Betorets, Martínez, Costes y todos los que se han dejado tentar por el dinero, no habían acabado como han acabado. Hemos de ser sobrios y no caer en lo que denunciaba el profeta Samuel: «Se dejaban corromper por el afán de dinero» (1S 8:3)