El arzobispo de Mérida-Badajoz, con los padres que ven morir a sus hijos

Celso Morga: «Por ellos, con vosotros»

"Les prometí contarlo y colaborar con ellos y aquí lo estoy haciendo"

Celso Morga: "Por ellos, con vosotros"
Celso Morga, con la asociación "Por ellos" Agencias

Representantes de la asociación extremeña "Por ellos", padres que han tenido la experiencia de ese mayor dolor que es ver morir a sus hijos, como le ocurrió a Santa María en la cruz del calvario

(Celso Morga, Arzobispo de Mérida-Badajoz).- En estos días nos han llegado noticias de dolor en nuestras comunidades cristianas, como la de Villar del Rey, con la muerte de un adolescente en un trágico accidente.

No es la primera vez que nos llega la noticia de la muerte de un joven. Hace poco fue cerca de Santa Marta y anteriormente en Badajoz por la zona de la estación, amén de otros muchos y en circunstancias muy distintas.

Cuando se dan esas situaciones sentimos dolor por el sufrimiento tan fuerte que supone para todos, pero muy especialmente para sus padres, la pérdida de uno de sus hijos. Todo el pueblo se duele, incluido los propios sacerdotes que, en el ahogo de la pena, les cuesta celebrar los funerales. Yo mismo he sentido esa pena y me ha preocupado qué podemos hacer por esas familias.

Entre los evangelios de Pascua se encuentra la proclamación del buen Pastor, ese modelo referencial que hemos de mirar constantemente los obispos y los sacerdotes, para ser fieles al que nos eligió para ser apóstoles suyos. El Papa Francisco, que también quiere seguir a ese Pastor único, nos decía que el pastor ha de saber ir delante de las ovejas para guiarlas, en medio para acompañarlas en sus vidas, y también había de ir detrás para estar atento a las que más sufren, se retrasan, se rompen, lloran, las más débiles.

Estando en este dolor y oración ante Dios, por estos sucesos últimos, han llegado a mí en una tarde de pascua, como presencia del resucitado y de su abrazo ante los que lloran -como hizo Cristo resucitado con santa María Magdalena- representantes de la asociación extremeña «Por ellos», padres que han tenido la experiencia de ese mayor dolor que es ver morir a sus hijos, como le ocurrió a Santa María en la cruz del calvario.

 

 

En ellos he descubierto la buena noticia del Evangelio hecha carne y vida desde el dolor fecundo y esperanzado. Al escuchar sus relatos e historia, propias y de la asociación, recordaba las palabras de san Pablo de que «a los que aman, todo les sirve para el bien», mística que se entiende bien en lo normal y en lo bueno, pero que cuesta entenderla en el dolor y en la cruz, cuando se siente el abandono, incluso de Dios, como gritó Jesús antes de morir. Me sorprendió la fuerza del Espíritu del Resucitado que se hace presente como fuerza y luz en los momentos de mayor debilidad y dolor.

Así el ejemplo de MariBeli, que al morir su hijo mayor y sentir el dolor que le quitaba la vida, pensó que ese dolor no podía ser inútil, que esa muerte no podía quedar vacía. Buscó en Extremadura alguna asociación que le ayudara en ese momento de soledad, que supiera de este dolor y vacío, y al no encontrarla, desde su propio pueblo de Esparragalejo, dio los primeros pasos, con el amor que nacía del dolor, para crearla junto a otras personas que sentían lo mismo, y desde el pueblo llegaron a la ciudad.

El dolor cuando lo tocan la bondad de las personas sencillas se convierte en amor. Han pasado cientos de familias por esa asociación y actualmente tienen sedes en Mérida, Villanueva, Badajoz, con más de cien familias asociadas.

Sus claves de vida, sacadas de la muerte, son la buena noticia del Evangelio en lo que transmitían: la vida solo merece la pena si con nuestro dolor sacamos vida para los otros. Juan José y Mari Pepa, policía nacional y auxiliar de enfermería, que ahora coordinan hoy la Asociación -que vieron morir a su hija de dieciocho años-, hace un lustro, son los que lideran esta red de consuelo, vida y esperanza y me mostraban el deseo de que desde nuestra Iglesia diocesana utilizáramos este instrumento de ayuda y acompañamiento a todas las personas que en nuestras comunidades pasan por esta situación y comentaban como últimamente habían llegado personas de Burguillos del Cerro, Alburquerque, Badajoz, Mérida… y lo habían hecho animados desde sus parroquias y sus sacerdotes.

Al ver en ellos esta luz y este deseo de llevar vida donde hay muerte, luz a la oscuridad, consuelo a la tristeza, compañía a la soledad, recordaba los encuentros del Resucitado con las personas en el camino de la vida, y sentía el deseo de acompañarles como pastor y animarles en la tarea de este apostolado del duelo tan importante. Les prometí contarlo y colaborar con ellos y aquí lo estoy haciendo.

Me alegra que esta Asociación quiera colaborar con la Iglesia para este ministerio del consuelo y la esperanza, que haya cristianos vivos dentro de ella, y que todos, sacerdotes, religiosos y laicos colaboremos con ellos para esta gracia del Espíritu Santo no caiga en saco roto y sane a muchos. En Cristo resucitado nos abrazamos en la esperanza de encontrarnos todos de nuevo en el reino de Dios, en la vida eterna. Que la paz y el consuelo habite en todos las madres y padres que estáis sufriendo por la pérdida de vuestros hijos.

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

Lo más leído