Ángel Manuel Sanchez

Franco, ese Hombre…cillo

"Distingo a Franco del franquismo, como se ha de distinguir a Marx del comunismo"

Franco, ese Hombre...cillo
Ángel Manuel Sánchez

Todo autoritarismo que se manifiesta en la sociedad española tiene por ambición perpetuarse hasta el cementerio, y por eso hay que fortalecer todos los controles judiciales y políticos a quien se crea caudillo entre los españoles

(Ángel Manuel Sanchez).- «Yo no haré la tontería que hizo Primo de Rivera. Yo no dimito. De aquí al cementerio.» (Francisco Franco Bahamonde).

Antes de que pueda darse la grotesca situación en una Democracia de que una versión histórica única y oficial amordace la libre investigación y expresión, se debe juzgar a Franco y al franquismo desde todos los puntos de vista. Yo voy a hacerlo desde la Derecha. Distingo a Franco del franquismo, como se ha de distinguir a Marx del comunismo.

Franco tuvo una infancia triste. Su padre era alcohólico y asiduo a los prostíbulos. Abandona a su madre y a sus cuatro hijos para irse con otra mujer, algo que Franco nunca le perdonó. Franco no toleraba los escándalos sexuales en la familia. En eso era muy puritano. El dictador siempre idolatró a su madre, mujer muy religiosa, y rechazó la figura paterna y lo que ella representaba (alcoholismo y promiscuidad). Curiosamente Ramón y Nicolás Franco fueron alcohólicos y promiscuos, uno fue republicano y masón, el otro un corrupto empresario y artífice en la sombra del asentamiento del poder de su hermano.

Franco entra muy joven en la Academia y tiene una brillante carrera militar. Temerario en el frente finalmente es herido en el combate y parece que pierde un testículo. Su vida sexual es un misterio porque siempre se le han achacado problemas de impotencia, que quizás compensa con una desmedida ambición. Es responsable de sofocar el golpe de estado de las izquierdas de 1934 (el mismo año que Companys declara la independencia de Cataluña). Aunque monárquico no fue nunca hostil abiertamente a la República. Rechaza adherirse a la sublevación del general Mola hasta el asesinato del líder de la oposición Calvo Sotelo, por parte del capitán de la Guardia Civil Fernando Condés y un grupo de pistoleros. En ese momento, Franco se adhiere a la sublevación quizás porque comprende que ya nadie está a salvo dentro del régimen republicano. Él se mueve realmente sólo cuando se ve afectado en sus intereses. No es un ideólogo.

Franco le dedica más tiempo quizás que los otros generales a la gestión política del golpe de Estado. Retrasa el fin de la guerra porque no asume riesgos y porque pretende con ello asentar su liderazgo político. El 21 de Septiembre de 1936, la Junta de generales sublevados elige para el mando único a Franco como Generalísimo y mientras durase la guerra. Ante esta decisión el más veterano General Cabanellas, que conocía bien a Franco dijo: «Ustedes no saben lo que han hecho porque no le conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en el ejército de África, como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando… Si ustedes le dan España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie lo sustituya en la guerra o después de ella, hasta su muerte».

Sus más directos rivales desaparecen. El General Sanjurjo que fracasó en su golpe de Estado de 1932 fundamentalmente porque la derecha política no le apoyó, murió en accidente de avión el día 20 de julio. José Antonio Primo de Rivera murió fusilado por los republicanos el 20 de noviembre de 1936. El general Mola murió en otro casual accidente de avión el 3 de junio de 1937.

Franco gana la guerra debido entre otras cosas a las graves disensiones internas de los republicanos. Sólo las milicias comunistas fueron eficaces militarmente. El general republicano Rojo era mejor estratega militar que Franco y la ayuda soviética en cantidad y calidad superior a la prestada por los alemanes e italianos. La República tenía serias opciones al comienzo de la guerra de sofocar el golpe de Estado.

Franco ya tiene España para él. Las cifras de la represión franquista de posguerra están siendo estudiadas ahora pues son imprecisas. Se manejan cifras de entre 20.000 y 200.000 víctimas. La represión franquista fue administrada fundamentalmente por la jurisdicción militar. Las penas de muerte eran dictadas por jueces militares y sólo Franco podía conmutarlas. Existe una abundante documentación de estos procesos y un gran celo por el control de los archivos que la custodian. Las auténticas cifras de la represión franquista podrían revolucionar la historiografía republicana. La represión durante la guerra por parte del bando republicano oscila sobre las 40.000 personas, buena parte de ellas miembros del clero. También existe un considerable número de víctimas cainitas.

Las cifras de esta represión republicana entre republicanos también están mal estudiadas. Y hay que ser honestos, la represión de haber ganado la guerra el bando republicano hubiera sido igual de cruel, porque la República se encaminaba a un régimen bolchevique, y dados los antecedentes de la guerra civil rusa, la represión soviética tras la contienda fue muy cruel bajo Lenin y Stalin.

Franco, dueño absoluto de España, quiere entrar en el conflicto mundial si su idolatrado Hitler le concede todo el África del Norte francesa. Hitler que detesta a Franco, se niega. Comienza una etapa de calculada neutralidad en el conflicto y abierta complicidad en el frente soviético. Franco recula cuando el Eje pierde la guerra y se encuentra aislado. En este momento, sólo Argentina y el Vaticano le apoyan internacionalmente hasta que España pasa a convertirse en el peón útil de EEUU en la guerra fría. Las condiciones son ventajosas para España, dólares a cambio de bases militares. La economía se dinamiza y sale de su aislamiento. A partir de este momento, Franco proyecta una imagen más civil que castrense, más paternalista que caudillista. Franco, fiel a su promesa, no soltará España hasta su muerte. Así mismo se creía elegido por Dios para salvar España del comunismo y así se legitimaba.

La oposición a Franco fundamentalmente se hace desde el Partido Comunista y al final también desde ETA. El Maquis, la única oposición armada al régimen, es derrotado. El pueblo español decide sólo respaldar al antifranquismo tras el relevo generacional producido por los hijos de los que sufrieron la guerra. Los años sesenta en España y en todo el mundo supusieron una revolución más cultural que política pues los pilares del régimen occidental basados en la autoridad familiar o política y los valores tradicionales de raíz judeocristiana se tambalean. Llega la posmodernidad. Todo principio de autoridad es cuestionado. La propia Iglesia católica experimenta esta revolución en el Concilio Vaticano II, el cual declara inadmisible la existencia de Estados confesionales. Franco sufre un duro rechazo por parte de la Iglesia conciliar (caso Añoveros) que daña su legitimidad. El régimen queda tocado por ello y por la creciente resistencia popular. A partir de entonces, Franco prepara su sucesión.

Se produce un éxito económico sin precedentes. España se industrializa profundamente, entran divisas abundantes por el turismo y los emigrantes españoles (aquí no había muros de Berlín), y se gesta el fenómeno más revolucionario de la España contemporánea, se extiende la clase media en los sectores populares. Aparece la sociedad de consumo y se producen sonoros casos de corrupción con miembros del régimen implicados (Nicolás Franco). La legislación laboral es por lo general garantista y proteccionista, muy avanzada (participación del trabajador en los beneficios de la empresa, subidas de sueldo por incremento de la natalidad, acceso a la propiedad, etc.). Se ejecuta un Plan Hidrológico ya diseñado por los republicanos de construcción de pantanos y la inacabada conexión de cuencas. Se expropian tierras y se reparten entre jornaleros (pueblos de nueva colonización). Franco deja hacer en economía a los tecnócratas (el Opus Dei capitanea el proceso) y a los falangistas. El nivel de renta alcanza al 80% del nivel medio de los países de occidente más desarrollados y existe una tasa inferior al 4% de desempleo. Las cárceles no superan los 15.000 reclusos. El Estado sólo tiene 700.000 funcionarios, y es barato de mantener. La presión fiscal es reducida. Estos son los hechos que posiblemente hacen del franquismo una etapa popular, y quizás por ello se puede explicar el poco rechazo interno al régimen.

La izquierda tiene razón cuando dice que sigue habiendo franquismo. Más político que sociológico. Político porque esencialmente la Transición hereda la estructura del Estado franquista. La izquierda hereda su corporativismo sindical o partitocrático, y la derecha su eficacia tecnocrática. Sociológico porque la sociedad española es poco autónoma del poder político, siente aversión por temor o comodidad a la iniciativa política no partidista.

La sociedad española no puede olvidar 40 años de su Historia ni tampoco consentir reinterpretarla a golpe de Ley de Memoria Histórica de forma totalitaria y unívoca. Cada uno es libre de juzgar la Historia, y con rigor siempre lo deberán hacer los historiadores.

Franco, el dictador, supuso una parálisis para la modernización política de España. Su evolución natural debía haber sido constituirse como socio fundador de la UE si Franco hubiera cedido el poder. Su evolución natural hubiera supuesto un fortalecimiento de la sociedad civil al margen de los partidos políticos y sindicatos. El espacio público y la expresión política en las calles no pueden ser gestionados bajo monopolio de los partidos políticos. Tenemos un precedente, el Foro de Ermua.

La política española actual es franquista por autoritaria (nula capacidad para pactar) y corporativa (partitocrática y sindical), franquista por moralista (de doble moral) y puritana (aversión a los escándalos y adhesión al formalismo de lo políticamente correcto). Y finalmente la política española es franquista porque el paternalismo de Franco o bien bajo la máscara del Estado social o de la eficacia tecnocrática, sigue inspirando a generaciones de políticos que vivieron bien con Franco, vivieron bien contra Franco y viven gobernando como Franco. Todos tienen una misión profética para España, todos tratan a los españoles como menores de edad, mientras ellos viven como lo hacía el Dictador, con una gran auto-complacencia, narcisismo y frivolidad, con un conocimiento NODO de la realidad.

Los restantes problemas de España, no se deben a Franco que imprimió el actual carácter político, provienen de una Historia mal conocida por los españoles y mal analizada por los historiadores. El pueblo español a falta de conocimiento de su Historia ha dado validez a lo que las ideologías y no la Ciencia histórica, han interpretado y manipulado con ella. Y ese es el problema de los problemas. El franquismo y Franco deben ser analizados al margen de las ideologías. Franco es Historia, pero el franquismo es actual.

Todo autoritarismo que se manifiesta en la sociedad española tiene por ambición perpetuarse hasta el cementerio, y por eso hay que fortalecer todos los controles judiciales y políticos a quien se crea caudillo entre los españoles. La sociedad civil debe seguir madurando y emanciparse de toda dirección partidista. Ni Franco ni el franquismo ni sus herederos morales tutelan el espacio público.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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