"Es la única asignatura que nuestra Constitución ordena a los poderes públicos garantizar"

Eliminar el valor académico de la religión, ¿solución a todas las deficiencias de nuestro sistema educativo?

"Negarle su valor académico es marginarla como inútil para la educación de las generaciones jóvenes"

Eliminar el valor académico de la religión, ¿solución a todas las deficiencias de nuestro sistema educativo?
Clase de Religión

Los padres tenemos derecho a demandarla no como catequesis, que para eso están las parroquias, sino como materia curricular integrada

(Antonio Salas Ximelis, profesor de Religión).- ¿Será la enseñanza de la Religión la verdadera causa de todos los males que aquejan a la educación en España? Al parecer, el gran problema serio que tiene nuestro sistema educativo es el que la enseñanza de la Religión sea computable y que tenga una alternativa de Valores sociales y éticos.

Y, sin embargo, la Religión es la única asignatura que los poderes públicos deben garantizar como derecho fundamental de los padres que la deseen para la formación integral de sus hijos. La Religión es la única asignatura que tiene el refrendo popular, pues cada curso escolar millones de padres la demandan para sus hijos. La única asignatura que nadie está obligado, desde que estamos en democracia, a cursarla.

Los padres tenemos derecho a demandarla no como catequesis, que para eso están las parroquias, sino como materia curricular integrada dentro de la relación de asignaturas del sistema educativo, con valor académico, como lo tienen todas las asignaturas y su evaluación computable, como todas y como derecho de los alumnos que la cursan. La clase de Religión no es ideología, sino un saber.

Sin duda, hay problemas mucho más serios en nuestro sistema educativo que esperan solución antes que el cuestionar la única asignatura que nuestra Constitución ordena a los poderes públicos garantizar en cuanto es derecho fundamental de los padres elegir la educación de sus hijos. Y no como algo extracurricular, sino plenamente integrada en el currículo porque así la quieren y demandan los padres. Unos padres que mayoritariamente todos los cursos la solicitan.

Por lo demás, la enseñanza de la Religión Católica pretende que los alumnos se sitúen con lucidez ante la tradición cultural, que se inserten críticamente en la sociedad y que obtengan respuestas a los interrogantes básicos que se plantean. Consideramos que negarle su valor académico es marginarla como inútil para la educación de las generaciones jóvenes. La aportación de la enseñanza religiosa en la formación integral es vital para aquellos que la solicitan.

En mi tesis doctoral «Problemática de la enseñanza de la Religión en la LOGSE. Propuesta de un área curricular» defendida en la Universidad Complutense de Madrid, incluí la carta de un padre socialista, , que le dice a su hijo que no le va a eximir de cursar Religión:

«Querido hijo, me pides un justificante que te exima de cursar la religión, un poco por tener la gloria de proceder de distinta manera que la mayor parte de los condiscípulos, y temo que también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te la enviaré jamás… Tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, no lo serían sin un estudio serio de la religión… ¿Cómo sería completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?…

Dejemos a un lado la política y las discusiones, y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos y de los romanos, y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización? En el arte, ¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen?

En las letras, ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente en cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra, a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? Si se trata de derecho, de filosofía o de moral, ¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal? -éste es el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau-. Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarion se entrega a fantasías teológicas…

La religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencias preclaras. Ya que hablo de educación: ¿para ser un joven bien educado es preciso conocer y practicar las leyes de la Iglesia?…

Hay que convenir en la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas. Si no estamos obligados a imitarlas, debemos, por lo menos, comprenderlas, para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable, sin nociones religiosas . Te sorprenderá esta carta, pero precisa, hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación».


Sin comentarios. Y la escribió un socialista francés: Jean Jaurés.

La Constitución dice que la educación debe contribuir a la educación integral y que los poderes públicos garantizarán el derecho que asiste a los padres a que sus hijos reciban enseñanza religiosa y moral de acuerdo a sus convicciones. Es más, el propio Tribunal Constitucional recientemente ha rebatido la pretensión de un grupo de diputados socialistas que presentaron una cuestión de inconstitucionalidad al hecho de que la Religión en la LOMCE fuera evaluable y computable y que tuviera una alternativa de Valores.

Pues bien, el Alto Tribunal dice que ambas cosas son plenamente constitucionales. Y los Tratados Internaciones están para cumplirse, pues estamos en un Estado democrático, social y de derecho. Y el Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español dice que la asignatura de Religión se integrará de manera equiparada al resto de disciplinas fundamentales y que el hecho de cursarla o no, no puede suponer discriminación ni para el que la cursa ni para el que no.

¿Qué aporta un área de Religión en la formación integral de aquellos alumnos que la deseen en su currículo como materia curricular en igualdad de derechos que el resto de las asignaturas? Esta es una pregunta clave. Y podemos afirmar que los alumnos la perciben como apasionante, pues descubren que lo que en ella aprenden les ayuda a comprender mejor la realidad, a relacionarse mejor con los demás, a tener todos sus sentidos atentos a cuanto les rodea, a abrirse a lo trascendente, a encontrar respuestas de sentido a los interrogantes básicos que se plantean.

Como decía Luis Eduardo Aute en una dedicatoria en el catálogo de su exposición «Templo»: «Desde el deseo de salvar el universo de lo trascendente que los necios intentan hacer desaparecer. Venceremos»

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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