Victorino Pérez Prieto

El Prado y el celibato opcional de los curas, una cuestión pendiente

"Es preciso abolir la obligatoriedad del celibato sacerdotal para que brillen las bondades del celibato opcional"

El Prado y el celibato opcional de los curas, una cuestión pendiente
Victorino Pérez Prieto

Y pensé ¿sería por fin el momento en el que el Prado reflexionara radicalmente, libremente, honestamente, sobre esa cuestión que toca algo tan profundo como la vivencia de la afectividad y la sexualidad de los curas católicos de rito romano

(Victorino Pérez Prieto).- El Prado es un colectivo de curas católicosque llevan más de cien años buscando vivir su vocación como curas pobres en medio de los pobres, en el seguimiento de Jesucristo pobre, tal como propuso su fundador, el cura lionés Antoine Chevrier (1826-1879).

Este attachement a Jesucristo –apego, adhesión, fascinación, voluntad de seguimiento– unido a un profundo interés por el Estudio de Evangelio desde la realidad de los pobres, hizo que este blogger estuviera intensamente unido a ellos durante años, participando activamente en la Asociación de Sacerdotes del Prado desde el grupo de curas pradosianos gallegos y escribiendo asiduamente en su revista. Los sacerdotes del Prado de España tuvieron recientemente su asamblea, con un lema expresivo y muy querido en su estilo: “Vivir y proponer la fe en Jesucristo desde el amor a nuestro mundo en cambio y la minoridad evangélica”.

Pero, con el contexto de los últimos escándalos de la Iglesia católica y de mi anterior post (“Caelibatus delendus est! Hay que abolir el celibato sacerdotal obligatorio”), me he acordado de ellos sobre todo por una sesión de formación sobre el celibato, que tuvieron hace un año y cuyos textos se publicaron recientemente. Y pensé ¿sería por fin el momento en el que el Prado reflexionara radicalmente, libremente, honestamente, sobre esa cuestión tan fundamental que toca algo tan profundo como la vivencia de la afectividad y la sexualidad de los curas católicos de rito romano; era una cosa que ya veníamos proponiendo algunos pradosianos hace muchos años (yo en particular ya antes de salir de la Asociación hace catorce años)? Pues parece que no, o no del todo.

La sesión del Prado llevaba un significativo título:

“El celibato, fuente de espiritualidad y fecundidad apostólica”. Lucio Arnaiz –actual responsable del Prado en España– decía en el saludo inicial que “el celibato es un don” para el presbítero y para la comunidad cristiana, a la que es enviado para “amar a todos con pasión, especialmente a los pobres, pecadores e ignorantes de nuestro tiempo”. Y reconocía que “los dones se pueden corromper”; por eso es necesario revisarlo y hacer “una puesta a punto para que la belleza del don brille en todo su esplendor”.

Pero esta sesión no afrontó suficientemente los peligros gravísimos del celibato sacerdotal obligatorio; solo se hablo de sus bondades. Y pienso que no sacaron las conclusiones necesarias: es preciso abolir la obligatoriedad del celibato sacerdotal para que brillen las bondades del celibato opcional. Es necesario revindicar para el bien de la comunidad cristiana la necesidad de que puedan ejercer plenamente el ministerio sacerdotal curas célibes y curas casados (¿Cuando osarán afrontar tambien el sacerdocio de la mujer?).

En el trabajo previo al encuentro, los curas del Prado habían reflexionado sobre varios puntos, haciendo buenas aportaciones:

1) Qué es lo más valioso que el celibato puede aportar a la vida y ministerio del sacerdote: libertad para vivir una entrega afectiva, gratuita y universal a la comunidad y a los pobres; ser una “pobreza que enriquece a muchos”.

2) Cuales son los signos de inmadurez en los sacerdotes a la hora de vivir el celibato: dependencia afectiva con una búsqueda de compensaciones ambiguas, “tirando de la cuerda sin que se rompa”, y creando adicciones, doble vida… agresividad y un aislamiento afectivo que no sabe integrar el mundo de los sentimientos y emociones, etc.

3) Propuestas para vivir sanamente el celibato sacerdotal: vida interior, acompañamiento y vida en equipo, volcarse en la misión, formación en lo afectivo-sexual, sobriedad y austeridad, aceptación y agradecimiento del celibato como don, “como componente del ministerio y no como añadido legal”… e incluso reclamar el celibato opcional.

Para leer el artículo completo, pinche aquí.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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