Nicolás Castellanos

Marisa Galiazzo, heroína anónima

Inició junto a su marido el "Hogar de Dios", un centro que es el grito de los pobres más pobres

Marisa Galiazzo, heroína anónima
Nicolás Castellanos

Tiene 34 niños con una larga lista de espera. Cuenta con un fisioterapeuta, un neurólogo, pediatra y dentista. Para poderse autofinanciar, han construido una pequeña lechería y planta procesadora para producir distintos productos lácteos, yogur, quesos

(Nicolás Castellanos).- Así califico a Marisa Galiazzo, voluntaria italiana que sirvió a los huérfanos pobres y personas discapacitadas, por 36 años en Saavedra, Bolivia.

El Centro Hogar de Dios, se inició el año 1988, dirigido por el matrimonio Marisa Galiazzo y Antonio Ceccato. En el 2001 aceptan un nuevo reto, brindar atención a los más necesitados con discapacidad.

Se vio pronto la necesidad de ampliar el centro con ayuda de familias italianas y se inauguró en agosto del 2006, con una capacidad para albergar 60 niños. Tiene 34 niños con una larga lista de espera. Cuenta con un fisioterapeuta, un neurólogo, pediatra y dentista. Para poderse autofinanciar, han construido una pequeña lechería y planta procesadora para producir distintos productos lácteos, yogur, quesos.

Marisa Galiazzo, de 76 años, falleció el 2 de octubre en el Hogar de Dios en Saavedra. Un signo evidente de que Dios la amaba fue la multitud de personas que participaron en el funeral, presidido por Mons. Tito Solari, Arzobispo emérito de Cochabamba, que siendo salesiano, antes de ser obispo auxiliar de Santa Cruz, les recibió como voluntarios misioneros laicos salesianos a Marisa y a Antonio Ceccato. Concelebraron con Mons. Tito, Nicolás Castellanos Obispo emérito de Palencia, el P. Javier, Provincial de los Salesianos, el P. Carlos Longo y otros cinco Salesianos más.

Marisa calladamente como vivió haciendo el bien a los pobres, se fue al encuentro del Padre. Sin embargo pasó por la vida como una heroína abnegada, anónima y entregada a la causa del Reino en el servicio a los pobres más pobres.

Marisa no pide medallas ni distinciones, pero sí invita a nuestras autoridades e instituciones a ser más responsables y colaboradoras con los hogares de huérfanos, centros de personas discapacitadas, que se debaten en la pobreza y no reciben de ellas la ayuda necesaria para ser atendidos dignamente.

Pedimos a las instituciones estatales, de la gobernación, municipales, mayor voluntad y decisión política para dar una ayuda suficiente a todas estas instituciones sociales que están haciendo el servicio que tenían que hacer ellas.

El «Hogar de Dios» es el grito de los pobres más pobres que tiene que ser escuchado por las instituciones públicas y la sociedad civil.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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