Pablo VI se siente herido, pero su gran amor por la Iglesia no fue nunca puesto en discusión. Y es justamente este amor el que, apenas dos años después de su elección, le lleva a escribir dos cartas de renuncia en caso de enfermedad incapacitante
(Antonio Aradillas).- A la letanía de santos homónimos invocados «Pablos», con sus diversos apellidos y connotaciones, además del «Apóstol de los Gentiles» por excelencia, conocido también como Saulo, o de Tarso, por su patria natal, la editorial de temas religiosos, así denominada, acaba de enriquecer su catálogo con un nuevo Pablo, por más señas, papa, y con el número cardinal de VI, y el nombre y apellido familiares de Giovanni Montini.
El título del libro, de 280 páginas, es el de «La barca de Pablo». Su autor es el sacerdote Leonardo Sapienza, regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, y Protonotario Apostólico, con varios libros en su haber, de oración y de catequesis sobre la vocación y las vocaciones, responsable además de la publicación de colecciones de máximas y pensamientos espirituales, así como de antologías sobre la figura de Pablo VI.
El autor desarrolla la idea de la elección del título, destacando que «en los años del pontificado de Pablo VI (1963-1978), la barca de Pedro, convertida en «la barca de Pablo», tuvo que navegar en un mar de críticas y enfrentamientos en torno a cuestiones como la «Humanae Vitae» o el «caso Lefevre».
«Pablo VI se siente herido, pero su gran amor por la Iglesia no fue nunca puesto en discusión. Y es justamente este amor el que, apenas dos años después de su elección, le lleva a escribir dos cartas de renuncia en caso de enfermedad incapacitante. Estas cartas aparecen publicadas aquí por primera vez, junto a un comentario del papa Francisco, al igual que importantes documentos en los que se hace referencia a los momentos más difíciles de su pontificado».
Por tanto, la aportación principal, original y valiosa que el libro de Leonardo Sapienza ofrece a tantos potenciales lectores, se concentra en el subtítulo «Cartas inéditas de Pablo VI«. He aquí un ejemplo: «21.XI- 74. (Por la tarde). Señor cardenal Villot, secretario de Estado: Pienso que será de su agrado que le remita los diferentes documentos que me ha sido entregados esta mañana durante la audiencia por el Rvdmo. P. Arrupe, prepósito general S. J., a fin de que pueda usted examinarlos cómodamente y arme una indicación orientativa en la audiencia de mañana, también para alguna eventual modificación del discurso preparado para el encuentro el día 3 con todos los integrantes de la Congregación General. ¿Le causo molestia tal vez al hacerlo? Pero Vuestra Eminencia ve cuán valiosa es para mí su sabia colaboración. Con cordial veneración, en Cristo, Paulus PP. VI»
Un libro de excepcional interés para conocer e interpretar de primera mano la historia de la Iglesia en los últimos tiempos, en los que comandó la barca de Pedro, es decir, de Pablo, uno de sus sucesores, teniendo que hacerlo por mares tan procelosos, cuya templanza, descubrimiento y aplicación de sus fuerzas -marejadas y marejadillas-, conciliares -Vaticano II- de redención y de vida, contribuyó positivamente la labor pastoral del ex arzobispo de Milán.
Consuela y anima pensar que, gracias a la labor editorial de «San Pablo», han de ser muchos los lectores quienes, recién canonizado Pablo VI, manifiesten su total sintonía con el comentario del papa Francisco: «He leído con asombro total estas cartas de Pablo VI, que me parecen un humilde, profundo y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia y una ulterior prueba de la santidad de este gran papa».
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