Al que tiene hambre hay que darle de comer, al que está enfermo hay que curarle. Pero hay que enseñarle a pescar, es decir la promoción integral. Pero poco sirve enseñarle a pescar si los ríos vienen contaminados
(Nicolás Castellanos Franco osa, Presidente de la Fundación Hombres Nuevos ).- Es necesario hacer memoria y recordar a las nuevas generaciones aquellos testigos, mártires que dieron la vida para que los pobres de América Latina tuvieran vida y recuperasen la dignidad de personas y de hijos de Dios.
En América Latina, Oscar Romero, Arzobispo de El Salvador es un icono, un referente mundial con fama universal. La famosa Universidad Católica de Lobaina (Bélgica) distinguió a Romero con el Doctorado Honoris Causa, como reconocimiento de su lucha en defensa de los Derechos Humanos, el 2 de febrero de 1980, justo 50 días antes de su asesinato. Los jóvenes de hoy, tienen que conocerle.
Nació en Ciudad Barrios en El Salvador, en 1917. Estudió en Roma, ahí fue ordenado Sacerdote en 1942. Pablo VI, le nombra Arzobispo de El Salvador en 1977 y muere de un disparo el 24 de marzo de 1980, celebrando la Eucaristía en el Hospital Divina Providencia.
¿Por qué mataron a Oscar Romero? Era un obispo conservador, bueno, piadoso, cercano a las oligarquías salvadoreñas. Cuando Pablo VI le nombra Arzobispo de El Salvador, los sectores conservadores lo celebraron, porque creían que iba contener a los sectores de la Iglesia partidarios del Concilio Vaticano II (1962 – 1965) y de la Conferencia de Medellín (1968).
Pero el 12 de marzo de 1977 se produjo un hecho que cambió la vida de Oscar Romero: El asesinato del jesuita Rutilio Grande, hombre de Dios, bueno. Creó las Comunidades Eclesiales de Base, la organización de los campesinos. Y era amigo de Romero, que reacciona fuertemente y el día 20 de marzo de 1977, suprimió todas las misas y se celebró una sola en la Plaza Barrios de El Salvador, a pesar de la oposición del Nuncio Apostólico y de varios obispos.
A partir de esta fecha y de este hecho, cambia radicalmente la predicación de Romero. En todas las homilías denuncia los atropellos contra los derechos de los campesinos, obreros y sacerdotes; a partir de la muerte del Rutilio Grande, cita con temor los textos de Medellín y pide una mayor justicia social.
Durante los tres años siguientes hasta su muerte en 1980, en todas sus homilías transmitidas por la Radio Diocesana YSAX denuncia la violencia del Gobierno Militar, los asesinatos cometidos por los escuadrones de la muerte y la desaparición de personas por los cuerpos de seguridad.
El 23 de marzo de 1980, un día antes de su muerte, Romero hizo desde la catedral un enérgico llamamiento al ejército Salvadoreño. Se conoció como la homilía de fuego. «Quiero hacer un llamamiento a los hombres del ejército, a la guardia nacional de la policía…. Ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice «No matar». Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión».
Y al día siguiente, 24 de marzo, le asesinaron
Como ven, Oscar Romero es Mártir del Reino por defender a los pobres, a los excluidos y marginados. Así ha sido reconocido por el obispo de Roma, Francisco, que le canonizó el 14 de octubre del 2018. En América Latina, como muy bien le calificó el obispo Pedro Casaldáliga será siempre San Romero de América.
¿Qué mensaje nos deja San Romero de América?
Al que tiene hambre hay que darle de comer, al que está enfermo hay que curarle. Pero hay que enseñarle a pescar, es decir la promoción integral. Pero poco sirve enseñarle a pescar si los ríos vienen contaminados. Por eso hay que hacer un cambio de estructuras de pecado.´
San Romero de América, tiene que provocar ser creyentes convencidos que rezamos, celebramos la fe y nos comprometemos seriamente como Oscar Romero con la opción por los pobres.
Y cabe hacer preguntas a la luz del camino recorrido por San Romero de América.
¿En la Iglesia de hoy, obispos, sacerdotes, religiosos, laicos respondemos a Jesús, al Reino que anunció, al mensaje profético de Francisco, en el nuevo contexto de la modernidad liquida? En esta sociedad consumista, injusta, insolidaria, olvidada de Dios y entregada al ídolo dinero, ¿tenemos algo de la voz profética de San Oscar Romero, o más bien estamos afónicos o sin voz, en comunidades instaladas, aburguesadas, que parece que han perdido el Norte del Concilio Vaticano II, la aplicación creativa de Aparecida o el mensaje del Obispo de Roma? ¿Dónde queda la Teología de la Liberación?
«¿Dónde están los profetas?,
que en otro tiempo nos dieron
las esperanzas y fuerzas para andar «
Sin profecía se oscurece la utopía del Reino. Esta es la gran lección de San Romero de América.