Nuestra Diócesis no estaba enferma. Quizás lo que se ha generado ahora con todo este proceso necesite de CURACIÓN
(José M. Vidal).- Bajan cada vez más revueltas las aguas de la diócesis de Cádiz. Denostado por curas y fieles, el obispo Zornoza rige la diócesis como si fuese la sucursal de una multinacional o su cortijo. Al frente del negociado económico, puso a su amigo, el canónigo de la catedral y ecónomo, Antonio Diufaín, que ejecer como auténtico virrey de la Bahía.
El ecónomo (un sacerdote foráneo), de claras tendencias rigoristas, presume privada y públicamente de haber unificado el sistema contable de la diócesis y presenta un presupuesto consolidado de algo más de 16 millones de euros, después de haber tapado un agujero de más de dos millones de euros que arrastraba la institución eclesiástica. Y concluye su alegato, publicado en ‘La Voz digital‘, con una frase al más puro estilo de los ‘tiburones’ financieros de Wall Street: «La diócesis de Cádiz está ahora totalmente saneada».
La indignación entre los fieles y el clero es total. Y eso que muchos de ellos todavía no conocen las ‘artes’ utilizadas por este mago de las finanzas (¡que tiemble Barriocanal, gerente del episcopado) para ‘sanear’ la diócesis.
Entre los curas, algunos son de la ‘camarilla’ del duo obispo-ecónomo; la mayoría calla por miedo; otros, con buena voluntad y desde una mística pía, se hacen cómplices de los abusos jerárquicos; algunos pagan en sus propias carnes las iras curiales. Y sólo algunos se atreven a alzar la voz públicamente.
Uno de ellos es Rafael Vez, también canónigo de la catedral como Diufaín, pero del clero nativo, es licenciado en Sagrada Liturgia, Profesor del Seminario Diocesano, párroco de Santa Catalina de Alejandría de Conil de la Frontera y Administrador Parroquial de San Ambrosio, El Palmar, Vejer
El padre Vez, que lleva 27 años de cura y las ha visto de todos los colores, ya no aguanta más los desmanes del ecónomo de monseñor Zornoza. Por eso, escribía esto en su Facebook, como respuesta a Antonio Diufaín:
Porque si votas a quien contradice tu fe no se rompe tu voto, sino tu fe https://t.co/7L48bzzRKh
— Antonio Diufaín Mora (@adiufain) 22 de noviembre de 2018
Texto íntegro de Rafael Vez
NO CREO QUE SANEAR SEA EL TÉRMINO ADECUADO.- ¿Restituir la salud a una persona, un animal o un organismo que estaba enfermo? Lamento no coincidir con esa euforia, con aires de prepotencia, que destila la información presentada en la Voz Digital.
He visto sufrir a un obispo jubilado en la puerta de un Juzgado, sin temblarle el paso firme, acompañando de unos pocos de curas, a los que se insistió que no le acompañasen.
He visto no temblarle la voz al decir en voz alta que volvería a hacer lo que hizo por sus gentes, por los más desfavorecidos.
He visto cuestionar el trabajo de muchos buenos y santos sacerdotes.
He visto el desprecio constante y humillante a las palabras y gestos de sacerdotes.
He visto la soledad de muchos en medio del sufrimiento.
He visto el mirar a un lado, y el ‘no sé-no entiendo’, de aquellos que tenían responsabilidad y posibilidad de parar todo esto.
He visto llorar a familias humildes y trabajadoras, gente buena, que lo han perdido todo.
He visto el trato vejatorio dado a los trabajadores del Obispado, Cáritas y algunas Parroquias, a la hora de despedirlos.
He visto llorar a jóvenes y mayores injustamente, sin comprender actuaciones.
He visto familias destrozadas y en la ruina.
He visto acampar, en estos últimos tiempos entre nosotros, el miedo, el silencio, la constante sospecha, el desprecio.
He visto el control férreo a todo lo que se hace, el buscar información por detrás, por la espalda, con Decretos, cuestionando la honradez y la confianza puesta en muchos.
He visto cómo el ansía de dinero ha campado a sus anchas.
He visto cómo se sangra a las economías de las parroquias, que a duras penas se sostienen.
Antonio Diufaín
He visto como se deniegan ayudas a unos, pero a otros, los que son de los nuestros, se les conceden.
He visto muchas cosas…. y NO ME PIENSO CALLAR.
¿Sanear dejando profundas heridas abiertas?
¿Sanear haciendo daño a muchas personas sencillas y humildes?
¿Sanear echando a tantos trabajadores, con trato vejatorio y de malas maneras, llegando «in extremis» a acuerdos prejudiciales, para no salir en la prensa?
¿Sanear generando un ambiente de desconfianza sobre todo y sobre todos? ¿Sanear echando por tierra el trabajo de los demás?
¿Sanear colocando a «amigotes y conocidos»?
¿Sanear «exprimiendo» al pobre? ¿Sanear con dinero que no era nuestro?
Perdonen pero una economía que no se pone al servicio del hombre no es sana.
Rafael Vez
Cuando se coloca en el vértice los beneficios de la empresa y se olvida a la gente que forma parte de ella, esa economía no es SANA.
Cuando la Iglesia se maneja con los dictámenes de una empresa pura y dura, olvida lo esencial, que es una FAMILIA. Lo importante no son los beneficios, sino las personas que la componen. Que lo que debe reinar es la CARIDAD.
No soy un iluso al pensar que el dinero no es necesario para nuestra labor. Sin él, muchas cosas no podrían realizarse. Pero más importante son las personas, por ellas apostó SIEMPRE Jesús de Nazaret, aunque ello le supusiera pérdida.
Nuestra Diócesis no estaba enferma. Quizás lo que se ha generado ahora con todo este proceso sanador, sí necesite CURACIÓN.
El daño que se ha hecho a las personas sencillas y buenas, o incluso necesitadas de mejora, tardará en cicatrizar muchos años. Y el dolor que se ha inflingido en los humildes marcará su corazón para siempre.
Creo que aún estamos a tiempo de parar todo esto.
Que la gente pueda alzar la voz sin miedo y decir cómo se siente, cómo está.
Nos han robado la ilusión y la esperanza, sembrando miedo y desconfianza, pero estoy convencido de que no nos robarán la LIBERTAD.
29 de julio: DOMINGO XVII ORDINARIO “B” https://t.co/ZTi7lFi5ZN
— Antonio Diufaín Mora (@adiufain) 4 de agosto de 2018