Un miembro de mi equipo y yo enviamos un dosier con todos los documentos que demuestran la verdad al Vaticano y a Caritas Española, pero nadie nos ha contestado nunca
(José M. Vidal).- Juan Luis Torrejón ha experimentado en carne propia cómo se las gasta Rafael Zornoza. El obispo de Cádiz le nombró director de Cáritas diocesana y, al cabo de unos cuantos meses, lo echó sin contemplaciones, por negarse a dejarle gastar en otras cosas el dinero de los pobres. Asegura que el prelado «no es la persona adecuada para el puesto que ocupa» y lanza un llamamiento a los miembros de Cáritas, desanimados y desorientados, para que «se unan y hablen de una vez».
¿Cuánto tiempo fue director de Cáritas Cádiz?
Algo menos de un curso.
¿Quién le nombró para el cargo?
Al director diocesano de Caritas lo nombra el obispo. A mí me propusieron creo que por mi trayectoria de trabajo con la Iglesia y mi formación y experiencia en lo social.
¿Quién le despidió del cargo?
Me despidió también el obispo. El día que me echó le dije: «Siento mucha tristeza por la esperanza que hemos depositado en los equipos de Caritas con los que trabajamos. Me gustaría seguir, sobre todo porque hemos iniciado muchos proyectos y la gente no quiere que me vaya y, además, porque tengo muy claro que es el Espíritu Santo el que me ha traído aquí». Y el obispo me contestó: «Sí, el Espíritu Santo te ha traído, pero yo te he nombrado».
Dice usted que lo despidió «por no dejarle gastar el dinero de los pobres, entre otras cosas». ¿En qué quería gastarse el obispo o en que se gastó el dinero de los pobres?
No se lo gastó, porque era yo el que tenía que autorizarlo con mi firma. Por eso me quitó. El insistía en la idea de que el obispado tenía muy poco dinero y Caritas, mucho, con lo cual Caritas tenía que contribuir. Yo le decía que siempre había oido que en la Iglesia se respetaba la voluntad del donante y por tanto que el dinero de Caritas era para los pobres y que los gastos se debían aprobar en la Asamblea de Caritas. Por ejemplo, me pidió que contribuyéramos con 13.000 € para pagar parte de una auditoría que quería hacer en las cuentas del obispado, a pesar de que Caritas ya tenía y tiene sus propias auditorías inmensamente más baratas. Luego pretendía cobrarnos un alquiler por un centro que el mismo obispado había cedido a Caritas, para que Caritas lo rehabilitara y lo usara. Una vez que estuvo rehabilitado con subvenciones y ayudas, pretendía cobrarnos el alquiler. Todos los miembros de mi equipo, incluido el delegado episcopal, sabíamos que eso era algo que no procedía.
Acusa usted al obispo de ser un «hipócrita que sirve al dinero en vez de servir a Dios». Una acusación muy grave.
¿No le parece usted de alguien hipócrita pregonar por toda la diócesis que las cosas buenas que hacemos en la Iglesia, las obras sociales, deben ser publicadas para que todo el mundo sepa quién las hace? ¿No es de hipócrita visitar a los presos de la carcel para salir en el periódico y que todo el mundo lo vea? ¿No le parece a usted de hipócrita pregonar el domingo que todos somos hermanos y entre semana dedicarse a enviar burofax, como el peor de los usureros, para desahuciar a una familia de un piso del obispado, porque no puede pagar el alquiler? A los clérigos que actuaban así en su época Jesucristo los llamaba hipócritas. Hoy hay otros calificativos.
Asegura usted también que le duele sobre todo el silencio de los cómplices. ¿A quién se refiere?
Cuando yo me fui, escribí una carta en la explicaba lo que había ocurrido y el obispo se sintió atacado y pidió el apoyo de los cristianos. Varios colectivos, públicamente, dijeron que el señor obispo estaba siendo atacado y que ellos apoyaban al señor obispo. A ésos que firmaron, sirviendo al poder y no a la verdad, me refiero. Y también a los que me dijeron ‘tu tienes la razón, pero no hables, cállate y vete’. Y también me refiero a los que me enseñaron que la fe era luchar contra la injusticia, pero se referían solo a cuando la injusticia venía de otro lado. Cuando la injusticia ha venido del obispo, entonces han dicho que hay que perdonar. Aunque habría que añadir que muchos otros y otras, gente más coherente y valiente, sí me apoyaron y me siguen apoyando.
¿Por qué los sacerdotes no denuncian las ‘fechorías’ de su obispo? ¿Por miedo a represalias, por acomodación?
Eso se lo tendrá que preguntar a ellos. En el mejor de los casos, hay una idea que yo nunca he compartido y es la de que querer a la Iglesia consiste en no reconocer sus errores. Y no la comparto, porque en el fondo no es más que una simple falta de esperanza. La evitación es una forma de abordar los conflictos cuando uno no cree que pueden ser superados.
¿Ha denunciado usted su caso y otros casos de Cáritas ante Nunciatura o a la Congregación de Obispos del Vaticano?
Un miembro de mi equipo y yo enviamos un dosier con todos los documentos que demuestran la verdad. Lo enviamos al Vaticano y a Caritas Española. Y otros colectivos han enviado y siguen enviando quejas similares. Nunca nadie nos ha contestado. La propia organización de la iglesia con su falta de democracia y de verdaderos instrumentos de participación es el gran problema. Dice José María Castillo «la jerarquía eclesial tal como se comporta y tal como está organizada es el mayor impedimento para acercar las personas a Dios».
¿Teme que el obispo tome represalias con el canónigo Rafael Vez, por haberse atrevido a denunciar públicamente la situación de la diócesis?
El articulo que he leído de Rafael Vez no dice más que la verdad y está muy bien dicha. Me da la impresión de que ya empiezan a no ser muy normales los problemas de la gente con este obispo. Con lo cual, creo que, si toma represalias, se equivoca. Le recomendaría (aunque no creo que le interesen mis recomendaciones) que reflexione, que utilice todo esto para su propia conversión y que empiece a hacer las cosas de otra manera.
¿Cuáles son los principales «errores» que le achaca usted a monseñor Zornoza?
El Papa Francisco es el hombre adecuado en el puesto adecuado. El obispo Zornoza es lo contrario.
¿Hay salida y cuál para la diócesis de Cádiz?
La verdad que veo poca salida. Y no sé muchas cosas. Lo que si sé es que Iglesia viene de la palabra griega ‘ecclesia’, que significa asamblea. Y si alguna vez la religión cristiana convenció a la gente, era porque se veía precisamente ese carácter asambleario tan extraordinariamente novedoso y tan distinto de otras religiones y culturas: la unión y la decisión de todo entre todos.
La jerarquía de la Iglesia nunca ha cambiado nada. Si algo tiene que cambiar, lo tendremos que cambiar desde abajo. Pero todo el mundo me dice que soy un ingenuo y tienen mucha razón. No sé.
¿Alguna cosa más?
Para despedirme, Sr Vidal, quiero hacer un llamamiento a los equipos de Caritas. A las Caritas parroquiales, locales y arciprestales y a mis compañeros del equipo de Caritas de la Diocesis de Ceuta. Muchos me conocéis. Pusimos en marcha las escuelas de padres, simplificamos los procedimientos para repartir fondos económicos de Caritas diocesana, emprendimos proyectos, pisos de acogida etc. Y sobre todo generamos ilusión y esperanza.
Sé que el obispo cambió los estatutos nada más destituirme. Sé que estáis coordinados por un delegado episcopal y una directora que no tienen ni formación en lo social, ni ninguna experiencia previa de trabajo con los pobres. Nada que les dote de la mínima autoridad moral. Y también sé que a varias de las personas que sabían gestionar las subvenciones y los proyectos o las han despedido o las han apartado.
Todo esto no lo podéis seguir permitiendo. Me han dicho por varios lugares que la actitud de alguna gente está siendo la de no participar, desmotivarse, no asistir… Esa actitud no es buena. Tenéis que uniros y tenéis que hablar de una vez. Las personas cada vez creen menos en la Iglesia por todas esas actitudes, pero todo el mundo respeta a Caritas por su lucha incondicional contra la pobreza, por su constante denuncia profética libre y valiente.