Olivier Du Roy, en Ciudad Nueva

La regla de oro

Una máxima universal

La regla de oro
Olivier Du Roy, en Ciudad Nueva Ciudad Nueva

El nuevo libro de CN es profundo. Y bien confeccionado. De fácil lectura. Es un veraz descubrimiento del OTRO, con letras mayúsculas y también con minúsculas

(Antonio Aradillas).- Reglas o normas –«preceptos jurídicos o modelos de algo»– hay muchas. «De oro», es decir, extraordinariamente buenas o valiosas, hay pocas. Poquísimas. El oro está caro y de su aplicación y valía, sus potenciales usuarios tienen poco interés en ponderarlo.

Es posible que esta sea parte de la explicación de la importancia de la lectura de este libro con el título de «La regla de oro» y el aditamento de «Una máxima universal», editado por «Ciudad Nueva -CN-» en su colección «En diálogo: cultura y sociedad», cuyo autor es Olivier Du Roy, doctor en Teología por la Universidad de Estrasburgo.

Se echaba de menos un libro en castellano sobre la máxima de moral universal «no hagas a los demás lo que no querrías que te hicieran», atestiguada en todas las culturas y religiones del mundo a partir del siglo V antes e Cristo, desde Confucio, el budismo, el hinduismo, el antiguo Egipto, Mesopotamia, al mazdeismo… hasta la Biblia y el Islam.

«La obra analiza las distintas formas que puede adoptar esta máxima, disipa los posibles malentendidos que genera y describe su difusión geográfica y sus avatares en el pensamiento moral occidental. También pone de manifiesto la paradoja de su posición en el pensamiento cristiano, que la considera como la expresión de la ley natural, pero que, en la enseñanza de Jesús, implica la exigencia de amar incluso a los enemigos».

 

 

Es bueno, justo, equitativo y saludable ecuménicamente, recordar lo que el autor escribe en la página 79 acerca de «lo asombroso que es que Lutero, al interpretar la regla de oro invitándonos a ponernos en el lugar del otro, muestre cómo Cristo lo hizo con nosotros; según esta regla «los bienes de Dios han de pasar de unos a otros y pertenecer a todos, o sea, cada cual cuidará a su prójimo como a sí mismo. Los bienes divinos emanan de Cristo y entran en nosotros: de Cristo, de aquél cuya vida estuvo dedicada a nosotros, como si fuera la suya propia».

En este mismo sermón «De libertate christiana», Lutero nos muestra cómo el mismo Cristo aplica la regla de oro, de cuyo hecho el autor Olivier nos hace un breve e interesante resumen en la página 180.

Conviene tener en cuenta que las fórmulas más corrientes encontradas, y estudiadas, de la regla de oro, en su forma negativa son estas:»No hagas a los demás lo que no quisieras que te hicieran a ti» y «Lo que reprochas a los demás, no lo hagas tú». En su forma positiva: «Trata a los demás como te gustaría ser tratado», o «Hay que actuar con el hermano, tal y como consideramos que él debe comportarse con nosotros».

El nuevo libro de CN es profundo. Y bien confeccionado. De fácil lectura. Es un veraz descubrimiento del OTRO, con letras mayúsculas y también con minúsculas. Su lectura y meditación decidirán en gran parte, en unos, y aún de manera decisiva, en otros, la nota que en esta y en la otra vida, se recibirá en el examen de una asignatura como «la regla de oro» de tanta importancia para la convivencia humana y divina.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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