Fernando Millán O Carm., en Sal Terrae

‘Signos, gestos, guiños. Reflexiones sobre la vida religiosa de nuestros días’

"Salmodia su contenido con humildad sobrenatural y grandeza de ánimo"

'Signos, gestos, guiños. Reflexiones sobre la vida religiosa de nuestros días'
Fernando Millán

Se trata de un santo y sagaz artilugio, al dictado de otros carmelitas, como santa Teresa de Jesús o san Juan de la Cruz, para decir y evangelizar verdades como puños

(Antonio Aradillas).- «Dedicado a mis hermanos de la Provincia Bética que me han acompañado y ayudado a ser un Carmelita feliz», con la nota obsequiosa de que «los derechos de autor de este libro van destinados a misiones carmelitas de Burkina Faso y Venezuela, dos países maravillosos donde abundan tantos signos, gestos y guiños por parte de Dios,», acabo de leer las 148 páginas de que consta este bello, amable y carmelitano libro. El subtítulo –«Reflexiones sobre la vida religiosa de nuestros días»– salmodia su contenido con humildad sobrenatural y grandeza de ánimo. Con fidelidad a la obra de Dios y a la interpretación religiosa que toda persona, sea o no cristiana, se siente obligada a relacionarse con Él y así, de manera sencilla y veraz, vive y convive consigo mismo y con los demás.

El autor del libro es Fernando Millán Romeral, profesor que fuera de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, invitado en la Gregoriana de Roma, miembro de redacción de la revista «Sal Terrae», y que desde el año 2007 es «Prior General de la Orden del Carmen». El libro lo edita «Sal Terrae» en su colección de fama internacional «Servidores y Testigos», que por sí misma se recomienda. Acerca de su contenido en líneas generales, hay que referir que «durante años, el padre carmelita fue publicando en la revista «Vida Religiosa» de Madrid, una serie de artículos en los que trataba de modo aparentemente desenfadado e informal cuestiones de hondo calado para la vida de nuestro tiempo».

De lo de «informal y desenfadado», casi nada de nada. Se trata de un santo y sagaz artilugio, al dictado de otros carmelitas, como santa Teresa de Jesús o san Juan de la Cruz, para decir y evangelizar verdades como puños, y en cuyo contesto, por ejemplo, hay que ubicar el párrafo de la página 43 cuyo título es «Reformar la Curia (¡y las curias¡). Lisa y carmelitanamente dice así:

«No me refiero solamente a la reforma de «las curias de nuestras órdenes y congregaciones (¡que también¡), sino las curias en la acepción más negativa de la palabra, que cada uno de nosotros llevamos dentro. Esas tentaciones, cómoda rutina ambición, protagonismo, falta de disponibilidad, «carrerismo», faltas de sensibilidad… arraigan en el corazón del creyente y hay que reformarlas constantemente. La reforma de la Curia puede ser importantísima, pero la de nuestras curias personales es esencial y quizás más difícil. Los seres humanos tenemos una habilidad especial para proyectar nuestros males y problemas en una entidad anónima y sin rostro, lo que nos descarga de responsabilidad, pero el Padre Eterno no nos preguntará cómo estaba la Curia romana en nuestro tiempo, sino cómo van nuestras curias interiores…No debemos perderlo de vista».

 

Huelga reseñar que nuestro padre carmelita, otrora, es decir, en los «santos» -«santísimos»- tiempos inquisitoriales teresianos y sanjuanistas, se hubiera visto obligado «en el nombre de Dios» a visitar las dependencias del sagrado tribunal anti y ante conciliar. El capítulo de «Homilías y mediaciones» de las pp. 109 y ss. les habrían aportado a los señores inquisidores material sobrado como para encender las hogueras «fervorosas» de las que solo por la gracia de Dios se libró el padre agustino Fray Luís de León.

Escritores, o «escribidores», como Fernando Millán, en sus eremitorios y alrededores, pero con los pies siempre colocados en el suelo de los problemas, nos faltan en la actualidad «franciscana» eclesial y así, de esta manera, «el contemplativo – el verdadero contemplativo- será siempre un poeta y un profeta», que son las últimas palabras de este libro carmelitano, al que yo me limito a colocarle el «Amén» de la plena aquiescencia y sin ritualismo alguno.

Para saber más acerca del libro, pincha aquí:

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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