Desazón. El obispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, se ha mostrado en desacuerdo con el último documento pastoral del Vaticano para la Iglesia china, que ofrece unas líneas generales sobre cómo proceder en el país, sin «forzar» la conciencia de nadie –por lo que pide que se respete la conciencia católica– y planteando que la clandestinidad no está contemplada como «normal» en la Iglesia.
Por eso, el cardenal Zen, que considera que la clandestinidad es «una decisión inevitable», ha presentado una crítica de nueve puntos al papa Francisco y al cardenal Pietro Parolin durante su última visita a Roma, en el que describe sus inquietudes sobre el documento.
«Este documento», ha subrayado el purpurado chino, «ha cambiado radicalmente lo que es normal y lo que es anormal, lo que es correcto y lo que es lamentable. Quienes lo escribieron esperan que la minoría compungida muera de forma natural. Con esta minoría no me refiero solo a sacerdotes clandestinos, sino también a los muchos hermanos de la comunidad oficial que han trabajado con gran tenacidad para lograr el cambio, esperando el apoyo de la Santa Sede».
En su crítica, el cardenal Zen ha comentado, sección por sección, por qué el documento pastoral «no llega a ningún cuidado pastoral real» de los miembros de la Iglesia en China, destacando, principalmente, que «la condición de clandestinidad no debe ser entendida como normal en la Iglesia» del país.
«Cuando los hermanos de China me preguntan qué hacer, siempre doy la respuesta: respetar las elecciones de los demás y permanecer firme en la convicción de nuestra conciencia. Esto se debe a que no tengo autoridad para imponer mi opinión a los demás sobre lo que es correcto o incorrecto. Pero, ¿no tiene la Santa Sede la autoridad y, por lo tanto, el deber de aclarar precisamente esto a los miembros de la Iglesia? ¿Están haciendo eso las Directrices pastorales?”, se ha cuestionado el obispo emérito de Hong Kong.
